martes, 29 de junio de 2021

30 de Junio CONMEMORACIÓN DE SAN PABLO, Apóstol

 

CONMEMORACIÓN DE SAN PABLO,

Apóstol



  He peleado el buen combate, he terminado la carrera,

he guardado la fe. No me queda sino esperar

la corona de justicia que me está reservada,

y que el Señor, justo Juez, me dará en el gran día,

a mí y a todos los que aman su venida. 

(2 Timoteo, 4, 7.8).


   ¿Quién podría enumerar los trabajos emprendidos por San Pablo, los peligros que ha afrontado, los países que ha recorrido, los pueblos que ha conquistado para la verdad? Nada asusta a su flaqueza: sabe que todo lo puede en Aquél que lo conforta; nada detiene ni cansa a su celo; sabe que tendrá la eternidad para descansar; nada calma la sed que tiene de sufrir: sabe que los sufrimientos de aquí abajo nada son comparados con el peso de eterna gloria que será su recompensa en el cielo.

MEDITACIÓN: NUESTRAS BUENAS OBRAS

NOS SIGUEN AL OTRO MUNDO  


   I. Tener fervor en el servicio de Dios, es hacer todo lo que Dios nos pide con ardor, con prontitud y con alegría. Un hombre fervoroso vuela allí donde le llama el deber. Busca grandes ocasiones de dar a Dios pruebas de su amor; no desprecia las pequeñas; nada le parece difícil, por nada tiene lo que ya ha hecho, arde en deseos de hacer algo más heroico en lo por venir para la gloria de Jesucristo. ¿Te hallas en estas disposiciones? Estuviste en ellas, ¿por qué no has perseverado? Vuelve lo antes posible a ese primer estado de fervor del que te relajaste.

   II. Un hombre fervoroso resiste generosamente a todas las tentaciones; un hombre tibio y flojo sucumbe en ellas. Nada cuesta a un cristiano que está animado de este hermoso fuego: todo incomoda a un cristiano frío, todo le parece difícil e insoportable. El hombre fervoroso está siempre feliz y siempre contento, porque Dios derrama en su alma consolaciones celestiales para recompensarlo por los placeres del mundo que le sacrifica; el cristiano flojo y tibio no goza de los consuelos del Cielo, porque no es lo suficientemente fiel a Dios como para merecerlos.

   III. El medio para encender el fervor en tu corazón es, en primer lugar, servir a Dios cada día como si cada día comenzases a servirle; es olvidar el poco bien que ya hayas hecho, es considerarte como un servidor inútil. Compara lo que has hecho por Dios con lo que Jesucristo ha hecho por ti. En segundo lugar, cada día sirve a Dios como si fuese el último de tu vida. ¿Qué harías ahora si estuvieras seguro de morir mañana?

El fervor

Orad por los que trabajan

en la salvación de las almas.

 

ORACIÓN


  Haced, os lo suplicamos, Señor, que la intercesión del bienaventurado Roberto, abad, nos haga agradables a Vuestra Majestad, a fin de que obtengamos por sus oraciones las gracias que no podemos esperar de nuestros méritos.

Homilía - Solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo - 2021


 Homilía - Solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo - 2021

Padre Ariel Damín
29 de Junio del 2021
San Martín, Mendoza, Argentina

lunes, 28 de junio de 2021

29 de Junio SANTOS PEDRO y PABLO, Apóstoles

 

SANTOS PEDRO y  PABLO,

Apóstoles



  A ti te daré las llaves del reino de los cielos; 

todo lo que atares sobre la tierra, 

 será atado también en los cielos.

(Mateo, 16, 19).


   San Pedro, el Príncipe de los Apóstoles, y San Pablo, el Doctor de las gentes, cementaron con su sangre los cimientos de la Iglesia romana. San Pedro murió crucificado. A San Pablo se lo decapitó, el año 69. Los dos tuvieron la dicha de confirmar, con la efusión de su sangre, la doctrina que habían predicado con tanta elocuencia y confirmado con tantos milagros. Nerón, no te imagines haber triunfado: para siempre permanece la gloria del combate a favor de estos ilustres mártires, y muy pronto depondrán a tus sucesores de su trono; los césares abandonarán el Capitolio y cederán su lugar a los sucesores de San Pedro.

MEDITACIÓN SOBRE SAN PEDRO Y SAN PABLO   


   I. San Pedro había sido testigo ocular de la mayoría de los milagros de Jesucristo, y, con todo, lo negó tres veces en la noche misma de su Pasión. ¡Cuánta es la fragilidad del hombre abandonado a su propia miseria! Humillémonos, trabajemos en nuestra salvación con temor y temblor. Pero no desesperemos: basta una sola mirada de Jesús para sacarnos del pecado. Lloremos, pues, a ejemplo de San Pedro, que derramaba un torrente continuo de lágrimas al solo recuerdo de su perfidia. ¡Que tus lágrimas sean como la sangre que brota de las heridas de tu corazón! (San Agustín).

   II. San Pablo, de perseguidor de Jesucristo, llegó a ser el Apóstol de las gentes. ¿Qué somos nosotros? ¿Qué hemos hecho? Si nos hemos convertido como él, mantengámonos firmes en la virtud, y muramos antes que perder la gracia de Dios. Imitemos su paciencia en los sufrimientos, su celo por la salvación de las almas, su humildad, su amor por Jesucristo. Escuchemos lo que él nos dice: Sed mis imitadores como yo lo soy de Cristo.

   III. Considera la honra que al presente reciben en la tierra estos dos Apóstoles. Los reyes, los emperadores y los papas se consideran dichosos de poder prosternarse ante las sagradas cenizas de un pescador y de un artesano, porque la santidad los ha hecho omnipotentes en el cielo. Ambiciosos: ¿qué son los honores del mundo, comparados a estos? Regocijémonos de que Dios haya honrado tanto a sus servidores. Pero si los santos son así honrados en la tierra, ¿qué honores no recibirán en el cielo? Humillémonos, imitemos sus ejemplos y compartiremos su gloria.

La penitencia

Orad por el Sumo Pontificado.

 

ORACIÓN


  Oh Dios, que habéis consagrado este día con el martirio de vuestros Apóstoles San Pedro y San Pablo, haced que vuestra Iglesia sea fiel en la observancia de los preceptos de los que han sido los primeros ministros de la santa Religión que ella profesa. Por J. C. N. S. Amén

28 de Junio SAN IRENEO, Obispo y Mártir

 


SAN IRENEO,

Obispo y Mártir



Con sumo gusto sacrificaré todo y a mí mismo me

sacrificaré por la salvación de vuestras almas.

(2 Corintios, 12, 15).


   San Ireneo es el apóstol de Lyon. Enviado a esta ciudad por San Policarpo, discípulo del Apóstol San Juan, predicó allí el Evangelio, y fue elegido para suceder al obispo San Fotino. Consagró toda su vida a combatir a los herejes. San Agustín y varios otros Padres de la Iglesia hablan con admiración de la santidad de su vida y de la excelencia de su doctrina. Fue martirizado en Lyon con gran parte de los habitantes de esta ciudad, en la persecución de Severo, hacia el año 203.

MEDITACIÓN SOBRE LA VIDA

DE LOS PRIMEROS CRISTIANOS   


   I. Considera lo que han sufrido los primeros héroes del cristianismo, en la ciudad de Lyon principalmente. Se los atormenta, se les confiscan los bienes, se los destierra, se los hace morir, todo sacrifican para conservar la fe. Compara sus sufrimientos con los tuyos. ¿No eres hijo descaecido de padres tan gloriosos? Si el cristiano es cargado de oprobios, se gloría de ellos; si es acusado, no se defiende; interrogado, confiesa la verdad; condenado, da las gracias. (Tertuliano).

   II. Tanta era su mutua caridad que ponían sus bienes en común, dividiéndolos por igual entre ricos y pobres. ¿Qué se ha hecho esta caridad, entre los cristianos de nuestros días? La fe con la caridad es la fe del cristiano; la fe sin la caridad es la fe del demonio. (San Agustín).

   III. La devoción a la Santa Eucaristía era la fuente de la constancia que mostraban en los tormentos estos ilustres soldados de Jesucristo. El pensamiento de los sufrimientos de Jesucristo sostenía su valor. Nosotros somos los hijos de esos santos, tenemos la misma fe, los mismos sacramentos; tenemos, además, el ejemplo de sus virtudes: nos es fácil imitarlos. ¿De dónde proviene, pues, que sucumbamos tan a menudo? Escuchemos las advertencias que estos gloriosos mártires nos dan desde el cielo. Guardaos, dicen, de perder en el puerto la fe que hemos conservado en medio de las tempestades. (San Euquerio).

La imitación de los primeros cristianos

Orad por los incrédulos.

 

ORACIÓN


   Oh Dios, que todos los años nos proporcionáis un nuevo motivo de gozo con la solemnidad de vuestro mártir y pontífice, el bienaventurado Ireneo, haced, en nuestra bondad, que honrando la nueva vida que ha recibido en el cielo, experimentemos aquí abajo los efectos de su protección. Por J. C. N. S.

domingo, 27 de junio de 2021

Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. 27 de junio.




 21 DE JUNIO

NUESTRA SEÑORA DEL PERPETUO SOCORRO
En la iglesia de San Mateo, sobre el Esquilino, en Roma, se venera bajo esta gloriosa advocación una imagen milagrosa de la Virgen María conocida desde el s. XII, y que, después de haber sido durante seis siglos objeto de un culto popular, se perdió en el curso de las vicisitudes por las que pasó la ciudad santa durante la primera mitad del s. XIX. El cuadro fue encontrado de una manera providencial en 1866, y el Papa Pío IX, gran devoto de María, restableció su culto secular con una fiesta litúrgica.
Atemorizado por la visión de dos ángeles que le muestran los instrumentos de la Pasión, el Niño Jesús ha corrido hacia su Madre, perdiendo casi una de sus pequeñas sandalias en su precipitada huida. María lo sostiene en sus brazos de manera protectora y amorosa. Pero, si prestas atención a sus ojos, su mirada esta fija no en Jesús sino en nosotros. ¿No es este detalle un toque de genialidad? ¿Qué mejor manera de expresar el interés de Nuestra Señora en nuestras vidas y crecimiento espiritual?
Las pequeñas manos de Jesús también están sujetas a las de María como una forma de recordarnos a nosotros que, así como en la tierra él se puso enteramente en su manos buscando protección, así ahora en el cielo él nos confía a cada uno de nosotros en sus tiernos y amorosos cuidados.

TEXTOS DE LA SANTA MISA

INTROITO 
Gaudeámus omnes in Dómino diem festum celebrántes sub honóre beátæ Maríæ Vírginis: de cujus solemnitáte gaudent Angeli, et colláudant Fílium Dei. V/.  Sal 44, 2.- Eructávit cor meum verbum bonum: dico ego ópera mea Regi. V/.  Glória Patri.
Alegrémonos todos en el Señor, celebrando la festividad de la Santísima Virgen María, de cuya solemnidad se gozan los ángeles y alaban a coro al Hijo de Dios. V/. Rebosa en mi corazón un bello discurso, es a un Rey a quien digo mi poema. V/. Gloria.
COLECTA
Dómine Jesu Christe, qui Genitrícem tuam Maríam, cujus insígnem venerámur imáginem, Matrem nobis dedísti perpétuo succúrrere parátam: concéde quǽsumus; ut nos matérnam ejus opem assídue implorántes, redemptiónis tuæ fructum perpétuo experíri mereámur: Qui vivis et regnas cum Deo Patre in unitáte Spíritus Sancti, Deus, per ómnia sæcula sæculórum. Amen.
Señor Jesucristo que nos has dado como madre dispuesta siempre a socorrernos, a tu Madre María, cuya insigne imagen veneramos; concédenos, te suplicamos, que, implorando asiduamente su maternal ayuda, merezcamos experimentar por siempre el fruto de tu redención. TÚ, que vives y reinas con Dios Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios por los siglos de los siglos. Amén.

EPISTOLA  Ecli 24, 23-31
Léctio Libri Sapiéntiæ.
Ego quasi vitis fructificávi suavitátem odóris: et flores mei, fructus honóris et honestátis. Ego mater pulchræ dilectiónis, et timóris, et agnitiónis, et sanctæ spei. In me grátia omnis viæ et veritátis: in me omnes spes vitæ et virtútis. Transíte ad me omnes qui concupíscitis me, et a generatiónibus meis implémini. Spíritus enim meus super mel dulcis, et heréditas mea super mel et favum. Memória mea in generatiónes sæculórum. Qui edunt me, adhuc esúrient: et qui bibunt me, adhuc sítient. Qui audit me, non confundétur: et qui operántur in me, non peccábunt. Qui elúcidant me, vitam ætérnam habébunt.
Lectura del libro del Eclesiástico.
He dado, como la vid, graciosos retoños y mis flores han dado frutos de gloria y de riqueza. Yo soy la madre del amor puro, del temor, de la ciencia, y de la santa esperanza. En mí se halla toda la gracia de la doctrina y de la verdad, toda la esperanza de la vida y de la virtud. Venid a mí los que me deseáis y hartaos de mis frutos, porque pensar en mí es más dulce que la miel y poseerme, más que el panal de miel. Mi memoria vivirá de generación en generación.  Los que me coman tendrán aún hambre, y quienes me beban tendrán aún sed. El que me escucha no sufrirá decepción y los que obran por mí, no pecarán. Los que me dan a conocer, tendrán la vida eterna.


GRADUALE Cant 6, 3.9. Jdt 13, 22

Tota formósa et suávis es, fília Sion, pulchra ut luna, elécta ut sol, terríblis ut castrórum ácies ordináta. V/.  Benedíxit te Dóminus in virtúte sua, quia per te ad níhilum redégit inimícos nostros.

Alleluia, alleluia. V/. .- Ave María, grátia plena: Dóminus tecum: benedícta tu in muliéribus. Alleluia..
Hermosa eres y encantadora, hija de Sión, hermosa como la luna, brillante como el sol, terrible como un ejército en orden de batalla. V/.   El Señor te ha bendecido en su potencia, pues por tu medio ha aniquilado a nuestros enemigos.
Aleluya. Aleluya. V/. Dios te salve María, llena de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú entre la mujeres.  Aleluya.


EVANGELIO Jn 19, 25-27

Sequéntia sancti Evangélii secúndum Joánnem.
In illo témpore: Stabant juxta crucem Jesu mater ejus, et soror matris ejus María Cléophæ, et María Magdaléne. Cum vidísset ergo Jesus matrem, et discípulum stantem, quem diligébat, dicit matri suæ: "Múlier, ecce fílius tuus." Deínde dicit discípulo: "Ecce mater tua." Et ex ílla hora accépit eam discípulus in sua.
Lectura del Santo Evangelio según san Juan
En aquel tiempo; Estaban junto a la cruz de Jesús su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María la Magdalena. Viendo, pues, Jesús, a su Madre, y junto a ella al discípulo amado, dice a su madre: Mujer, he ahí a tu hijo. Luego dice al discípulo: He ahí a tu madre. Y desde aquella hora la  recibió el discípulo en su casa.

OFERTORIO  Cfr. Jr 18, 20
Recordáre, Virgo Mater Dei, dum stéteris in conspectu Dómini, ut loquáris pro nobis bona, et ut avértat indignatiónem suam a nobis.
Acuérdate de nosotros, oh Virgen Madre de Dios, aboga en nuestro favor en la presencia de Dios para que aparte de nosotros su indignación.

ORACIÓN SECRETA

Tua, Dómine, propitiatióne, et beátæ Maríæ semper Vírginis intercessióne, ad perpétuam atque præséntem hæc oblátio nobis profíciat prosperitátem et pacem. Per Dóminum nostrum Iesum Christum, Fílium tuum, qui tecum vívit et regnat in unitáte Spíritus Sancti, Deus, per ómnia sæcula sæculórum.  Amen.
Por su bondad, Señor, y por la intercesión de la bienaventurada siempre Virgen y Madre María, sírvanos esta ofrenda para conseguir la felicidad y la paz presente y perdurable. Por Nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.


PREFACIO DE LA VIRGEN MARÍA

Vere dignum et iustum est, æquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens ætérne Deus: Et te in festivitate beátæ Maríæ semper Vírginis collaudáre, benedícere, et predicáre. Quæ et Unigénitum tuum Sancti Spíritus obumbratióne concépit: et virginitátis glória permanénte lumen ætérnum mundo effúdit, Jesum Christum Dóminum nostrum. Per quem majestátem tuam laudant Angeli, adórant Dominatiónes, tremunt Potestátes. Cæli cælorúmque Virtútes, ac beáta Séraphim, sócia exsultatióne concélebrant. Cum quibus et nostras voces, ut admítti júbeas deprecámur, súpplici confessióne dicéntes:
En verdad es digno y justo, equitativo y saludable que en todo tiempo y lugar demos gracias, Señor Santo, Padre omnipotente, Dios eterno y alabarte y bendecirte y glorificarte en la festividad de la bienaventurada siempre Virgen María que concibió a tu Unigénito Hijo por obra del Espíritu Santo y permaneciendo intacta la gloria de su virginidad dio al mundo la luz eterna, Jesucristo Nuestro Señor. Por quien los Ángeles alaban a tu majestad, las dominaciones la adoran, tiemblan las potestades, los cielos y las virtudes de los cielos, y los bienaventurados serafines la celebran con igual júbilo. Te rogamos que con sus alabanzas recibas también las nuestras cuando te decimos con humilde confesión.


























ANTÍFONA DE COMUNIÓN    
Regína mundi digníssima, María Virgo perpétua, intercéde pro nostra pace et salúte, quæ genuísti Christum Dóminum Salvatórem ómnium.
Dignísima Reina del mundo y siempre Virgen María, consíguenos la paz y la salud, tú que has dado a luz a Jesucristo, Señor nuestro, Salvador de todos



  



ORACIÓN POSTCOMUNIÓN
Audjuvit nos quæsumus, Dómine, immaculátæ Genetrícis tuæ, sempérque Vírginis Mariæ, intercéssio veneránda: ut, quos perpétuis cumulávit benefíciis, a cunctis perículis absolútos, sua fáciat pietáte concórdes. Qui vivis et regnas cum Deo Patre in unitáte Spíritus Sancti, Deus, per ómnia sæcula sæculórum. Amen.
Te pedimos. oh Señor, la ayuda de la santa intercesión de tu inmaculada Madre y siempre Virgen María, para que, libres de todo peligro, vivan en piadosa unión los que tan colmados se han visto siempre de sus beneficios.  Tú, que vives y reinas con Dios Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios por los siglos de los siglos. Amén.

V Domingo despues de Pentecostés

 

V DOMINGO DESPUES DE PENTECOSTÉS
II clase, verde
Gloria, Credo y prefacio de la Santísima Trinidad.
 
 Dominica V Post Pentecosten

 

La epístola y el evangelio inculcan fuertemente el deber de la caridad fraterna. Seremos responsables ante Dios, no sólo de atentar contra la vida de nuestros hermanos, si lo hacemos, sino también de toda falta a su respecto. Debemos volver bien por mal y ser en todo tiempo obradores de paz. Hemos de sufrir, si es necesario, por la justicia y seguir sin perturbarnos la práctica del bien. Sin esto no hay acceso a Dios. Nuestras relaciones con Dios ordenan nuestra actitud para con nuestro prójimo. Nadie es tan bueno como Dios; nadie ama como Dios ama. Por nuestra parte, también debemos estar llenos de compasión, de amor fraterno y de misericordia. Procuremos, pues, la felicidad de los demás, ya que se nos ha llamado a poseer en herencia la felicidad de Dios.
....
Es el Introito una ferviente oración que el rey David dirige el Señor para pedirle su auxilio y su fortaleza. Nosotros, como él, necesitamos también que esta ayuda del cielo para vencer a nuestros enemigos: el demonio, el mundo y la carne, los cuales hacen cuanto pueden para apartarnos del amor que le debemos a Dios. Este amor es el que pedimos en la Colecta de la Santa Misa. Amando a Dios en todas las cosas y sobre todo, conseguiremos las divinas promesas que exceden cuanto puede desear el corazón humano. Pero la prueba más sólida de nuestro amor a Dios debe consistir en la caridad para con nuestros próximos. A ella nos exhorta en la  Epístola el Príncipe de los Apóstoles. La unión y verdadera caridad fraterna, concordia y la paz, son virtudes del todo indispensables para conseguir la dicha posible en la presente vida y la felicidad eterna. En el Evangelio se nos manifiesta claramente la voluntad de Cristo respecto de nuestra conducta con nuestros próximos. Hemos de amarlos de corazón, hemos de tratarlos con caridad. Tanto desea Jesús que reine la paz entre los cristianos, que ni le son gratos los más excelentes dones si salen de un corazón enemistado con su prójimo. El Dios de la caridad nada quiere tanto como el  reinado del verdadero amor entre los hombres.

INTROITO Salmo 26, 7. 9. 1
Exáudi, Dómine, vocem meam, qua clamávi ad te: adjútor meus esto, ne derelínquas me, neque despícias me, Deus salutáris meus. V/Dóminus illuminátio mea, et salus mea, quem timébo? Glória Patri. Exáudi, Dómine. V/. Glória Patri et Filio et Spiritui Sancto. Sicut erat in principio et nunc et semper, et in saecula saeculorum. Amén
Escucha mi voz, que te llama, Señor; tú eres mi ayudador; no me abandones ni me desprecies, oh Dios de mi salvación. V/ El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién habré de temer? V/.  Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre,  por los siglos de los siglos. Amén.

COLECTA
Ni puede ver el ojo, ni oír el oído, ni comprender el corazón del hombre lo que Dios tiene preparado para los que le aman”.  
Deus, qui diligéntibus te bona invisibília præparasti: infúnde córdibus nostris tui amóris afféctum; ut te in ómnibus et super ómnia diligéntes, promissiónes tuas, quæ omne desidérium súperant, consequámur. Per Dominum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia saecula saeculorum. Amen.
Oh Dios!, que tienes preparados bienes invisibles a los que te aman, infunde en nuestros corazones el afecto de tu amor; para que, amándote en todo y sobre todo, consigamos esas tus promesas, que exceden a todo deseo.  Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

EPÍSTOLA 1 Pedro 3, 8-15
Recompensa de la práctica del bien y de la caridad fraterna  es, ya aquí abajo, al sentirnos bajo la mirada de Dios, que nos sigue y nos ama.
Léctio Epístolæ beáti Petri Apóstoli.
Caríssimi: Omnes unánimes in oratióne estóte, compatiéntes fraternitátis amatóres, misericórdes, modésti, humiles: non reddéntes malum pro malo, nec maledíctum pro maledícto, sed e contrário benedicéntes: quia in hoc vocáti estis, ut benedictiónem hereditáte possideátis. Qui enim vult vitam dilígere et dies vidére bonos, coérceat linguam suam a malo, et lábia ejus ne loquántur dolum. Declínet a malo et fáciat bonum: inquírat pacem, et sequátur eam. Quia óculi Dómini super justos, et aures ejus in preces eórum: vultus autem Dómini super faciéntes mala. Et quis est qui vobis nóceat, si boni æmulatóres fuéritis? 
Sed et si quid patímini propter justítiam, beati. Timórem autem eórum ne timuéritis: et non conturbémini. Dóminum autem Christum sanctificáte in córdibus vestris.
Lectura de la Carta del Apóstol san Pedro.
Carísimos: Seguid unidos en la oración: sed compasivos, amantes de todos los hermanos, misericordiosos, modestos, humildes: No volváis mal por mal, ni maldición por maldición; bendecid, por el contrario, porque a esto sois llamados, a fin de que poseáis en herencia la bendición. Pues, el que quiere amar la vida, y vivir días dichosos, refrene su lengua del mal y sus labios de las palabras engañosas; huya del mal y obre el bien; busque la paz y sígala. Por­que Dios tiene sus ojos sobre los justos, y está pronto a oír sus súplicas; pero mira con enojo a los que obran mal. Y ¿quién habrá que os pueda hacer daño, si os empleáis en hacer el bien? Pero si sucede que padecéis algo por amor a la justicia, sois bienaventura­dos. No temáis nada de vuestros enemigos, ni perdáis la paz; mas santificad a nuestro Señor Jesucristo en vues­tros corazones.

GRADUAL Salmo 83, 10. 9
Protéctor noster áspice, Deus, et réspice super servos tuos. V/. Dómine Deus virtútem, exaudi preces servórum tuorum.
Mira ¡oh Dios!, protector nuestro, a estos tus sier­vos. V/Oh Señor de los ejércitos, escucha las ora­ciones de tus siervos .

ALELUYA Salmo 20, 2
Allelúja, allelúja. V/Dómine, in virtúte tua lætábitur rex: et super salutáre tuum exsultábit veheménter. Allelúja.
Aleluya, aleluya. V/¡Oh Señor!, el rey se alegra de tu fuerza y tu ayuda le alegra grandemente. Aleluya.

EVANGELIO Mateo 5, 20-24
La exigencia de la caridad cristiana se extiende a las intenciones y disposiciones más secretas del corazón. Antes de acercarnos a Dios debemos reconciliarnos con nuestros hermanos.
Sequéntia sancti Evangélii secúndum Matthǽum.
In illo témpore: Dixit Jesus discípulis suis: "Nisi abundáverit justítia vestra plus quam scribárum et pharisæórum, non intrábitis in regnum cælorum. Audístis, quia dictum est antíquis: non occídes: qui autem occíderit, reus erit judício. Ego autem dico vobis: quia omnis qui iráscitur fratri suo, reus erit judício. Qui autem díxerit fratri suo, «raca»: reus erit concílio. Qui autem díxerit «fátue»: reus erit gehénnæ ignis. Si ergo offers munus tuum ad altáre, et ibi recordátus fúeris, quia frater tuus habet áliquid advérsum te: relínque ibi munus tuum ante altáre, et vade prius reconciliáre fratri tuo: et tunc veniens offers munus tuum."
Lectura del santo Evangelio según san Mateo.
En aquel tiempo: Dijo Jesús a sus discípulos: Si vuestra justicia no es más cumplida que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Habéis oído que se dijo a los mayores: No matarás, Y quien mate merece juicio. Pe­ro yo os digo aun más: quien se encoleriza con su hermano, merecerá juicio, y el que le llame raca,  merecerá juicio del Sanedrín; quien le llame fatuo, merece la gehena del fuego. Si pues, al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí mismo tu ofrenda ante el altar, y ve primero a reconciliarte con tu hermano; y después volverás a presentar tu ofrenda. 
Se dice Credo

OFERTORIO Salmo 15, 7-8
Benedícam Dóminum, qui tríbuit mihi intelléctum: providébam Deum in conspéctu meo semper: quóniam a dextris est mihi, ne commóvear.
Alabaré al Señor, que se ha hecho mi consejero. Yo tengo al Señor constan­temente ante mis ojos; él está a mi diestra y yo no he de vacilar.

SECRETA
Propitiáre, Dómine, supplicatiónibus nostris: et has oblatiónes famulórum famularúmque tuárum benígnus assúme; ut, quod sínguli obtulérunt ad honórem nóminis tui, cunctis profíciat ad salútem. Per Dominum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus,

Atiende propicio, Señor, a nuestros ruegos y recibe benigno estas ofrendas de tus siervos y siervas; para que lo que cada cual ha ofrecido en honor de tu nom­bre, les aproveche para su salvación. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios


PREFACIO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD
Vere dignum et iustum est, æquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens ætérne Deus: Qui cum unigénito Fílio tuo, et Spíritu Sancto, unus es Deus, unus es Dóminus: non in uníus singularitáte persónæ, sed in uníus Trinitáte substántiæ. Quod enim de tua gloria, revelánte te, crédimus, hoc de Fílio tuo, hoc de Spíritu Sancto, sine differéntia discretiónis sentimus. Ut in confessióne veræ sempiternáeque Deitátis, et in persónis propríetas, et in esséntia únitas, et in majestáte adorétur æquálitas. Quam laudant Angeli atque Archángeli, Chérubim quoque ac Séraphim: qui non cessant clamáre quotídie, una voce dicéntes:
EN verdad es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias en todo tiempo y  lugar, Señor, santo Padre, omnipotente y eterno Dios, que con tu unigénito Hijo y con el Espíritu Santo eres un solo Dios, un solo Señor, no en la individualidad de una sola persona, sino en la trinidad de una sola sustancia. Por lo cual, cuanto nos has revelado de tu gloria, lo creemos también de tu Hijo y del Espíritu Santo, sin diferencia ni distin­ción. De suerte, que confe­sando una verdadera y eterna Divinidad, adoramos la propiedad en las personas, la unidad en la esencia, y la igualdad en la majestad, la cual alaban los Ángeles y los Arcángeles, los Querubines y los Serafines, que no cesan de cantar a diario,  diciendo a una voz.

COMUNIÓN Salmo 26, 4
Unam péti a Dómino, hanc requíram: ut inhábitem in domo Dómini ómnibus diébus vitæ meæ.
Una sola cosa pido al Señor, y la deseo ardientemente: Habitar en la casa del Señor todos los días de mi vida.

POSCOMUNIÓN

Quos cælésti, Dómine, dono satiásti: præsta, quǽsumus, ut a nostris mundémur occúltis, et ab hóstiam liberémur insídiis. Per Dominum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia saecula saeculorum. Amen.

CONCEDE, Señor, a los que has alimentado con el don celestial vernos limpios de nuestras culpas ocultas, y libres de los lazos del enemigo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén

sábado, 26 de junio de 2021

27 de Junio SAN LADISLAO, Rey y Confesor

 



SAN LADISLAO,

Rey y Confesor

 

  

Todo árbol bueno produce buenos frutos, y todo

árbol malo da frutos malos.

(Mateo, 7, 17).


   Ladislao, primer rey de Hungría, unía a sus cualidades de héroe las virtudes de un santo. Fue padre para su pueblo, sostén para la Iglesia, y protector para los desventurados. Consagraba todo su tiempo a los deberes de su cargo y a los ejercicios de piedad. Su reputación de sabiduría y de valentía hizo que se le encomendase el mando de la gran cruzada contra los sarracenos. En momentos en que se preparaba para ir a libertar la Tierra Santa, lo llamó Dios a la celestial Jerusalén, el año 1095.

MEDITACIÓN: EL CRISTIANO

DEBE HACER MUCHAS BUENAS OBRAS   


   I. Hay árboles que producen hojas y flores, pero nunca frutos. Los hipócritas son semejantes a estos árboles: tienen una devoción de escaparate y de alarde. Todo lo que hacen, lo hacen únicamente para parecer virtuosos y atraerse las alabanzas de los hombres. El vicio es horrible bajo cualquier color que se presente: pero es infinitamente más horrible aun cuando se oculta bajo las exterioridades de la virtud. (San Jerónimo).

II. Algunos árboles no dan frutos o no dan sino malos. Son los cristianos que se entregan a sus pasiones, y no se preocupan en absoluto de corresponder a las gracias y a las inspiraciones que Dios les envía. Para hacerlos volver en sí, Dios los prueba mediante la enfermedad, los reveses de fortuna, la pérdida de un pariente o de un amigo. No te asombres si cada día eres más probado, pues cada día te haces más malo. (Salviano).

   III. Hay árboles que dan fruto, pero en pequeña cantidad. ¿No eres tú del número de estos árboles mezquinos para con la mano que los ha plantado? ¿No es verdad, acaso, que no produces sino pocas obras buenas, que no haces sino aquello que estás obligado a hacer? y aun en esto faltas a menudo. ¿Dónde estarías tú si Dios te tratase del mismo modo? ¿Estaba obligado acaso a crearte, a conservarte, a redimirte, a colmarte de tantas gracias de elección? ¡Oh Dios mío, cuán generoso sois conmigo y cuán mezquino soy yo con vos! ¡Cómo si no fuese trabajar para nosotros mismos el serviros!

El celo de las buenas obras

Orad por el aumento

de las obras de caridad.

 

ORACIÓN


   Oh Dios, que todos los años nos dais un nuevo motivo de alegría con la solemnidad del bienaventurado Ladislao, vuestro confesor, haced que celebrando su nacimiento al cielo, imitemos sus obras. Por J. C. N. S. Amén.

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