martes, 16 de febrero de 2021

MIÉRCOLES DE CENIZA

 

La liturgia de este día es doble: imposición de la ceniza[1] y sacrificio eucarístico. Tenemos ahí el vestigio de una antigua ceremonia. La ceniza se imponía en la iglesia de la Colecta o reunión, es decir, la de Santa Anastasia; el sacrificio se celebraba en la iglesia de la Estación, la de Santa Sabina, que se alzaba en el Aventino. Llevando la ceniza sobre sus cabezas, el Papa y los cristianos de Roma iban desde Santa Anastasia hasta Santa Sabina, con los pies descalzos, implorando misericordia, para empezar los ejercicios de la milicia cristiana con el santo ayuno de la Cuaresma y para luchar contra los espíritus del mal con las armas de la abstinencia. (Bendición de las cenizas). Es un resto de la penitencia pública a que se sometía a los pecadores en los primeros siglos. Antes de ser apartado de los fieles, el pecador era salpicado con ceniza, símbolo de penitencia, y vestido con el humilde hábito penitencial. Al suprimirse el uso de la penitencia pública, alrededor del año 1000, la ceremonia se extendió a todos los cristianos. Todo cristiano fervoroso debe presentarse con humildad y espíritu de penitencia a recibir la ceniza y a escuchar las graves palabras que pronuncia el sacerdote al imponerla: «Acuérdate, hombre, que eres polvo y al polvo has de volver». Los textos de la Misa están inspirados todos en esta idea de la penitencia. Dios es siempre misericordioso para con todos los que se convierten a Él. (Introito); pero importa rasgar los corazones más que los vestidos (Epístola). El que ayune generosamente, no por agradar a los hombres (Evangelio); el que reciba con la debida piedad las venerables solemnidades del ayuno (Oración), ese podrá cantar: «Te exaltaré, Señor, porque me recibiste y no alegraste a mis enemigos sobre mí. Clamé a Ti y me sanaste» (Ofertorio).

 

1º - Bendición de la Ceniza.

   Antes de la Misa conventual o parroquial se bendice la ceniza, sacada de los ramos benditos del año anterior. Los ministros del altar usan ornamentos morados, cual corresponde a ese rito penitencial. Tanto los textos como el canto que los acompaña son una exhortación a la compunción del corazón y a la penitencia y enmienda de la mala vida pasada. Asistamos con devoción y santa tristeza a esta ceremonia venerable que nos introduce en el ayuno de la sagrada Cuaresma, y al llegarnos el turno para recibir la ceniza bendita, inclinemos humildemente la cabeza, y acatemos con resignada sumisión la sentencia de muerte que, en nombre del Creador, nos dicta a cada uno hoy la Santa Iglesia

El sacerdote, revestido de capa morada, o sin casulla, procede a la bendición de la ceniza. El Coro empieza cantando:

    

Antífona Salmo LXVIII, 17. - Exáudi nos, Dómine, quóniam benígna est misericórdia tua: secúndum multitúdinem miseratiónum tuárum réspice nos, Dómine. Salmo ibid., 2 Salvum me fac, Deus: quóniam intravérunt aquæ usque ad ánimam meam. V. Glória Patri.

Repetitur Exáudi nos.

   Antífona - Escúchanos, Señor, ya que tu misericordia es benigna; vuelve a nosotros, Señor, tus ojos, inmensamente compasivo como eres y bondadoso. Salmo. Sálvame, Dios mío: Porque las aguas de la tribulación han anegado mi alma. V. Gloria al Padre. - Se repite: Escúchanos.

   Se repite: Exáudinos 
   
Luego el sacerdote dice:

   V. Dóminus vobíscum
    R
Et cum spíritu tuo   

    V. El Señor sea con vosotros
    R
Y con tu espíritu 

1ª Oración[2]

   

Omnípotens sempitérne Deus, parce pæniténtibus, propitiáre supplicántibus: et míttere dignéris sanctum Angelurn tuum de cœlis, qui bene+dícat, et sanctí+ficet hos cíneres, ut sint remédium salúbre ómnibus nomen sancturn tuum humíliter implorántibus, ac semetípsos pro consciéntia delictórum suórum accusántibus, ante conspécturn divinæ cleméntiæ tuæ facínora sua deplorántibus, vel sereníssimam pietátem tuam supplíciter obnixéque flagitántibus: et præsta per invocatiónem sanctissimi nóminis tui; ut, quicúmque per eos aspérsi fúerint, pro redemptióne peccatórum suórum, córporis sanitátem, et ánimæ tutélam percípiant. Per Christum Dóminum nostrum.   

R. Amen.

    Oh Dios eterno y todopoderoso, sé propicio a los que te ruegan, perdona a los pecadores arrepentidos: y dígnate enviar del cielo a tu santo Ángel, que ben+diga y santi+fique estas cenizas, para que sean remedio saludable para todos aquellos que humildemente invocan tu santo nombre, confiesan que son pecadores, y, arrepentidos de sus faltas, se postran delante de Ti implorando tu misericordia: concédeles, por la invocación de tu santísimo nombre, que todos los que fueren espolvoreados con estas cenizas, en remisión de sus pecados, consigan la salud del cuerpo y la protección
del alma. Por Jesucristo Nuestro Señor. R. Así sea.

2ª Oración

 

   

Deus, qui non mortem, sed pæniténtiam desíderas peccatórum: fragilitátem conditiónis humánæ benigníssime réspice; et hos cíneres, quos causa proferéndæ humilitátis, atque promeréndæ véniæ, capítibus nostris impóni decérnimus, bene+dícere pro tua pietáte dignáre; ut, qui nos cínerern esse, et ob pravitátis nostræ deméritum in púlverern reversúros cognóscimus; peccatórurn ómnium véniam, et prǽmia pæniténtibus repromíssa, misericórditer cónsequi mereámur. Per Christum Dóminum nostrum.    

   R. Amen.

    

Oh Dios, que no quieres la muerte, sino la conversión de los pecadores: mira con suma compasión la condición de la humana flaqueza, y dígnate, misericordioso, ben+decir Tú mismo estas cenizas, que vamos a recibir sobre nuestras cabezas en señal de la humildad cristiana y prenda del perdón que esperamos para que, reconociendo que somos polvo y en polvo debemos convertirnos, merezcamos alcanzar de tu misericordia el perdón de todos los pecados y el galardón prometido a los que hacen penitencia. Por Jesucristo Nuestro Señor. R. Así sea.

3ª Oración

   

Deus, qui humiliatióne flécteris, et satisfactióne placáris: aurem tuæ pietátis inclína précibus nostris; et capítibus servórurn tuórum, horurn cínerum aspersióne contáctis, effúnde propítius grátiam tuæ benedictiónis: ut eos et spíritu compunctiónis répleas, et quæ juste postuláverint, efficáciter tríbuas; et concéssa perpétuo stabilíta, et intácta manére decérnas. Per Christum Dóminurn nostrum.    

   R. Amen   

    

Oh Dios, que te dejas vencer por la humillación y te aplacas por la penitencia: escucha misericordiosamente nuestros ruegos y derrama generoso la gracia de tu bendición sobre las cabezas espolvoreadas de ceniza de tus siervos; de suerte que los llenes del espíritu de compunción y a la vez atiendas eficazmente sus justas peticiones, disponiendo, además, que duren para siempre, firmes e intactas, las gracias por Jesucristo Nuestro Señor. R. Así sea.

4ª Oración

Omnípotens sempitérne Deus, qui Ninivítis in cínere et cilício pæniténtibus, indulgéntiæ tuæ remédia præstitísti: concéde propítius; ut sic eos imitémur hábitu, quátenus véniæ prosequámur obténtu. Per Christum Dóminum nostrum.

   R. Amen   

    

Oh Dios omnipotente y eterno, que concediste los remedios de tu perdón a los ninivitas mientras hacían penitencia en la ceniza y el cilicio, haz de modo que nosotros tan fielmente les imitemos en la penitencia, que alcancemos también la gracia de tu perdón. Por Jesucristo Nuestro Señor, que contigo vive y reina. R. Así sea.

2º - IMPOSICIÓN DE LA CENIZA

   Terminadas estas Oraciones, el Celebrante rocía la Ceniza con agua bendita y la inciensa. Luego el Sacerdote más digno le impone la Ceniza en la cabeza, y si no hay otro Sacerdote, se la impone él a sí mismo. Entre tanto, se acercan los fieles al comulgatorio, y, de rodillas, reciben del Celebrante la Ceniza en la cabeza[3] con esta fórmula:

   Meménto, homo, quia pulvis es, et in púlverem revertéris.

   Acuérdate, hombre, que eres polvo, y que en polvo has de convertirte.[4] 

   Entre tanto, canta el coro:

   Antiphona Joël. 2, 13 - Immutémur hábitu, in cínere et cilício: jejunémus, et plorémus ante Dóminum: quia multum miséricors est dimíttere peccáta nostra Deus noster.

    Antífona - Cambiemos nuestro vestido por la ceniza y el cilicio; ayunemos y lloremos en la presencia del Señor; pues es nuestro Dios inmensamente misericordioso para perdonarnos los pecados.

 

   Alia antiph. Ibid. 17 et Esth. 13, 17 - Inter vestíbulum et altáre plorábunt sacerdótes minístri Dómini, et dicent: Parce, Dómine, parce pópulo tuo et ne claudas ora canéntium te, Dómine.  

    Otra Antífona - Entre el vestíbulo y el altar, llorarán los sacerdotes, ministros del Señor, diciendo: Perdona, Señor, perdona a tu pueblo; y no cierres la boca de los que a Ti claman, oh Señor.

Responsorium Esth. XIII et Joël. II

   Emendémus in mélius, quæ ignoránter peccávimus: ne súbito præoccupáti die mortis, quærámus spátium pæniténtiæ, et inveníre non possímus. * Atténde, Dómine, et miserére: quia peccávimus tibi. V. Ps. 78, 9 Adjuva nos, Deus salutáris noster: et propter honórem nóminis tui, Dómine, líbera nos. Atténde, Dómine, et miserére: quia peccávimus tibi. V. Glória Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto. Atténde, Dómine.    

    Enmendémonos y mejorémonos en aquello en que por ignorancia hemos faltado; no sea que, sorprendidos por la muerte, busquemos el tiempo de arrepentirnos y no podamos encontrarlo. Óyenos, Señor, y ten piedad, porque hemos pecado contra Ti. V. Ayúdanos, oh Dios Salvador nuestro; y líbranos por la gloria de tu nombre. Óyenos, Señor. Gloria al Padre. Óyenos, Señor.

   Terminada la imposición de la Ceniza, dice el Sacerdote:

   V. Dóminus vobíscum
    R
Et cum spíritu tuo      

    V. El Señor sea con vosotros
    R
Y con tu espíritu 

Oración final

   Concéde nobis, Dómine, præsídia milítiæ christiánæ sanctis inchoáre jejúniis: ut contra spiritáles nequítias pugnatúri, continéntiæ muniámur auxíliis. Per Christum Dóminum nostrum.

   RAmén.     

   Concédenos, Señor, la gracia de comenzar, con los santos ayunos, la carrera de la milicia cristiana[5]: a fin de que, luchando contra la perversidad de los espíritus malignos, seamos protegidos por las armas de la continencia. Por Jesucristo Nuestro Señor. R. Así sea.

Y sigue la Misa:

3º - MISA 
ESTACIÓN EN SANTA SABINA , 
(Semidoble de 2ª clase - Ornamentos morados )

Introito – Sabiduría XI, 24-25 y 27

   Miseréris omnium, Dómine, et nihil odísti eorum quæ fecísti, dissímulans peccata hóminum propter pœniténtiam et parcens illis: quia tu es Dóminus, Deus noster. Ps. 56, 2 Miserére mei, Deus, miserére mei: quoniam in te confídit anima mea. 

   V. Glória Patri.

    De todos, Señor, te compadeces, y nada aborreces de lo que creaste, disimulando los pecados de los hombres y perdonándoselos en atención a su penitencia; porque Tú eres el Señor, Dios nuestro. Salmo. Compadécete de mí, oh Dios, compadécete de mí:   porque en Ti confía mi alma. V. Gloria al Padre.

Oración-Colecta

   Præsta, Dómine, fidélibus tuis: ut jejuniórum veneránda solémnia, et cóngrua pietáte suscípiant, et secura devotióne percúrrant. Per Dóminum.   

   RAmén.   

   Concede, Señor, a tus fieles, la gracia de empezar con piedad sincera la venerable solemnidad de los santos ayunos y de observarlos hasta el fin con una constante devoción. Por Jesucristo N. S.

R. Así sea.

Epístola

   Llamamiento a la penitencia y a la conversión íntima y sincera de todos los hombres, aun de los más impíos, que suena, después de los desenfrenos y alborotos del Carnaval, a un misericordioso pregón venido de ultratumba. 

EPISTOLA 

Léctio Joélis Prophétæ. Joël. 2, 12-19  - Hæc dicit Dóminus: Convertímini ad me in toto corde vestro, in jejúnio, et in fletu, et in planctu. Et scíndite corda vestra, et non vestiménta vestra, et convertímini ad Dóminum Deum vestrum: quia benígnus, et miséricors est, pátiens, et multæ misericórdiæ, et præstábilis super malítia. Quis scit, si convertátur, et ignóscat, et relínquat post se benedictiónem, sacrifícium, et libámen Dómino Deo vestro? Cánite tuba in Sion, sanctificáte jejúnium, vocáte cœtum, congregáte pópulum, sanctificáte ecclésiam, coadunáte senes, congregáte párvulos, et sugéntes úbera: egrediátur sponsus de cubíli suo, et sponsa de thálamo suo. Inter vestíbulum et altáre plorábunt sacerdótes minístri Dómini, et dicent: Parce, Dómine, parce pópulo tuo: et ne des hereditátem tuam in oppróbrium, ut Dóminéntur eis natiónes. Quare dicunt in pópulis: Ubi est Deus eórum ? Zelátus est Dóminus terram suam, et pepércit pópulo suo. Et respóndit Dóminus, et dixit pópulo suo: Ecce ego mittam vobis fruméntum, et vinum, et óleum, et replebímini eis: et non dabo vos ultra oppróbrium in géntibus: dicit Dóminus omnípotens.

 

 

   

Lección del Profeta Joel - Esto dice el Señor: Convertíos a mí de todo vuestro corazón, con ayuno y con llanto y con gemidos. Y rasgad vuestros corazones y no  vuestros vestidos[6], y convertíos al Señor Dios vuestro; porque es benigno y misericordioso, paciente y clementísimo, y su bondad sobrepasa nuestra malicia. ¿Quién sabe si se inclinará a piedad y os perdonará, y os dejará gozar de la bendición y el poder ofrecer sacrificios y libaciones al Señor, Dios vuestro? Tocad la trompeta en Sion, santificad su santo ayuno, convocad a junta, congregad al pueblo, purificad toda la gente, congregad los ancianos, juntad los párvulos y los niños de pecho; salga el esposo de su lecho, y la esposa de su tálamo. Entre el vestíbulo y el altar, llorarán los sacerdotes, ministros del Señor y dirán: Perdona, Señor, perdona a tu pueblo, y no  abandones tu heredad al oprobio, para que la dominen las naciones. Porque dirían las gentes: ¿En dónde está el Dios de ellos? Mas el Señor miró con amor a su tierra, y perdonó a su pueblo. Y habló el Señor, y dijo a su pueblo: Yo os enviaré trigo, y vino, y aceite, y os llenaréis de todo eso; y nunca ya más permitiré que seáis el escarnio de los gentiles, dice el Señor omnipotente.

 

   Graduale Ps. 56, 2 et 4

   Miserére mei, Deus, miserére mei: quoniam in te confídit ánima mea.  Misit de cælo, et liberávit me, dedit in oppróbrium conculcántes me.   

Tractus Ps. 102, 10

   Dómine, non secúndum peccáta nostra, quæ fécimus nos: neque secúndum iniquitátes nostras retribuas nobis. V. Ps. 78, 8-9 Dómine, ne memíneris iniquitátum nostrárum antiquárum: cito antícipent nos misericórdiæ tuæ, quia páuperes facti sumus nimis. Hic genuflectitur V. Adjuva nos, Deus salutáris noster: et propter glóriam nóminis tui, Dómine, líbera nos: et propítius esto peccátis nostris, propter nomen tuum.

   Gradual - Compadécete de mi, oh Dios, compadécete de mí; porque en Ti confía mi alma. V. Envió del cielo su socorro y me libró; cubrió de oprobio a los que me pisoteaban.

   Tracto - No nos trates, Señor, como lo merecemos por los pecados que hemos cometido, ni nos castigues con arreglo a nuestras iniquidades. V. No te acuerdes, Señor, de nuestras culpas pasadas, sino adelántate Tú en seguida con tu misericordia, porque hemos quedado empobrecidos hasta el extremo. (Aquí se arrodilla). V. Ayúdanos, oh Dios, Salvador nuestro; y, por la gloria de tu nombre, líbranos, y perdona nuestros pecados, por causa de tu nombre.

Evangelio

      El ayuno cuaresmal que hoy  iniciamos los cristianos solemnemente, para ser agradable a Dios y provechoso a nuestras almas debe revestir, según este Evangelio, las siguientes cualidades: Humilde sinceridad de corazón, santa alegría espiritual y ausencia de vana ostentación. Haciéndolo así, acumularemos tesoros preciosos en el Cielo; de otro modo, la mortificación del ayunador no será recompensada.

Sequéntia sancti Evangélii secúndum Matthaeum 6, 16-21

   In illo témpore: dixit Jesus discípulis suis: Cum jejunátis, nolite fíeri sicut hypócritæ tristes. Extérminant enim fácies suas, ut appáreant homínibus jejunántes. Amen dico vobis, quia recepérunt mercédem suam. Tu autem, cum jejúnas, unge caput tuum, et fáciem tuam lava, ne videáris homínibus jejúnans, sed Patri tuo, qui est in abscóndito: et Pater tuus, qui videt in abscóndito, reddet tibi. Nolite thesaurizáre vobis thesáuros in terra: ubi ærúgo, et tinea demolítur: et ubi fures effódiunt, et furántur. Thesaurizáte autern vobis thesáuros in cœlo: ubi neque ærúgo, neque tínea demolítur; et ubi fúres non effódiunt, nec furántur. Ubi enim est thesáurus tuus, ibi est et cor tuum.

Credo.

 

 

   Continuación del Santo Evangelio según San Mateo   En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Cuando ayunéis no os pongáis tristes, como los hipócritas, los cuales desfiguran su rostro para hacer ver a los hombres que ayunan. En verdad os digo, que ya recibieron su paga. Mas tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava bien tu cara, para que no conozcan los hombres que ayunas[7], sino solamente tu Padre, que está en lo más secreto, y tu Padre que ve lo más oculto te lo premiará. No amontonéis tesoros en la tierra, donde el orín y la polilla los roen, y donde los ladrones los desentierran y los roban. Mas atesorad para vosotros tesoros en el cielo, en donde ni los consume el orín ni la polilla, y donde los ladrones no los desentierran ni los roban. Porque en donde está tu tesoro, allí está también tu corazón.

Credo

 

    OFFERTORIUM ( Ps. XXIX, 2-3) - Exaltábo te, Dómine, quoniam suscepísti me, nec delectásti inimicos meos super me: Dómine, clamávi ad te, et sanásti me.

   Ofertorio -  Yo te ensalzaré, Señor, porque me has amparado, y no has permitido se burlen de mí mis enemigos: Señor, a Ti clamé y me sanaste.

Oración-Secreta

    Fac nos, quǽsumus, Dómine, his munéribus offeréndis conveniénter aptári: quibus ipsíus venerábilis sacraménti celebrámus exórdium. Per Dóminum nostrum.

    Haz, oh Señor, te rogamos, que nos preparemos debidamente para ofrecer estos dones, con los que damos principio a la celebración del venerable sacramental de la cuaresma. Por Jesucristo Nuestro Señor, etc.  

Prefacio de Cuaresma

   

Vere dignum et justum est aequum et salutare, nos tibi semper, et ubique gratias agere: Domine sancte, Pater omnipotens, aeterne Deus. Qui corporali jejunio vitia comprimis, mentem elevas, virtutem largiris et praemia: per Christum Dominum nostrum. Per quem majestatem tuam laudat Angeli, adorant Dominationes, tremunt Potestates. Coeli, coelorumque Virtutes, ac beata Seraphim, socia exsultatione concelebrant. Cum quibus et nostras voces, ut admitti jubeas depercamur, supplici confessione dicentes: Sanctus, Sanctus, Sanctus, etc.

   

   Verdaderamente es digno y justo, equitativo y saludable, que te demos gracias en todo tiempo y lugar, ¡oh Señor Santo, Padre todopoderoso y eterno Dios! Que con el ayuno corporal reprimes las pasiones, elevas el espíritu, nos enriqueces de virtudes y premios, por Jesucristo Nuestro Señor. Por quien los Ángeles alaban a tu Majestad, la adoran las Dominaciones y se sobrecogen de respeto las Potestades. Los Cielos y las Virtudes celestiales y los bienaventurados Serafines la ensalzan con el mismo júbilo. Por lo que te pedimos te dignes escuchar juntamente con las suyas nuestras voces, al prorrumpir en esta respetuosa alabanza: Santo, santo, santo, etc.

 

   COMMUNIO 1, 2 et 3. - Qui meditábitur in lege Dómini die ac nocte, dabit fructum suum in témpore suo.

   Comunión. - El que medita la ley del Señor día y noche, dará su fruto a su tiempo.

Oración-Postcomunión

Haz, oh Señor, que el sacramento que acabamos de recibir nos fortalezca: a fin de que nuestros ayunos cuaresmales te sean a Ti gratos y a nosotros nos sirvan de
medicina saludable. Por nuestro Señor Jesucristo. 

     Percépta nobis, Dómine, prǽbeant sacraménta subsídium: ut tibi grata sint nostra jejúnia, et nobis proficiant ad medélam. Per Dóminum. Per Dóminum nostrum. 

Oración sobre el pueblo [8]

   A continuación el Celebrante dice: Oremus y el Diácono (y si la Misa es rezada, o sin ministros, el mismo Celebrante) añade: 
 

 

     Humiliáte cápita vestra Deo.  

   Inclinántes se, Dómine, majestáti tuæ, propitiátus inténde: ut qui divíno múnere sunt refécti, cæléstibus semper nutriántur auxíliis. Per Dóminum.

     Humillad vuestras cabezas ante Dios.   

   Atiende, Señor, propicio, a los que se inclinan ante tu Majestad, para que los que han sido alimentados con el don divino, sean siempre fortalecidos con auxilios celestiales. Por Jesucristo Nuestro Señor. 

 

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[1] La ceniza es símbolo de penitencia, y bendita por la Iglesia, se trueca en un sacramental que nos mueve a desarrollar en nosotros el espíritu de humildad y de sacrificio.
[2] Quien lea con atención esta y las siguientes Oraciones de la Bendición de la Ceniza, observará cómo está expresado en ellas el significado penitencial y purificador de la misma.
[3] Las mujeres deben levantarse los velos o los sombreros, para facilitar al Sacerdote la imposición de la ceniza en la cabeza.
[4] Polvo somos, efectivamente, puesto que del limo de la tierra salió Adán y de Adán descendemos todos, y en polvo hemos de convertirnos, al poco tiempo de ser encerrados en el ataúd y depositados en el cementerio. ¿Y por qué se ensoberbece y presume tanto el hombre? ¿y por qué mima e idolatra tanto al cuerpo? y ¿por qué ordena toda su vida, y su talento, y sus riquezas, y sus inventos para complacerlo y regalarlo?
[5] Si, como dice Job, "la vida del hombre es una milicia sobre la tierra", es principalmente en la Santa Cuaresma cuando el cristiano verdadero debe combatir contra el demonio (con oración y humildad), contra el mundo (con menosprecio de él y alejándose de sus pompas, fiestas y vanidades) y contra la carne (con ayunos, abstinencias, trabajo más rudo y madrugadas).
[6] Los judíos acostumbraban a rasgar los vestidos y a mesarse los cabellos, cuando recibían alguna mala noticia o se sentían presa de algún gran dolor.
[7] Nada hay tan antipático y mezquino como el ayunador cuaresmal cariacontecido y gemebundo, que, más que un cristiano, hijo amante de Dios, semeja un esclavo atormentado.
[8] Esta "Oración sobre el pueblo" es hoy un agregado propio y exclusivo de las misas feriales de Cuaresma, mientras que antiguamente era un complemento final de todas las synaxis, y especialmente de las presididas por el Papa o el Obispo. La Iglesia las ha conservado únicamente en las ferias de Cuaresma, por ser ellas, entre todas, las que tienen un carácter más solemne y episcopal.


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