La liturgia de este día es doble:
imposición de la ceniza[1] y sacrificio
eucarístico. Tenemos ahí el vestigio de una antigua ceremonia. La ceniza se
imponía en la iglesia de la Colecta o reunión, es decir, la de Santa Anastasia;
el sacrificio se celebraba en la iglesia de la Estación, la de Santa Sabina,
que se alzaba en el Aventino. Llevando la ceniza sobre sus cabezas, el Papa y
los cristianos de Roma iban desde Santa Anastasia hasta Santa Sabina, con los
pies descalzos, implorando misericordia, para empezar los ejercicios de la
milicia cristiana con el santo ayuno de la Cuaresma y para luchar contra los
espíritus del mal con las armas de la abstinencia. (Bendición de las cenizas).
Es un resto de la penitencia pública a que se sometía a los pecadores en los
primeros siglos. Antes de ser apartado de los fieles, el pecador era salpicado
con ceniza, símbolo de penitencia, y vestido con el humilde hábito penitencial.
Al suprimirse el uso de la penitencia pública, alrededor del año 1000, la
ceremonia se extendió a todos los cristianos. Todo cristiano fervoroso debe presentarse
con humildad y espíritu de penitencia a recibir la ceniza y a escuchar las
graves palabras que pronuncia el sacerdote al imponerla: «Acuérdate, hombre,
que eres polvo y al polvo has de volver». Los textos de la Misa están
inspirados todos en esta idea de la penitencia. Dios es siempre misericordioso
para con todos los que se convierten a Él. (Introito); pero importa rasgar los
corazones más que los vestidos (Epístola). El que ayune generosamente, no por
agradar a los hombres (Evangelio); el que reciba con la debida piedad las
venerables solemnidades del ayuno (Oración), ese podrá cantar: «Te exaltaré,
Señor, porque me recibiste y no alegraste a mis enemigos sobre mí. Clamé a Ti y
me sanaste» (Ofertorio).
1º - Bendición de la Ceniza.
Antes de la Misa conventual o parroquial se bendice la ceniza, sacada de
los ramos benditos del año anterior. Los ministros del altar usan ornamentos
morados, cual corresponde a ese rito penitencial. Tanto los textos como el
canto que los acompaña son una exhortación a la compunción del corazón y a la
penitencia y enmienda de la mala vida pasada. Asistamos con devoción y santa
tristeza a esta ceremonia venerable que nos introduce en el ayuno de la sagrada
Cuaresma, y al llegarnos el turno para recibir la ceniza bendita, inclinemos
humildemente la cabeza, y acatemos con resignada sumisión la sentencia de
muerte que, en nombre del Creador, nos dicta a cada uno hoy la Santa Iglesia
El sacerdote,
revestido de capa morada, o sin casulla, procede a la bendición de la ceniza. El
Coro empieza cantando:
Antífona Salmo LXVIII, 17. - Exáudi nos,
Dómine, quóniam benígna est misericórdia tua: secúndum multitúdinem
miseratiónum tuárum réspice nos, Dómine. Salmo ibid., 2 Salvum me fac, Deus: quóniam intravérunt aquæ usque ad ánimam
meam. V. Glória Patri.
Repetitur Exáudi
nos.
Antífona - Escúchanos, Señor, ya que tu
misericordia es benigna; vuelve a nosotros, Señor, tus ojos, inmensamente
compasivo como eres y bondadoso. Salmo. Sálvame, Dios mío: Porque las
aguas de la tribulación han anegado mi alma. V. Gloria al Padre. - Se
repite: Escúchanos.
Se
repite: Exáudinos
Luego el sacerdote
dice:
V. Dóminus vobíscum
R. Et cum spíritu
tuo
V. El Señor sea con vosotros
R. Y con tu
espíritu
1ª Oración[2]
Omnípotens
sempitérne Deus, parce pæniténtibus, propitiáre supplicántibus: et míttere
dignéris sanctum Angelurn tuum de cœlis, qui bene+dícat, et sanctí+ficet hos
cíneres, ut sint remédium salúbre ómnibus nomen sancturn tuum humíliter
implorántibus, ac semetípsos pro consciéntia delictórum suórum accusántibus,
ante conspécturn divinæ cleméntiæ tuæ facínora sua deplorántibus, vel
sereníssimam pietátem tuam supplíciter obnixéque flagitántibus: et præsta per
invocatiónem sanctissimi nóminis tui; ut, quicúmque per eos aspérsi fúerint,
pro redemptióne peccatórum suórum, córporis sanitátem, et ánimæ tutélam
percípiant. Per Christum Dóminum nostrum.
R. Amen.
Oh Dios eterno y
todopoderoso, sé propicio a los que te ruegan, perdona a los pecadores
arrepentidos: y dígnate enviar del cielo a tu santo Ángel, que ben+diga y santi+fique estas cenizas,
para que sean remedio saludable para todos aquellos que humildemente invocan
tu santo nombre, confiesan que son pecadores, y, arrepentidos de sus faltas,
se postran delante de Ti implorando tu misericordia: concédeles, por la
invocación de tu santísimo nombre, que todos los que fueren espolvoreados con
estas cenizas, en remisión de sus pecados, consigan la salud del cuerpo y la
protección
del alma. Por Jesucristo Nuestro Señor. R. Así sea.
2ª Oración
Deus, qui non
mortem, sed pæniténtiam desíderas peccatórum: fragilitátem conditiónis humánæ
benigníssime réspice; et hos cíneres, quos causa proferéndæ humilitátis,
atque promeréndæ véniæ, capítibus nostris impóni decérnimus, bene+dícere pro
tua pietáte dignáre; ut, qui nos cínerern esse, et ob pravitátis nostræ
deméritum in púlverern reversúros cognóscimus; peccatórurn ómnium véniam, et
prǽmia pæniténtibus repromíssa, misericórditer cónsequi mereámur. Per
Christum Dóminum nostrum.
R.
Amen.
Oh Dios, que no
quieres la muerte, sino la conversión de los pecadores: mira con suma
compasión la condición de la humana flaqueza, y dígnate, misericordioso, ben+decir
Tú mismo estas cenizas, que vamos a recibir sobre nuestras cabezas en señal
de la humildad cristiana y prenda del perdón que esperamos para que,
reconociendo que somos polvo y en polvo debemos convertirnos, merezcamos
alcanzar de tu misericordia el perdón de todos los pecados y el galardón
prometido a los que hacen penitencia. Por Jesucristo Nuestro Señor. R.
Así sea.
3ª Oración
Deus, qui
humiliatióne flécteris, et satisfactióne placáris: aurem tuæ pietátis inclína
précibus nostris; et capítibus servórurn tuórum, horurn cínerum aspersióne
contáctis, effúnde propítius grátiam tuæ benedictiónis: ut eos et spíritu
compunctiónis répleas, et quæ juste postuláverint, efficáciter tríbuas; et
concéssa perpétuo stabilíta, et intácta manére decérnas. Per Christum
Dóminurn nostrum.
R. Amen
Oh Dios, que te
dejas vencer por la humillación y te aplacas por la penitencia: escucha
misericordiosamente nuestros ruegos y derrama generoso la gracia de tu
bendición sobre las cabezas espolvoreadas de ceniza de tus siervos; de suerte
que los llenes del espíritu de compunción y a la vez atiendas eficazmente sus
justas peticiones, disponiendo, además, que duren para siempre, firmes e
intactas, las gracias por Jesucristo Nuestro Señor. R. Así sea.
4ª Oración
Omnípotens
sempitérne Deus, qui Ninivítis in cínere et cilício pæniténtibus, indulgéntiæ
tuæ remédia præstitísti: concéde propítius; ut sic eos imitémur hábitu,
quátenus véniæ prosequámur obténtu. Per Christum Dóminum nostrum.
R. Amen
Oh Dios
omnipotente y eterno, que concediste los remedios de tu perdón a los
ninivitas mientras hacían penitencia en la ceniza y el cilicio, haz de modo
que nosotros tan fielmente les imitemos en la penitencia, que alcancemos
también la gracia de tu perdón. Por Jesucristo Nuestro Señor, que contigo
vive y reina. R. Así sea.
2º - IMPOSICIÓN DE LA CENIZA
Terminadas estas Oraciones, el Celebrante rocía la Ceniza con agua bendita y la
inciensa. Luego el Sacerdote más digno le impone la Ceniza en la cabeza, y si
no hay otro Sacerdote, se la impone él a sí mismo. Entre tanto, se acercan los
fieles al comulgatorio, y, de rodillas, reciben del Celebrante la Ceniza en la
cabeza[3] con esta fórmula:
Meménto, homo, quia pulvis es, et in púlverem revertéris.
Acuérdate, hombre, que eres polvo, y que en polvo
has de convertirte.[4]
Entre tanto, canta
el coro:
Antiphona Joël. 2, 13 - Immutémur hábitu, in cínere et
cilício: jejunémus, et plorémus ante Dóminum: quia multum miséricors est
dimíttere peccáta nostra Deus noster.
Antífona - Cambiemos
nuestro vestido por la ceniza y el cilicio; ayunemos y lloremos en la
presencia del Señor; pues es nuestro Dios inmensamente misericordioso para
perdonarnos los pecados.
Alia antiph. Ibid. 17 et Esth. 13, 17 - Inter
vestíbulum et altáre plorábunt sacerdótes minístri Dómini, et dicent: Parce,
Dómine, parce pópulo tuo et ne claudas ora canéntium te, Dómine.
Otra Antífona - Entre el vestíbulo y el altar,
llorarán los sacerdotes, ministros del Señor, diciendo: Perdona, Señor,
perdona a tu pueblo; y no cierres la boca de los que a Ti claman, oh Señor.
Responsorium Esth. XIII et Joël. II
Emendémus in mélius, quæ
ignoránter peccávimus: ne súbito præoccupáti die mortis, quærámus spátium
pæniténtiæ, et inveníre non possímus. * Atténde,
Dómine, et miserére: quia peccávimus tibi. V. Ps. 78, 9 Adjuva
nos, Deus salutáris noster: et propter honórem nóminis tui, Dómine, líbera
nos. Atténde, Dómine, et miserére: quia peccávimus tibi. V. Glória
Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto. Atténde, Dómine.
Enmendémonos y mejorémonos en aquello en que por
ignorancia hemos faltado; no sea que, sorprendidos por la muerte, busquemos
el tiempo de arrepentirnos y no podamos encontrarlo. Óyenos, Señor, y ten
piedad, porque hemos pecado contra Ti. V. Ayúdanos, oh Dios Salvador nuestro;
y líbranos por la gloria de tu nombre. Óyenos, Señor. Gloria al Padre.
Óyenos, Señor.
Terminada la imposición de la Ceniza, dice el Sacerdote:
V. Dóminus vobíscum
R. Et cum spíritu
tuo
V. El Señor sea con
vosotros
R. Y con tu
espíritu
Oración final
Concéde nobis, Dómine, præsídia milítiæ christiánæ
sanctis inchoáre jejúniis: ut contra spiritáles nequítias pugnatúri,
continéntiæ muniámur auxíliis. Per Christum Dóminum nostrum.
R. Amén.
Concédenos, Señor, la gracia de comenzar, con los
santos ayunos, la carrera de la milicia cristiana[5]: a fin de que,
luchando contra la perversidad de los espíritus malignos, seamos protegidos
por las armas de la continencia. Por Jesucristo Nuestro Señor. R. Así sea.
Y sigue la Misa:
3º - MISA
ESTACIÓN EN SANTA SABINA ,
(Semidoble de 2ª clase - Ornamentos
morados )
Introito – Sabiduría XI, 24-25
y 27
Miseréris omnium,
Dómine, et nihil odísti eorum quæ fecísti, dissímulans peccata hóminum
propter pœniténtiam et parcens illis: quia tu es Dóminus, Deus
noster. Ps. 56, 2 Miserére mei, Deus, miserére mei: quoniam in te
confídit anima mea.
V. Glória Patri.
De todos, Señor, te compadeces, y nada aborreces de
lo que creaste, disimulando los pecados de los hombres y perdonándoselos en
atención a su penitencia; porque Tú eres el Señor, Dios nuestro. Salmo. Compadécete de
mí, oh Dios, compadécete de mí: porque en Ti confía mi alma. V.
Gloria al Padre.
Oración-Colecta
Præsta, Dómine, fidélibus tuis: ut jejuniórum
veneránda solémnia, et cóngrua pietáte suscípiant, et secura devotióne
percúrrant. Per Dóminum.
R. Amén.
Concede, Señor, a tus fieles, la gracia de empezar
con piedad sincera la venerable solemnidad de los santos ayunos y de
observarlos hasta el fin con una constante devoción. Por Jesucristo N. S.
R. Así sea.
Epístola
Llamamiento a la penitencia y a la conversión íntima y sincera de todos
los hombres, aun de los más impíos, que suena, después de los desenfrenos y
alborotos del Carnaval, a un misericordioso pregón venido de ultratumba.
EPISTOLA
Léctio Joélis Prophétæ. Joël.
2, 12-19 - Hæc dicit Dóminus:
Convertímini ad me in toto corde vestro, in jejúnio, et in fletu, et in
planctu. Et scíndite corda vestra, et non vestiménta vestra, et convertímini
ad Dóminum Deum vestrum: quia benígnus, et miséricors est, pátiens, et multæ
misericórdiæ, et præstábilis super malítia. Quis scit, si convertátur, et
ignóscat, et relínquat post se benedictiónem, sacrifícium, et libámen Dómino
Deo vestro? Cánite tuba in Sion, sanctificáte jejúnium, vocáte cœtum,
congregáte pópulum, sanctificáte ecclésiam, coadunáte senes, congregáte
párvulos, et sugéntes úbera: egrediátur sponsus de cubíli suo, et sponsa de
thálamo suo. Inter vestíbulum et altáre plorábunt sacerdótes minístri Dómini,
et dicent: Parce, Dómine, parce pópulo tuo: et ne des hereditátem tuam in
oppróbrium, ut Dóminéntur eis natiónes. Quare dicunt in pópulis: Ubi est Deus
eórum ? Zelátus est Dóminus terram suam, et pepércit pópulo suo. Et respóndit
Dóminus, et dixit pópulo suo: Ecce ego mittam vobis fruméntum, et vinum, et
óleum, et replebímini eis: et non dabo vos ultra oppróbrium in géntibus:
dicit Dóminus omnípotens.
Lección del Profeta Joel - Esto dice el Señor: Convertíos a mí
de todo vuestro corazón, con ayuno y con llanto y con gemidos. Y rasgad
vuestros corazones y no vuestros vestidos[6], y convertíos al
Señor Dios vuestro; porque es benigno y misericordioso, paciente y
clementísimo, y su bondad sobrepasa nuestra malicia. ¿Quién sabe si se
inclinará a piedad y os perdonará, y os dejará gozar de la bendición y el
poder ofrecer sacrificios y libaciones al Señor, Dios vuestro? Tocad la
trompeta en Sion, santificad su santo ayuno, convocad a junta, congregad al
pueblo, purificad toda la gente, congregad los ancianos, juntad los párvulos
y los niños de pecho; salga el esposo de su lecho, y la esposa de su tálamo.
Entre el vestíbulo y el altar, llorarán los sacerdotes, ministros del Señor y
dirán: Perdona, Señor, perdona a tu pueblo, y no abandones tu heredad
al oprobio, para que la dominen las naciones. Porque dirían las gentes: ¿En
dónde está el Dios de ellos? Mas el Señor miró con amor a su tierra, y
perdonó a su pueblo. Y habló el Señor, y dijo a su pueblo: Yo os enviaré
trigo, y vino, y aceite, y os llenaréis de todo eso; y nunca ya más permitiré
que seáis el escarnio de los gentiles, dice el Señor omnipotente.
Graduale Ps. 56, 2 et 4
Miserére mei,
Deus, miserére mei: quoniam in te confídit ánima mea.
Misit de cælo, et liberávit me, dedit in oppróbrium
conculcántes me.
Tractus Ps. 102, 10
Dómine, non
secúndum peccáta nostra, quæ fécimus nos: neque secúndum iniquitátes nostras
retribuas nobis. V. Ps. 78, 8-9 Dómine, ne memíneris
iniquitátum nostrárum antiquárum: cito antícipent nos misericórdiæ tuæ, quia
páuperes facti sumus nimis. Hic genuflectitur V. Adjuva nos, Deus
salutáris noster: et propter glóriam nóminis tui, Dómine, líbera nos: et
propítius esto peccátis nostris, propter nomen tuum.
Gradual - Compadécete de mi, oh Dios,
compadécete de mí; porque en Ti confía mi alma. V. Envió del cielo su
socorro y me libró; cubrió de oprobio a los que me pisoteaban.
Tracto - No nos trates, Señor, como lo
merecemos por los pecados que hemos cometido, ni nos castigues con arreglo a
nuestras iniquidades. V. No te acuerdes, Señor, de nuestras culpas pasadas,
sino adelántate Tú en seguida con tu misericordia, porque hemos quedado
empobrecidos hasta el extremo. (Aquí se arrodilla). V. Ayúdanos, oh
Dios, Salvador nuestro; y, por la gloria de tu nombre, líbranos, y perdona
nuestros pecados, por causa de tu nombre.
Evangelio
El ayuno cuaresmal que hoy iniciamos los cristianos solemnemente,
para ser agradable a Dios y provechoso a nuestras almas debe revestir, según
este Evangelio, las siguientes cualidades: Humilde sinceridad de corazón, santa
alegría espiritual y ausencia de vana ostentación. Haciéndolo así, acumularemos
tesoros preciosos en el Cielo; de otro modo, la mortificación del ayunador no
será recompensada.
Sequéntia sancti Evangélii secúndum Matthaeum 6, 16-21
In
illo témpore: dixit Jesus discípulis suis: Cum jejunátis, nolite fíeri sicut
hypócritæ tristes. Extérminant enim fácies suas, ut appáreant homínibus
jejunántes. Amen dico vobis, quia recepérunt mercédem suam. Tu autem, cum
jejúnas, unge caput tuum, et fáciem tuam lava, ne videáris homínibus
jejúnans, sed Patri tuo, qui est in abscóndito: et Pater tuus, qui videt in
abscóndito, reddet tibi. Nolite thesaurizáre vobis thesáuros in terra: ubi
ærúgo, et tinea demolítur: et ubi fures effódiunt, et furántur. Thesaurizáte
autern vobis thesáuros in cœlo: ubi neque ærúgo, neque tínea demolítur; et
ubi fúres non effódiunt, nec furántur. Ubi enim est thesáurus tuus, ibi est et cor tuum.
Credo.
Continuación del Santo Evangelio según San Mateo En aquel tiempo,
dijo Jesús a sus discípulos: Cuando ayunéis no os pongáis tristes, como los
hipócritas, los cuales desfiguran su rostro para hacer ver a los hombres que
ayunan. En verdad os digo, que ya recibieron su paga. Mas tú, cuando ayunes,
unge tu cabeza y lava bien tu cara, para que no conozcan los hombres que
ayunas[7], sino solamente
tu Padre, que está en lo más secreto, y tu Padre que ve lo más oculto te lo premiará.
No amontonéis tesoros en la tierra, donde el orín y la polilla los roen, y
donde los ladrones los desentierran y los roban. Mas atesorad para vosotros
tesoros en el cielo, en donde ni los consume el orín ni la polilla, y donde
los ladrones no los desentierran ni los roban. Porque en donde está tu
tesoro, allí está también tu corazón.
Credo
OFFERTORIUM
( Ps. XXIX, 2-3) - Exaltábo te, Dómine, quoniam
suscepísti me, nec delectásti inimicos meos super me: Dómine, clamávi ad te,
et sanásti me.
Ofertorio - Yo te ensalzaré,
Señor, porque me has amparado, y no has permitido se burlen de mí mis
enemigos: Señor, a Ti clamé y me sanaste.
Oración-Secreta
Fac
nos, quǽsumus, Dómine, his munéribus offeréndis conveniénter aptári: quibus
ipsíus venerábilis sacraménti celebrámus exórdium. Per Dóminum nostrum.
Haz, oh Señor, te rogamos, que nos preparemos
debidamente para ofrecer estos dones, con los que damos principio a la
celebración del venerable sacramental de la cuaresma. Por Jesucristo Nuestro
Señor, etc.
Prefacio de Cuaresma
Vere dignum et
justum est aequum et salutare, nos tibi semper, et ubique gratias agere:
Domine sancte, Pater omnipotens, aeterne Deus. Qui corporali jejunio vitia comprimis, mentem elevas, virtutem
largiris et praemia: per Christum Dominum nostrum. Per quem majestatem tuam
laudat Angeli, adorant Dominationes, tremunt Potestates. Coeli, coelorumque
Virtutes, ac beata Seraphim, socia exsultatione concelebrant. Cum quibus et
nostras voces, ut admitti jubeas depercamur, supplici confessione dicentes:
Sanctus, Sanctus, Sanctus, etc.
Verdaderamente es
digno y justo, equitativo y saludable, que te demos gracias en todo tiempo y lugar,
¡oh Señor Santo, Padre todopoderoso y eterno Dios! Que con el ayuno corporal
reprimes las pasiones, elevas el espíritu, nos enriqueces de virtudes y
premios, por Jesucristo Nuestro Señor. Por quien los Ángeles alaban a tu
Majestad, la adoran las Dominaciones y se sobrecogen de respeto las
Potestades. Los Cielos y las Virtudes celestiales y los bienaventurados
Serafines la ensalzan con el mismo júbilo. Por lo que te pedimos te dignes
escuchar juntamente con las suyas nuestras voces, al prorrumpir en esta respetuosa
alabanza: Santo, santo, santo, etc.
COMMUNIO 1, 2 et
3. - Qui meditábitur in lege
Dómini die ac nocte, dabit fructum suum in témpore suo.
Comunión. - El que medita la
ley del Señor día y noche, dará su fruto a su tiempo.
Oración-Postcomunión
Haz, oh Señor, que el sacramento que acabamos de recibir nos fortalezca:
a fin de que nuestros ayunos cuaresmales te sean a Ti gratos y a nosotros nos
sirvan de
medicina saludable. Por nuestro Señor
Jesucristo.
Percépta nobis, Dómine, prǽbeant
sacraménta subsídium: ut tibi grata sint nostra jejúnia, et nobis proficiant
ad medélam. Per Dóminum. Per Dóminum nostrum.
Oración sobre el pueblo [8]
A continuación el
Celebrante dice: Oremus y el Diácono (y si la Misa es rezada, o sin
ministros, el mismo Celebrante) añade:
Humiliáte cápita vestra Deo.
Inclinántes se, Dómine, majestáti tuæ, propitiátus inténde: ut qui divíno
múnere sunt refécti, cæléstibus semper nutriántur auxíliis. Per Dóminum.
Humillad
vuestras cabezas ante Dios.
Atiende,
Señor, propicio, a los que se inclinan ante tu Majestad, para que los que han
sido alimentados con el don divino, sean siempre fortalecidos con auxilios
celestiales. Por Jesucristo Nuestro Señor.
-------------------------------------------
[1] La ceniza es símbolo de penitencia, y bendita por la Iglesia, se trueca
en un sacramental que nos mueve a desarrollar en nosotros el espíritu de
humildad y de sacrificio.
[2] Quien lea con atención esta y las siguientes Oraciones de la Bendición
de la Ceniza, observará cómo está expresado en ellas el significado penitencial
y purificador de la misma.
[3] Las mujeres
deben levantarse los velos o los sombreros, para facilitar al Sacerdote la
imposición de la ceniza en la cabeza.
[4] Polvo somos,
efectivamente, puesto que del limo de la tierra salió Adán y de Adán
descendemos todos, y en polvo hemos de convertirnos, al poco tiempo de ser
encerrados en el ataúd y depositados en el cementerio. ¿Y por qué se
ensoberbece y presume tanto el hombre? ¿y por qué mima e idolatra tanto al
cuerpo? y ¿por qué ordena toda su vida, y su talento, y sus riquezas, y sus
inventos para complacerlo y regalarlo?
[5] Si, como dice Job,
"la vida del hombre es una milicia sobre la tierra", es
principalmente en la Santa Cuaresma cuando el cristiano verdadero debe combatir
contra el demonio (con oración y humildad), contra el mundo (con menosprecio de
él y alejándose de sus pompas, fiestas y vanidades) y contra la carne (con
ayunos, abstinencias, trabajo más rudo y madrugadas).
[6] Los judíos
acostumbraban a rasgar los vestidos y a mesarse los cabellos, cuando recibían
alguna mala noticia o se sentían presa de algún gran dolor.
[7] Nada hay tan antipático y mezquino como
el ayunador cuaresmal cariacontecido y gemebundo, que, más que un cristiano,
hijo amante de Dios, semeja un esclavo atormentado.
[8] Esta "Oración sobre el
pueblo" es hoy un agregado propio y exclusivo de las misas feriales de
Cuaresma, mientras que antiguamente era un complemento final de todas las
synaxis, y especialmente de las presididas por el Papa o el Obispo. La Iglesia
las ha conservado únicamente en las ferias de Cuaresma, por ser ellas, entre
todas, las que tienen un carácter más solemne y episcopal.
Antífona Salmo LXVIII, 17. - Exáudi nos,
Dómine, quóniam benígna est misericórdia tua: secúndum multitúdinem
miseratiónum tuárum réspice nos, Dómine. Salmo ibid., 2 Salvum me fac, Deus: quóniam intravérunt aquæ usque ad ánimam
meam. V. Glória Patri.
Repetitur Exáudi
nos.
Antífona - Escúchanos, Señor, ya que tu
misericordia es benigna; vuelve a nosotros, Señor, tus ojos, inmensamente
compasivo como eres y bondadoso. Salmo. Sálvame, Dios mío: Porque las
aguas de la tribulación han anegado mi alma. V. Gloria al Padre. - Se
repite: Escúchanos.
Luego el sacerdote dice:
V. Dóminus vobíscum
R. Et cum spíritu
tuo
V. El Señor sea con vosotros
R. Y con tu
espíritu
Omnípotens
sempitérne Deus, parce pæniténtibus, propitiáre supplicántibus: et míttere
dignéris sanctum Angelurn tuum de cœlis, qui bene+dícat, et sanctí+ficet hos
cíneres, ut sint remédium salúbre ómnibus nomen sancturn tuum humíliter
implorántibus, ac semetípsos pro consciéntia delictórum suórum accusántibus,
ante conspécturn divinæ cleméntiæ tuæ facínora sua deplorántibus, vel
sereníssimam pietátem tuam supplíciter obnixéque flagitántibus: et præsta per
invocatiónem sanctissimi nóminis tui; ut, quicúmque per eos aspérsi fúerint,
pro redemptióne peccatórum suórum, córporis sanitátem, et ánimæ tutélam
percípiant. Per Christum Dóminum nostrum.
R. Amen.
Oh Dios eterno y
todopoderoso, sé propicio a los que te ruegan, perdona a los pecadores
arrepentidos: y dígnate enviar del cielo a tu santo Ángel, que ben+diga y santi+fique estas cenizas,
para que sean remedio saludable para todos aquellos que humildemente invocan
tu santo nombre, confiesan que son pecadores, y, arrepentidos de sus faltas,
se postran delante de Ti implorando tu misericordia: concédeles, por la
invocación de tu santísimo nombre, que todos los que fueren espolvoreados con
estas cenizas, en remisión de sus pecados, consigan la salud del cuerpo y la
protección
del alma. Por Jesucristo Nuestro Señor. R. Así sea.
Deus, qui non
mortem, sed pæniténtiam desíderas peccatórum: fragilitátem conditiónis humánæ
benigníssime réspice; et hos cíneres, quos causa proferéndæ humilitátis,
atque promeréndæ véniæ, capítibus nostris impóni decérnimus, bene+dícere pro
tua pietáte dignáre; ut, qui nos cínerern esse, et ob pravitátis nostræ
deméritum in púlverern reversúros cognóscimus; peccatórurn ómnium véniam, et
prǽmia pæniténtibus repromíssa, misericórditer cónsequi mereámur. Per
Christum Dóminum nostrum.
R.
Amen.
Oh Dios, que no
quieres la muerte, sino la conversión de los pecadores: mira con suma
compasión la condición de la humana flaqueza, y dígnate, misericordioso, ben+decir
Tú mismo estas cenizas, que vamos a recibir sobre nuestras cabezas en señal
de la humildad cristiana y prenda del perdón que esperamos para que,
reconociendo que somos polvo y en polvo debemos convertirnos, merezcamos
alcanzar de tu misericordia el perdón de todos los pecados y el galardón
prometido a los que hacen penitencia. Por Jesucristo Nuestro Señor. R.
Así sea.
Deus, qui
humiliatióne flécteris, et satisfactióne placáris: aurem tuæ pietátis inclína
précibus nostris; et capítibus servórurn tuórum, horurn cínerum aspersióne
contáctis, effúnde propítius grátiam tuæ benedictiónis: ut eos et spíritu
compunctiónis répleas, et quæ juste postuláverint, efficáciter tríbuas; et
concéssa perpétuo stabilíta, et intácta manére decérnas. Per Christum
Dóminurn nostrum.
R. Amen
Oh Dios, que te
dejas vencer por la humillación y te aplacas por la penitencia: escucha
misericordiosamente nuestros ruegos y derrama generoso la gracia de tu
bendición sobre las cabezas espolvoreadas de ceniza de tus siervos; de suerte
que los llenes del espíritu de compunción y a la vez atiendas eficazmente sus
justas peticiones, disponiendo, además, que duren para siempre, firmes e
intactas, las gracias por Jesucristo Nuestro Señor. R. Así sea.
Omnípotens
sempitérne Deus, qui Ninivítis in cínere et cilício pæniténtibus, indulgéntiæ
tuæ remédia præstitísti: concéde propítius; ut sic eos imitémur hábitu,
quátenus véniæ prosequámur obténtu. Per Christum Dóminum nostrum.
R. Amen
Oh Dios
omnipotente y eterno, que concediste los remedios de tu perdón a los
ninivitas mientras hacían penitencia en la ceniza y el cilicio, haz de modo
que nosotros tan fielmente les imitemos en la penitencia, que alcancemos
también la gracia de tu perdón. Por Jesucristo Nuestro Señor, que contigo
vive y reina. R. Así sea.
Meménto, homo, quia pulvis es, et in púlverem revertéris.
Acuérdate, hombre, que eres polvo, y que en polvo
has de convertirte.[4]
Antiphona Joël. 2, 13 - Immutémur hábitu, in cínere et
cilício: jejunémus, et plorémus ante Dóminum: quia multum miséricors est
dimíttere peccáta nostra Deus noster.
Antífona - Cambiemos
nuestro vestido por la ceniza y el cilicio; ayunemos y lloremos en la
presencia del Señor; pues es nuestro Dios inmensamente misericordioso para
perdonarnos los pecados.
Alia antiph. Ibid. 17 et Esth. 13, 17 - Inter
vestíbulum et altáre plorábunt sacerdótes minístri Dómini, et dicent: Parce,
Dómine, parce pópulo tuo et ne claudas ora canéntium te, Dómine.
Otra Antífona - Entre el vestíbulo y el altar,
llorarán los sacerdotes, ministros del Señor, diciendo: Perdona, Señor,
perdona a tu pueblo; y no cierres la boca de los que a Ti claman, oh Señor.
Emendémus in mélius, quæ
ignoránter peccávimus: ne súbito præoccupáti die mortis, quærámus spátium
pæniténtiæ, et inveníre non possímus. * Atténde,
Dómine, et miserére: quia peccávimus tibi. V. Ps. 78, 9 Adjuva
nos, Deus salutáris noster: et propter honórem nóminis tui, Dómine, líbera
nos. Atténde, Dómine, et miserére: quia peccávimus tibi. V. Glória
Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto. Atténde, Dómine.
Enmendémonos y mejorémonos en aquello en que por
ignorancia hemos faltado; no sea que, sorprendidos por la muerte, busquemos
el tiempo de arrepentirnos y no podamos encontrarlo. Óyenos, Señor, y ten
piedad, porque hemos pecado contra Ti. V. Ayúdanos, oh Dios Salvador nuestro;
y líbranos por la gloria de tu nombre. Óyenos, Señor. Gloria al Padre.
Óyenos, Señor.
V. Dóminus vobíscum
R. Et cum spíritu
tuo
V. El Señor sea con
vosotros
R. Y con tu
espíritu
Concéde nobis, Dómine, præsídia milítiæ christiánæ
sanctis inchoáre jejúniis: ut contra spiritáles nequítias pugnatúri,
continéntiæ muniámur auxíliis. Per Christum Dóminum nostrum.
R. Amén.
Concédenos, Señor, la gracia de comenzar, con los
santos ayunos, la carrera de la milicia cristiana[5]: a fin de que,
luchando contra la perversidad de los espíritus malignos, seamos protegidos
por las armas de la continencia. Por Jesucristo Nuestro Señor. R. Así sea.
ESTACIÓN EN SANTA SABINA ,
(Semidoble de 2ª clase - Ornamentos morados )
Miseréris omnium,
Dómine, et nihil odísti eorum quæ fecísti, dissímulans peccata hóminum
propter pœniténtiam et parcens illis: quia tu es Dóminus, Deus
noster. Ps. 56, 2 Miserére mei, Deus, miserére mei: quoniam in te
confídit anima mea.
V. Glória Patri.
De todos, Señor, te compadeces, y nada aborreces de
lo que creaste, disimulando los pecados de los hombres y perdonándoselos en
atención a su penitencia; porque Tú eres el Señor, Dios nuestro. Salmo. Compadécete de
mí, oh Dios, compadécete de mí: porque en Ti confía mi alma. V.
Gloria al Padre.
Præsta, Dómine, fidélibus tuis: ut jejuniórum
veneránda solémnia, et cóngrua pietáte suscípiant, et secura devotióne
percúrrant. Per Dóminum.
R. Amén.
Concede, Señor, a tus fieles, la gracia de empezar
con piedad sincera la venerable solemnidad de los santos ayunos y de
observarlos hasta el fin con una constante devoción. Por Jesucristo N. S.
R. Así sea.
EPISTOLA
Léctio Joélis Prophétæ. Joël.
2, 12-19 - Hæc dicit Dóminus:
Convertímini ad me in toto corde vestro, in jejúnio, et in fletu, et in
planctu. Et scíndite corda vestra, et non vestiménta vestra, et convertímini
ad Dóminum Deum vestrum: quia benígnus, et miséricors est, pátiens, et multæ
misericórdiæ, et præstábilis super malítia. Quis scit, si convertátur, et
ignóscat, et relínquat post se benedictiónem, sacrifícium, et libámen Dómino
Deo vestro? Cánite tuba in Sion, sanctificáte jejúnium, vocáte cœtum,
congregáte pópulum, sanctificáte ecclésiam, coadunáte senes, congregáte
párvulos, et sugéntes úbera: egrediátur sponsus de cubíli suo, et sponsa de
thálamo suo. Inter vestíbulum et altáre plorábunt sacerdótes minístri Dómini,
et dicent: Parce, Dómine, parce pópulo tuo: et ne des hereditátem tuam in
oppróbrium, ut Dóminéntur eis natiónes. Quare dicunt in pópulis: Ubi est Deus
eórum ? Zelátus est Dóminus terram suam, et pepércit pópulo suo. Et respóndit
Dóminus, et dixit pópulo suo: Ecce ego mittam vobis fruméntum, et vinum, et
óleum, et replebímini eis: et non dabo vos ultra oppróbrium in géntibus:
dicit Dóminus omnípotens.
Lección del Profeta Joel - Esto dice el Señor: Convertíos a mí
de todo vuestro corazón, con ayuno y con llanto y con gemidos. Y rasgad
vuestros corazones y no vuestros vestidos[6], y convertíos al
Señor Dios vuestro; porque es benigno y misericordioso, paciente y
clementísimo, y su bondad sobrepasa nuestra malicia. ¿Quién sabe si se
inclinará a piedad y os perdonará, y os dejará gozar de la bendición y el
poder ofrecer sacrificios y libaciones al Señor, Dios vuestro? Tocad la
trompeta en Sion, santificad su santo ayuno, convocad a junta, congregad al
pueblo, purificad toda la gente, congregad los ancianos, juntad los párvulos
y los niños de pecho; salga el esposo de su lecho, y la esposa de su tálamo.
Entre el vestíbulo y el altar, llorarán los sacerdotes, ministros del Señor y
dirán: Perdona, Señor, perdona a tu pueblo, y no abandones tu heredad
al oprobio, para que la dominen las naciones. Porque dirían las gentes: ¿En
dónde está el Dios de ellos? Mas el Señor miró con amor a su tierra, y
perdonó a su pueblo. Y habló el Señor, y dijo a su pueblo: Yo os enviaré
trigo, y vino, y aceite, y os llenaréis de todo eso; y nunca ya más permitiré
que seáis el escarnio de los gentiles, dice el Señor omnipotente.
Graduale Ps. 56, 2 et 4
Miserére mei,
Deus, miserére mei: quoniam in te confídit ánima mea.
Tractus Ps. 102, 10
Dómine, non
secúndum peccáta nostra, quæ fécimus nos: neque secúndum iniquitátes nostras
retribuas nobis. V. Ps. 78, 8-9 Dómine, ne memíneris
iniquitátum nostrárum antiquárum: cito antícipent nos misericórdiæ tuæ, quia
páuperes facti sumus nimis. Hic genuflectitur V. Adjuva nos, Deus
salutáris noster: et propter glóriam nóminis tui, Dómine, líbera nos: et
propítius esto peccátis nostris, propter nomen tuum.
Gradual - Compadécete de mi, oh Dios,
compadécete de mí; porque en Ti confía mi alma. V. Envió del cielo su
socorro y me libró; cubrió de oprobio a los que me pisoteaban.
Tracto - No nos trates, Señor, como lo
merecemos por los pecados que hemos cometido, ni nos castigues con arreglo a
nuestras iniquidades. V. No te acuerdes, Señor, de nuestras culpas pasadas,
sino adelántate Tú en seguida con tu misericordia, porque hemos quedado
empobrecidos hasta el extremo. (Aquí se arrodilla). V. Ayúdanos, oh
Dios, Salvador nuestro; y, por la gloria de tu nombre, líbranos, y perdona
nuestros pecados, por causa de tu nombre.
Sequéntia sancti Evangélii secúndum Matthaeum 6, 16-21
In
illo témpore: dixit Jesus discípulis suis: Cum jejunátis, nolite fíeri sicut
hypócritæ tristes. Extérminant enim fácies suas, ut appáreant homínibus
jejunántes. Amen dico vobis, quia recepérunt mercédem suam. Tu autem, cum
jejúnas, unge caput tuum, et fáciem tuam lava, ne videáris homínibus
jejúnans, sed Patri tuo, qui est in abscóndito: et Pater tuus, qui videt in
abscóndito, reddet tibi. Nolite thesaurizáre vobis thesáuros in terra: ubi
ærúgo, et tinea demolítur: et ubi fures effódiunt, et furántur. Thesaurizáte
autern vobis thesáuros in cœlo: ubi neque ærúgo, neque tínea demolítur; et
ubi fúres non effódiunt, nec furántur. Ubi enim est thesáurus tuus, ibi est et cor tuum.
Credo.
Continuación del Santo Evangelio según San Mateo En aquel tiempo,
dijo Jesús a sus discípulos: Cuando ayunéis no os pongáis tristes, como los
hipócritas, los cuales desfiguran su rostro para hacer ver a los hombres que
ayunan. En verdad os digo, que ya recibieron su paga. Mas tú, cuando ayunes,
unge tu cabeza y lava bien tu cara, para que no conozcan los hombres que
ayunas[7], sino solamente
tu Padre, que está en lo más secreto, y tu Padre que ve lo más oculto te lo premiará.
No amontonéis tesoros en la tierra, donde el orín y la polilla los roen, y
donde los ladrones los desentierran y los roban. Mas atesorad para vosotros
tesoros en el cielo, en donde ni los consume el orín ni la polilla, y donde
los ladrones no los desentierran ni los roban. Porque en donde está tu
tesoro, allí está también tu corazón.
Credo
OFFERTORIUM
( Ps. XXIX, 2-3) - Exaltábo te, Dómine, quoniam
suscepísti me, nec delectásti inimicos meos super me: Dómine, clamávi ad te,
et sanásti me.
Ofertorio - Yo te ensalzaré,
Señor, porque me has amparado, y no has permitido se burlen de mí mis
enemigos: Señor, a Ti clamé y me sanaste.
Fac
nos, quǽsumus, Dómine, his munéribus offeréndis conveniénter aptári: quibus
ipsíus venerábilis sacraménti celebrámus exórdium. Per Dóminum nostrum.
Haz, oh Señor, te rogamos, que nos preparemos
debidamente para ofrecer estos dones, con los que damos principio a la
celebración del venerable sacramental de la cuaresma. Por Jesucristo Nuestro
Señor, etc.
Vere dignum et
justum est aequum et salutare, nos tibi semper, et ubique gratias agere:
Domine sancte, Pater omnipotens, aeterne Deus. Qui corporali jejunio vitia comprimis, mentem elevas, virtutem
largiris et praemia: per Christum Dominum nostrum. Per quem majestatem tuam
laudat Angeli, adorant Dominationes, tremunt Potestates. Coeli, coelorumque
Virtutes, ac beata Seraphim, socia exsultatione concelebrant. Cum quibus et
nostras voces, ut admitti jubeas depercamur, supplici confessione dicentes:
Sanctus, Sanctus, Sanctus, etc.
Verdaderamente es
digno y justo, equitativo y saludable, que te demos gracias en todo tiempo y lugar,
¡oh Señor Santo, Padre todopoderoso y eterno Dios! Que con el ayuno corporal
reprimes las pasiones, elevas el espíritu, nos enriqueces de virtudes y
premios, por Jesucristo Nuestro Señor. Por quien los Ángeles alaban a tu
Majestad, la adoran las Dominaciones y se sobrecogen de respeto las
Potestades. Los Cielos y las Virtudes celestiales y los bienaventurados
Serafines la ensalzan con el mismo júbilo. Por lo que te pedimos te dignes
escuchar juntamente con las suyas nuestras voces, al prorrumpir en esta respetuosa
alabanza: Santo, santo, santo, etc.
COMMUNIO 1, 2 et
3. - Qui meditábitur in lege
Dómini die ac nocte, dabit fructum suum in témpore suo.
Comunión. - El que medita la
ley del Señor día y noche, dará su fruto a su tiempo.
medicina saludable. Por nuestro Señor Jesucristo.
Percépta nobis, Dómine, prǽbeant
sacraménta subsídium: ut tibi grata sint nostra jejúnia, et nobis proficiant
ad medélam. Per Dóminum. Per Dóminum nostrum.
A continuación el
Celebrante dice: Oremus y el Diácono (y si la Misa es rezada, o sin
ministros, el mismo Celebrante) añade: |
Humiliáte cápita vestra Deo.
Inclinántes se, Dómine, majestáti tuæ, propitiátus inténde: ut qui divíno
múnere sunt refécti, cæléstibus semper nutriántur auxíliis. Per Dóminum.
Humillad
vuestras cabezas ante Dios.
Atiende,
Señor, propicio, a los que se inclinan ante tu Majestad, para que los que han
sido alimentados con el don divino, sean siempre fortalecidos con auxilios
celestiales. Por Jesucristo Nuestro Señor.
[2] Quien lea con atención esta y las siguientes Oraciones de la Bendición de la Ceniza, observará cómo está expresado en ellas el significado penitencial y purificador de la misma.
[3] Las mujeres deben levantarse los velos o los sombreros, para facilitar al Sacerdote la imposición de la ceniza en la cabeza.
[4] Polvo somos, efectivamente, puesto que del limo de la tierra salió Adán y de Adán descendemos todos, y en polvo hemos de convertirnos, al poco tiempo de ser encerrados en el ataúd y depositados en el cementerio. ¿Y por qué se ensoberbece y presume tanto el hombre? ¿y por qué mima e idolatra tanto al cuerpo? y ¿por qué ordena toda su vida, y su talento, y sus riquezas, y sus inventos para complacerlo y regalarlo?
[5] Si, como dice Job, "la vida del hombre es una milicia sobre la tierra", es principalmente en la Santa Cuaresma cuando el cristiano verdadero debe combatir contra el demonio (con oración y humildad), contra el mundo (con menosprecio de él y alejándose de sus pompas, fiestas y vanidades) y contra la carne (con ayunos, abstinencias, trabajo más rudo y madrugadas).
[6] Los judíos acostumbraban a rasgar los vestidos y a mesarse los cabellos, cuando recibían alguna mala noticia o se sentían presa de algún gran dolor.
[7] Nada hay tan antipático y mezquino como el ayunador cuaresmal cariacontecido y gemebundo, que, más que un cristiano, hijo amante de Dios, semeja un esclavo atormentado.
[8] Esta "Oración sobre el pueblo" es hoy un agregado propio y exclusivo de las misas feriales de Cuaresma, mientras que antiguamente era un complemento final de todas las synaxis, y especialmente de las presididas por el Papa o el Obispo. La Iglesia las ha conservado únicamente en las ferias de Cuaresma, por ser ellas, entre todas, las que tienen un carácter más solemne y episcopal.
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