jueves, 31 de octubre de 2019

1 de Noviembre: FIESTA DE TODOS LOS SANTOS



FIESTA DE TODOS LOS SANTOS

Por la fe conquistaron reinos, ejercitaron la justicia, obtuvieron el efecto de las promesas. (Hebreos 11, 33)

Al comienzo del siglo VII, el santo Papa Bonifacio IV fue autorizado, por el emperador Focas, a cambiar el Panteón, erigido en honor de los falsos dioses a quienes los paganos festejaban juntamente, en iglesia que dedicó a la Santísima Virgen y a todos los mártires. Esta ceremonia tuvo lugar el 13 de mayo y su aniversario llegó a ser fiesta fija anual, que el Papa Gregorio IV transfirió al 1 de noviembre y extendió a todo el imperio, el año 835, durante el reinado de Luis el Bueno, convirtiéndola en fiesta de todos los santos.

MEDITACIÓN SOBRE LA FIESTA DE TODOS LOS SANTOS

I. La vida de los santos ha estado llena de miserias: han sido perseguidos y atormentados por los enemigos de Jesucristo; Dios les ha enviado aflicciones para probarlos y purificarlos; en fin, ellos mismos se rehusaron a los placeres más inocentes y ejercieron sobre sus cuerpos grandísimas austeridades. ¿Quieres ir tú a donde están ellos? He ahí el camino, sigue sus huellas; estos grandes hombres tenían un cuerpo como el tuyo, pero más valor que tú. No han sido de naturaleza superior a la nuestra, sino de mayor vigilancia; no estuvieron exentos de pecados, pero hicieron penitencia (San Ambrosio).

II. Los santos a pesar de sus pruebas, siempre han estado alegres y contentos en esta vida, porque los consuelos que Dios derramaba en sus almas les quitaban todo sentimiento de los dolores del cuerpo. Míralos en el patíbulo y en los yermos: aquí, derraman lágrimas de consuelo; allí, están llenos de gozo en medio de las torturas. Dios es tan generoso que no quiere esperar la otra vida para recompensarlos, hasta lo hace en este mundo.

III. Si fueron consolados en esta vida, que era el lugar de exilio, de sus combates y sufrimientos, ¡de qué gozo no serán colmados en el cielo, su patria y lugar de su triunfo! Allí poseen todos los bienes que su corazón puede desear, porque poseen a Dios; no son afligidos por incomodidad alguna. Escucha lo que te dicen: “Para llegar al cielo no pienses encontrar un camino más cómodo que el que recorrimos nosotros en pos de Jesucristo. No busques aquí abajo lo que ningún santo ha podido encontrar, lo que Cristo mismo no ha encontrado”.

La imitación de los santos.
Orad por la Iglesia.

ORACIÓN
Omnipotente y eterno Dios, que nos concedéis que honremos en una misma solemnidad los méritos de todos vuestros santos, haced que, asistidos por tan numerosos intercesores, obtengamos cada vez más, según nuestros deseos, la multitud de vuestras gracias.
Por J. C. N. S.


Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. – Tomo IV, Patron Saints Index.

1 de Noviembre: Fiesta de Todos los Santos



1 de Noviembre del Año del Señor.

FIESTA DE TODOS LOS SANTOS


LA FIESTA DE LA IGLESIA TRIUNFANTE. — Vi una gran muchedumbre, que nadie podía contar, de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban de pie delante del trono y del Cordero, vestidos de túnicas blancas y con palmas en sus manos y clamaban con voz poderosa: ¡Salud a nuestro Dios!.

Ha pasado el tiempo; es todo el linaje humano ya redimido el que se presenta ante los ojos del profeta de Patmos. La vida militante y miserable de este mundo tendrá su fin un día. Nuestra raza tanto tiempo perdida reforzará los coros de los espíritus puros que disminuyó antaño la rebelión de Satanás; los ángeles fieles, uniéndose al agradecimiento de los rescatados por el Cordero, exclamarán con nosotros: La acción de gracias, el honor, el poderlo y la fuerza a nuestro Dios por los siglos de los siglos.

Y esto será el fin, como dice el Apóstol: el fin de la muerte y del sufrimiento; el fin de la historia y de sus revoluciones, que en lo sucesivo comprenderemos. El antiguo enemigo, arrojado al abismo con sus partidarios, sólo existirá para ser testigo de su eterna derrota. El Hijo del Hombre, libertador del mundo, habrá entregado el mando a Dios, su Padre, término supremo de toda la creación y de toda redención: Dios será todo en todas las cosas.

Mucho antes que San Juan, cantaba Isaías: He visto al Señor sentado sobre un trono elevado y sublime; las franjas de su vestido llenaban el templo y los Serafines clamaban uno a otro: Santo, Santo, Santo el Señor de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria.

Las franjas del vestido divino significan aquí los elegidos, convertidos en ornamento del Verbo, esplendor del Padre, pues, siendo cabeza de todo el género humano desde el momento en que se desposó con nuestra naturaleza, esta esposa es su gloria, como El es la de Dios. Las virtudes de los santos son el único adorno de nuestra naturaleza; ornato maravilloso que, cuando reciba la última mano, será indicio de que llega el fin de los siglos. Esta fiesta es el anuncio más apremiante de las bodas de la eternidad; cada año celebramos en ella el progreso que en sus preparativos hace la esposa.

CONFIANZA. — ¡Dichosos los invitados a las bodas del Cordero! Y ¡felices también nosotros, que recibimos en el bautismo el vestido nupcial de la santa caridad como un título para el banquete de los cielos! Preparémonos, con nuestra Madre la Iglesia, al destino inefable que nos reserva el amor. A este fin tienden nuestros afanes de este mundo: trabajos, luchas, padecimientos sufridos por amor de Dios realzan con franjas inestimables el vestido de la gracia que hace a los elegidos. ¡Bienaventurados los que lloran!

Lloraban aquellos a quienes el salmista nos presenta abriendo antes que nosotros el surco de su carrera mortal; su alegría triunfante llega ahora hasta nosotros, lanzando como un rayo de gloria anticipada sobre este valle de lágrimas. Sin esperar a la muerte, la solemnidad que hemos comenzado nos da entrada por medio de una santa esperanza en la mansión de la luz, a donde siguieron a Jesús nuestros padres. ¡Qué pruebas no nos parecerán livianas ante el espectáculo de la eterna felicidad en que terminan las espinas de un día! Lágrimas derramadas sobre los sepulcros recién abiertos, ¿cómo es posible que la felicidad de los seres queridos que desaparecieron no mezcle con vuestra tristeza un placer celestial? Escuchemos los cantos de liberación de aquellos cuya separación momentánea nos hace llorar; pequeños o grandes ésta es su fiesta, como pronto lo será nuestra. En esta estación en que abundan las escarchas y las noches son más largas, la naturaleza, deshaciéndose de sus últimas galas, se diría que prepara al mundo para su éxodo hacia la patria eterna.

Cantemos, pues, nosotros también con el salmo: "Me he alegrado de lo que se me ha dicho: iremos a la casa del Señor. Nuestro pies sólo pisan aún en tus atrios, pero vemos que no cesas en tu crecimiento, Jerusalén, ciudad de paz, que te edificas en la concordia y en el amor. La subida hacia ti de las tribus santas se continúa en la alabanza; los tronos tuyos que aún están vacíos, se llenan. Sean todos los bienes, oh Jerusalén, para los que te aman; el poder y la abundancia reinen en tu afortunado recinto. A causa de mis amigos y de mis hermanos que ya son habitantes tuyos, puse en ti mis complacencias; por el Señor nuestro Dios, cuya mansión eres, coloqué en ti todo mi deseo".

HISTORIA DE LA FIESTA. — E n Oriente encontramos los primeros vestigios de una fiesta en honor de los Mártires. San Juan Crisóstomo pronunció una homilía en honra suya en el siglo IV y, en el anterior, celebraba San Gregorio Niseno solemnidades junto a sus sepulcros. En 411, el calendario siríaco nos señala la Conmemoración de los Confesores el sexto día de la semana de Pascua, y en 359, el 13 de mayo, en Edesa, se hace "memoria de los mártires de todo el mundo".

En Occidente, los Sacramentarios de los siglos V y Vi contienen muchas misas en honor de los santos mártires que se celebran sin día fijo. El 13 de mayo de 610, el Papa Bonifacio IV dedicó el templo pagano del Panteón, trasladó a él muchas reliquias y quiso se llamase en lo sucesivo Sancta Maria ad Martyres. El aniversario de esta dedicación continuó festejándose con la intención de honrar en él a todos los mártires en general. Gregorio III consagraría en el siglo siguiente un oratorio "al Salvador, a su santa Madre, a todos los apóstoles, mártires, confesores y demás justos fenecidos en el mundo".

En 835 Gregorio IV, deseando que la fiesta romana del 13 de mayo se extendiese a toda la Iglesia, pidió al emperador Ludovico Pío que promulgase un edicto con ese fin y la fijase en el día primero de noviembre. Pronto tuvo su vigilia y Sixto IV, en el siglo XV, la daba también una Octava para toda la Iglesia.

MISA

"En las calendas de noviembre hay el mismo fervor que en Navidad para asistir al Sacrificio en honor de los Santos", dicen los antiguos documentos relativos a este día. Por general que fuese la fiesta y aun por razón de su universalidad, ¿no era ésta motivo de especial alegría para todos y también un honor para las familias cristianas? Santamente orgullosas de aquellos cuyas virtudes se iban transmitiendo de generación en generación, la gloria que estos antepasados, desconocidos del mundo, tenían en el cielo, las daba a su parecer más nobleza que cualquier honra mundana. Pero la fe viva de aquellos tiempos veía además en esta fiesta una ocasión para reparar las negligencias voluntarias o forzosas que se habían tenido durante el año en el culto de los bienaventurados inscritos en el calendario público.

La antífona del Introito canta el triunfo de los Santos y nos invita a la alegría. ¡Alegría, pues, en la tierra, que sigue dando tan magníficamente su fruto! ¡Alegría entre los Angeles, que ven llenarse los vacíos de sus coros! ¡Alegría, dice el versículo, a todos los bienaventurados, a quienes dirigen sus cantos la tierra y el cielo!

INTROITO

Alegrémonos todos en el Señor, al celebrar esta fiesta en honor de todos los Santos: de cuya solemnidad se alegran los Ángeles, y alaban juntos al Hijo de Dios. — Salmo: alegraos, justos, en el Señor: a los rectos conviene la alabanza. V. Gloria al Padre.

Los pecadores, los que estamos siempre en el destierro debemos ante todo, en cualquier circunstancia y en todas las fiestas, ser solícitos de la misericordia de Dios. Tengamos hoy una firme esperanza, ya que hoy la piden por nosotros tantos intercesores. Si la oración de un habitante del cielo es poderosa, ¿qué no alcanzará todo el cielo?

COLECTA

Omnipotente y sempiterno Dios, que nos has concedido venerar los méritos de todos tus Santos en una misma festividad: suplicámoste que, multiplicados los intercesores, nos concedas la ansiada abundancia de tu propiciación. Por Nuestro Señor Jesucristo.

EPISTOLA

Lección del Libro del Apocalipsis del Ap. San Juan (Apoc., VH, 2-12).

En aquellos días he aquí que yo, Juan, vi subir del nacimiento del sol a otro Angel, que tenía el sello del Dios vivo: y clamó con gran voz a los cuatro Angeles a quienes se había ordenado dañar a la tierra y al mar, diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que señalemos a los siervos de Dios en sus frentes. Y oí el número de los señalados: ciento cuarenta y cuatro mil señalados de todas las tribus de los hijos de Israel. De la tribu de Judá, doce mil señalados. De la tribu de Rubén, doce mil señalados. De la tribu de Gad, doce mil señalados, De la tribu de Aser, doce mil señalados. De la tribu Neftalí, doce mil señalados. De la tribu de Manasés, doce mil señalados. De la tribu de Simeón, doce mil señalados, De la tribu de Leví, doce mil señalados. De la tribu de Isacar, doce mil señalados. De la tribu de Zabutón, doce mil señalados. De la tribu de José, doce mil señalados. De la tribu de Benjamín, doce mil señalados. Después de éstos, vi una gran muchedumbre, que nadie podía contar, de todas las gentes y tribus y pueblos y lenguas, que estaban ante el trono y en presencia del Cordero, vestidos con blancas ropas, y con palmas en sus manos: y clamaban con gran voz, diciendo: Salud a nuestro Dios, que se sienta sobre el trono, y al Cordero. Y todos los Angeles estaban en torno del trono y de los ancianos y de los cuatro animales: y cayeron delante del trono sobre sus rostros, y adoraron a Dios, diciendo: Amén. Bendición y claridad y sabiduría y acción de gracias y poder y fortaleza a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén.

LOS DOS EMPADRONAMIENTOS.—El Hombre-Dios, sirviéndose para ello de César Augusto, empadronó al mundo una vez por los días de su primera venida; era conveniente que al principio de la redención se hiciese de modo oficial un recuento del estado del mundo. Ahora ha llegado el tiempo de otro recuento que tiene que hacer constar en el libro de la vida el resultado de las obras ordenadas a la salvación.

San Gregorio se pregunta en una de las homilías de Navidad: "¿Para qué se hace este empadronamiento del mundo cuando nace el Señor, sino para hacernos comprender que venía vestido de la carne el que tenía que empadronar en la eternidad a los elegidos? Pero, al quedar por su culpa muchos fuera del beneficio del primer empadronamiento, que se extendía a todos los hombres por la redención del Salvador, se necesitaba otro definitivo, que separase de la universalidad del precedente a los culpables. Sean borrados del libro de los vivos; su lugar no está entre los justos; así habla el rey profeta y lo recuerda en el mismo lugar el santo papa.

Aunque entregada completamente a la alegría, la Iglesia en este día sólo piensa en los escogidos; y únicamente de ellos se trata en el recuento solemne en el que, según acabamos de ver, irán a parar los anales del linaje humano. De hecho, ante Dios, ellos solos cuentan; los réprobos no son más que el deshecho de un mundo en el que sólo la santidad responde a los designios del Creador, al precio del amor infinito. Aprendamos a adaptar nuestras almas al molde divino que las tiene que hacer conformes a la imagen del Unigénito y sellarnos para el tesoro de Dios. Ninguno que esquive la impronta sagrada, evitará la de la bestia; el día que los Angeles cierren las cuentas eternas, cualquier moneda que no pueda ponerse en el activo divino, irá por sí misma a la hornaza, donde arderán eternamente las escorias.

Vivamos, por consiguiente, en el temor que nos recomienda el Gradual: no el del esclavo que sólo teme el castigo, sino el temor filial que nada teme tanto como desagradar a Aquel de quien nos vienen todos los bienes y que merece por su bondad todo nuestro amor. Sin perder nada de su felicidad, sin menguar su amor, las potestades angélicas y todos los bienaventurados se postran en el cielo con un santo temblor, delante de la augusta y tremenda Majestad.

GRADUAL

Temed al Señor, todos sus Santos: porque nada falta a los que le temen. V. Y a los que busquen al Señor no les faltará ningún bien.

Aleluya, aleluya. V. Venid a mí, todos los que trabajáis y estáis cargados: y yo os aliviaré. Aleluya.

EVANGELIO

Continuación del santo Evangelio según S. Mateo (Mt„ V, 1-12).

En aquel tiempo, viendo Jesús a las turbas, subió a un monte y, habiéndose sentado, se acercaron a El sus discípulos, y, abriendo su boca, les enseñó, diciendo: Bienaventurados los pobres de espíritu: porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados los mansos: porque ellos poseerán la tierra. Bienaventurados los que lloran: porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que han hambre y sed de justicia: porque ellos serán hartos. Bienaventurados los misericordiosos: porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón: porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los pacíficos: porque serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los que padecen persecución por la justicia: porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados seréis vosotros, cuando os maldijeren, y os persiguieren, y dijeren contra vosotros todo mal, mintiendo, por mí: alegraos y gozaos, porque vuestra recompensa será muy grande en los cielos.

LAS BIENAVENTURANZAS. —Hoy está tan cerca la tierra del cielo, que un mismo pensamiento de felicidad llena los corazones. El Amigo, el Esposo, viene a sentarse en medio de los suyos y a hablar de su dicha. Venid, a mi todos cuantos andáis fatigados y agobiados, cantaba hace un momento el versículo del Aleluya, eco feliz de la patria, si bien nos recordaba nuestro destierro. E inmediatamente en el Evangelio se muestra la gracia y la benignidad de nuestro Dios y Salvador. Escuchémosle cómo nos enseña los caminos de la santa esperanza, las delicias dignas, garantía y anticipo de la dicha total de los cielos.

Dios, en el Sinaí, manteniendo al judío a distancia, sólo tenía para él preceptos y amenazas de muerte. ¡De qué modo tan distinto se promulga la ley de amor en la cumbre de esa otra montaña, donde se sentó el Hijo de Dios! Las ocho Bienaventuranzas han ocupado al principio del Nuevo Testamento el lugar que ocupaba, como prólogo del Antiguo, el Decálogo grabado en piedra.

No es que las Bienaventuranzas supriman los mandamientos; pero su justicia superabundante va más allá que todas las prescripciones. Las hizo Jesús de su Corazón para imprimirlas en el corazón de su pueblo y no en la roca. Son todo un retrato del Hijo del Hombre, el resumen de su vida redentora. Mira, pues, y obra conforme al modelo que se te ha puesto delante en el monte.

La pobreza fué ciertamente la primera nota del Dios de Belén; y ¿quién se presentó más manso que el Hijo de María? ¿Quién lloró por causas más nobles en el pesebre donde ya expiaba nuestros pecados y aplacaba a su Padre? Los que tienen hambre de la justicia, los misericordiosos, los puros de corazón, los pacíficos ¿dónde encontrarán, sino en El, el ejemplar incomparable, nunca logrado, siempre imitable? Aun la muerte, que hace de El el augusto capitán de los perseguidos por la justicia es en este mundo la bienaventuranza suprema; en ella se complace la Sabiduría encarnada más que en otra ninguna, de ella habla con insistencia, la describe con pormenores, hasta terminar hoy con ella como en un canto de éxtasis.

La Iglesia no tuvo otro ideal; siguiendo al Esposo, su historia en las diversas épocas no fué más que el eco prolongado de las Bienaventuranzas. Entendámoslo también nosotros; para la felicidad de nuestra vida en la tierra esperando la del cielo, sigamos al Señor y a la Iglesia.

Las Bienaventuranzas evangélicas logran que el hombre supere los tormentos y hasta la misma muerte, que no quita la paz a los justos, antes la consuma. Esto precisamente es lo que canta el Ofertorio, sacado del libro de la Sabiduría.

OFERTORIO

Las almas de los justos están en la mano de Dios, y no los tocará el tormento de la malicia: a los ojos de los necios pareció que morían: pero ellos están en la paz, aleluya.

El Sacrificio al que tenemos la dicha de asistir, dice la Secreta que da gloria a Dios, honra a los Santos y nos granjea a nosotros el favor divino.

SECRETA

Ofrecérnoste, Señor, estos dones de nuestra devoción: los cuales te sean gratos a ti en honor de todos los Justos y, por tu misericordia, sean saludables a nosotros. Por Nuestro Señor Jesucristo.

La Antífona de la Comunión es un eco de la lección evangélica, pero, no pudiendo enumerar otra vez la serie completa de las Bienaventuranzas, recuerda las tres últimas y justamente relaciona a todas con el Sacramento divino de que se nutren.

COMUNION

Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios: bienaventurados los pacíficos, porque serán llamados hijos de Dios: bienaventurados los que padecen persecución por la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.

La Iglesia pide en la Poscomunión que esta fiesta de todos los Santos tenga por resultado hacer que sus hjjos los honren asiduamente, para beneficiarse también siempre de su poder cerca de Dios.

POSCOMUNION

Suplicárnoste, Señor, concedas a tus pueblos fieles la gracia de alegrarse siempre con la veneración de todos los Santos: y la de ser protegidos con su perpetua intercesión. Por Nuestro Señor Jesucristo.

LA TARDE, LAS VISPERAS DE LOS DIFUNTOS

De la última Antífona, que cierra la solemnidad de los Santos, se desprende un sentimiento de inefable dulzura y de deseo resignado. Pero el día no ha terminado aún para la Iglesia. Casi no ha despedido a sus hijos gloriosos, que con túnicas blancas van desapareciendo en pos del Cordero y ya la multitud innumerable de las almas pacientes la rodea en las puertas de la gloria; sólo piensa en cederles su voz y su corazón. El aderezo resplandeciente que la recordaba el blanco vestido de los bienaventurados, se ha trocado en los colores de luto; han desaparecido sus ornamentos y las flores de sus altares; el órgano guarda silencio; el toque de las campanas parece lamento de los muertos. A las Vísperas de todos los Santos suceden sin transición las Vísperas de los Difuntos. No hay elocuencia ni ciencia que puedan alcanzar la profundidad de doctrina y la fuerza de súplica que predominan en el oficio de los Difuntos. Sólo la Iglesia conoce en este punto los secretos de la otra vida, los caminos del Corazón de Cristo; sólo la Madre posee ese tino que la permite aliviar la purificación dolorosa de los que han salido ya de este mundo y consolar a la vez a los huérfanos, a los desamparados, a los que dejaron en la tierra envueltos en lágrimas.

PRIMER SALMO. — DILEXI: el primer canto del purgatorio es un canto de amor, como el último del cielo en esta fiesta memorable ha sido el CREDIDI, salmo que recordaba la fe y las pruebas por que pasaron los elegidos. Vínculo común del alma paciente y del alma triunfante, la caridad es para las dos su dignidad y su inamisible tesoro; pero, como la visión que sigue a la fe no deja en la una más que un gozarse en el amor, así este mismo amor se convierte para la otra, en la sombra donde la retienen sus faltas no expiadas todavía, en una fuente inefable de tormentos. Con todo, ya se acabaron las angustias de este mundo, los peligros del infierno; confirmada en gracia, el alma ya no vuelve a pecar; no tiene más que agradecimiento para la misericordia divina que la ha salvado y para la justicia que la purifica y hace digna de Dios. Y; es tal su estado de aquiescencia absoluta, de esperanza resignada, que la Iglesia le llama: "un sueño de paz".

¡Llegar un día a agradar a Dios sin restricción! Separada ya del cuerpo que la distraía y la entorpecía con mil cuidados inútiles, el alma queda absorta en esta única aspiración; a satisfacerla, tienden todas sus energías, todos los tormentos por los cuales da gracias al cielo, que la ayuda en su flaqueza. ¡Bendito crisol en que se consumen las reliquias del pecado y de modo tan completo se paga toda la deuda! Borradas ya totalmente las antiguas manchas, de sus llamas bienhechoras volará el alma al Esposo, considerándose verdaderamente feliz y segura de que las complacencias del Amado no encontrarán en ella obstáculo alguno.

SEGUNDO SALMO. — Mas su destierro se prolonga harto dolorosamente. Si por la caridad está en comunión con los habitantes del cielo, el fuego que la castiga no difiere en su materialidad del de los infiernos. Su morada está junto a la de los malditos; tiene que aguantar la vecindad el infierno, de los adversarios de toda paz, de los demonios que la persiguieron en su vida mortal con asaltos y asechanzas y que en el tribunal de Dios seguían acusándola con bocas mentirosas. "De la puerta del infierno, líbrala", va a suplicar pronto la Iglesia.

TERCER SALMO.—El alma, con todo, no desfallece; levantando sus ojos a los montes, sabe que puede contar con el Señor, que no la han desamparado ni el cielo, que la espera, ni la Iglesia, de quien es hija. Por muy cerca que se encuentre de la región de los llantos eternos, no es inaccesible a los Angeles el purgatorio, donde la justicia y la paz se dan el abrazo. A las comunicaciones divinas con que estos mensajeros augustos la llevan un alivio, se junta el eco de la oración de los bienaventurados, de los sufragios de la tierra. El alma está sumamente segura de que el único mal que merece ese nombre, el pecado, no puede hacerla ya daño ninguno.

SALMO CUARTO. — El uso del pueblo cristiano ha hecho del salmo 129 una oración especial por los difuntos; es un grito de angustia, pero también de esperanza. La aflicción de las almas en la mansión de la expiación es a propósito para conmover nuestros corazones. Sin estar en el cielo ni pertenecer a la tierra, perdieron los privilegios que por disposición divina compensan en nosotros los peligros del viaje en este mundo de prueba. Por perfectos que sean todos sus actos de amor, de esperanza y de fe resignada, no pueden merecer ya; y son esas almas tan aceptas a Dios, que sus indecibles tormentos nos merecerían a nosotros la recompensa de millares de mártires; en cambio, tratándose de la eternidad, nada ponen en el activo de esas almas; sólo valen para dejar arreglada una cuenta examinada en otro tiempo por sentencia del Juez.

Ni pueden merecer, ni tampoco pueden satisfacer, como nosotros, a la justicia por actos equivalentes aceptados de Dios. Su impotencia para valerse por sí mismas es más radical aún; que la del paralítico de Betsaida; la piscina de salvación, con el augusto sacrificio, los Sacramentos y el uso de las llaves que se confiaron a la Iglesia, es algo que pertenece a este mundo.; La Iglesia, pues, no tiene ya jurisdicción sobre ellas, las ama, en cambio, con la misma ternura de Madre, y se sirve, en favor de ellas, de su poder de intercesión cerca del Esposo, poder, que es siempre grande. La Iglesia hace suya la oración del Esposo; y, abriendo el tesoro recibido de la copiosa redención del Señor, ofrece al Señor, que lo formó para ella, con el fin de obtener la liberación de esas almas o el alivio de sus penas; y así sucede que, sin lesionar otros derechos, la misericordia penetra y se desborda en los abismos en que sólo reinaba la inexorable justicia.

SALMO QUINTO. — Te alabaré porque me has escuchado. La Iglesia nunca ruega en vano. El último salmo canta su agradecimiento y el de las almas que habrán salido de los abismos o se han acercado a los cielos por el oficio que va a terminar. Gracias a él más de una, que esta mañana permanecía aún cautiva, hace su entrada en la luz al crepúsculo de esta fiesta de todos los Santos, cuya gloria y alegría se aumenta de ese modo en el último momento. Sigamos con el corazón y el pensamiento a las nuevas elegidas, las cuales, sonriéndonos y dándonos gracias a nosotros, hermanos suyos o hijos, se levantan radiantes de la región de las sombras y cantan: Señor, te glorificaré en presencia de los Angeles; te adoraré, pues, en tu santo templo. No, el Señor no desprecia las obras de sus manos.

EL MAGNÍFICAT.—Y así como toda gracia de Cristo nos viene en esta vida por María, así también por medio de ella se obra, después de esta vida mortal, toda liberación y se consigue cualquier beneficio. En cualquier parte a donde llegue la redención del Hijo, allí ejerce su imperio la Madre. Por eso, las visiones de los Santos nos la presentan como verdadera Reina del purgatorio, ya se haga representar en él benignamente por los Angeles de su corte, ya, penetrando en aquellas sombrías bóvedas como aurora del día eterno, se digne derramar con abundancia el rocío matutino. ¿Faltará por ventura alguna vez, dice el Espíritu Santo, la nieve del Líbano a la piedra del desierto? Y ¿quién podrá impedir a las aguas frescas caminar al valle? Comprendamos, pues, el cántico del Magníficat en el oficio de Difuntos: es el homenaje de las almas que llegan a los cielos; y es también la dulce esperanza de las que aún permanecen en la mansión de la expiación.

CONCLUSIÓN. — Día grande y bello es en verdad este día. La tierra, colocada entre el purgatorio y el cielo, los ha aproximado a los dos. El augusto misterio de la comunión de los Santos se muestra en toda su amplitud. La inmensa familia de los hijos de Dios se nos ofrece a la vista, una por el amor y distinta en sus tres estados de felicidad, de prueba y de expiación purificadora; la expiación y la prueba durarán sólo algún tiempo; la felicidad no tendrá fln. Es el digno coronamiento de las enseñanzas de la liturgia. Irá creciendo la luz cada día de la octava. Pero en este momento todas las almas se recogen en el culto de sus seres más queridos, de sus recuerdos más nobles. Al dejar la casa de Dios, tengamos piadosamente nuestro pensamiento en el que a ello tiene derecho. Es la fiesta de nuestros carísimos difuntos. Escuchemos atentamente su voz, que de campanario en campanario, a través del mundo cristiano, resuena tan dulce y tan suplicante desde las primeras horas de esta noche de noviembre. Esta tarde o mañana debemos visitar la tumba donde descansan en paz sus restos mortales. Roguemos por ellos y también pidámosles por nosotros; no temamos hablarles continuamente de los intereses que les fueron queridos en la presencia de Dios. Porque Dios los ama y por una especie de satisfacción concedida a su bondad, los escucha mucho más cuando piden para otros, ya que su justicia los mantiene en un estado de la más absoluta impotencia de lo que a ellos se refiere.


Fuente: Año Litúrgico - Dom Prospero Gueranger

CONFIRMACIONES 2019 POR SU EXCELENCIA REVERENDISIMA MONSEÑOR DANIEL DOLAN EN FILIPINAS EN LA CAPILLA A CARGO DEL REVERENDO PADRE SOLIMAN'S CHAPEL








31 de Octubre: Vigilia de Todos los Santos







miércoles, 30 de octubre de 2019

SIETE RAZONES PARA NO CELEBRAR HALLOWEEN



SIETE RAZONES PARA NO CELEBRAR HALLOWEEN

1. NO es una actividad católica. Los católicos, nunca celebraremos una noche dedicada a la exaltación de la brujería en ninguna de sus formas.

2. Va contra las enseñanzas de Jesús. Jesús está en contra de la brujería en todas sus formas: espiritismo, hechicería, adivinación, lectura de cartas, horóscopos, astrología y tantas máscaras con que se encubre la maldad. Estas han sido declaradas enemigas de la Palabra de Dios desde tiempos muy remotos y van contra todas las enseñanzas de nuestro Señor, quien dice claramente que “el que no está conmigo está contra mí”. Hay innumerables referencias bíblicas donde se condena el uso de toda estas clases de mal.

3. NO es una tradición latinoamericana. Como ocurre siempre que se importan actos culturales diferentes a los nuestros, el verdadero significado queda relegado a una simple imitación. Jamás se ha celebrado como parte de nuestra cultura e idiosincracia costarricenses una noche dedicada a las brujas.

4. Sirve para rendir culto a satanás. Aunque en apariencia es una actividad recreativa y muy llamativa, sobre todo para los niños, su verdadero significado sigue oculto a nuestros ojos. En muchos países, incluyendo el nuestro, los grupos satánicos usan esa noche para un “culto” especial dedicado a satanás y en muchos países alrededor del mundo, se hacen sacrificios humanos, sobre todo de niños que han sido secuestrados de sus hogares y que son ofrecidos como víctimas inocentes en una noche de lujuria, drogas, alcohol y toda clase de desenfrenos, en las llamadas “misas negras”.

5. Se opone al primer mandamiento. Este tipo de actividades, ni exalta el nombre de Jesús, ni tiene nada que ver con su Padre Celestial y mucho menos con el Santo Espíritu del Dios Altísimo. Por lo tanto, va en contraposición al primer mandamiento de amar a Dios con toda nuestra alma, nuestra mente, nuestro corazón, con todas nuestras fuerzas, en fin con todo nuestro ser.

6. Participar es olvidarse de Dios. Participar quiere decir “ser parte de”: si usted participa está siendo parte de esta tremenda responsabilidad espiritual: No sólo se está alejando u olvidando de la adoración al Dios Eterno e Inmortal, sino que está siendo parte de una actividad que glorifica a las brujas y a su padre satanás.

7. Contamina y esclaviza a nuestros niños. No hay magia blanca y magia negra, no hay brujas buenas y brujas malas. Toda la actividad demoníaca se disfraza y se oculta para ganar adeptos y así muchas veces “vestimos” a nuestros niñitos como “brujitas” y “diablitos”. Jesús dijo: “Dejad que los niños vengan a mí y NO SE LO IMPIDÁIS, porque de los tales es el Reino de los Cielos”.

¿Llevaría usted a sus niños disfrazados ante Jesús y los podría presentar libremente y con su conciencia tranquila? Jesús necesita a sus niños libres de toda clase de máscaras y limpios de toda contaminación.


De Jeanne Fiores Giannetti Veneto

31 de Octubre: San Quintín, Mártir



31 de Octubre del Año del Señor.

SAN QUINTÍN
Mártir

† torturado y decapitado hacia el año 287

Protector contra la tos.

Vosotros afectáis ser justos ante los hombres, pero Dios conoce vuestros corazones; porque lo que es grande ante el mundo es abominación ante Dios. (Lucas 16, 15)

+ En Roma, los santos Ampliado, Urbano y Narciso, de quienes hace mención san Pablo escribiendo a los Romanos; los cuales, por el Evangelio de Cristo fueron muertos por los Judíos y Gentiles.

+ En Constantinopla, san Estaquio, Obispo, el cual fue ordenado por san Andrés Apóstol primer Obispo de aquella ciudad.

+En Augusta de los Veromandos en Francia, san Quintín, ciudadano Romano del orden Senatorio, el cual en tiempo del Emperador Maximiano fue martirizado. Su cuerpo, al cabo de cincuenta y cinco años, por revelación de un Ángel, fue hallado incorrupto.

+ En Milán, san Antonino, Obispo y Confesor.

+ En Ratisbona de Baviera, san Wolfango, Obispo.

+ En Palma de la isla de Mallorca, san Alfonso Rodríguez, Coadjutor temporal formado de la Compañía de Jesús y Confesor, insigne por la humildad y por el continuo deseo de la mortificación; el Sumo Pontífice León XIII le puso en el número de los Santos.

+ En Roma, la Traslación de San Nemesio, Diácono, y de su hija Lucila, Virgen, los cuales el 25 de Agosto fueron degollados.

+ Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.

SAN QUINTÍN
Mártir

San Quintín, hijo del senador Zenón de Roma, fue aprehendido por el prefecto Rictio Varo mientras predicaba el Evangelio en Picardía. Después de haber sido azotado, fue cargado de cadenas y echado en una prisión; mas un ángel lo sanó de sus heridas, lo libró de sus cadenas y le abrió las puertas de la cárcel. Predicó en medio de la calle y convirtió a seiscientas personas. El tirano lo hizo atormentar de diversas maneras y, viéndolo invencible, lo hizo decapitar en el año 287, después de cuatro años de maravilloso apostolado.

MEDITACIÓN
SOBRE LA HIPOCRESÍA

I. La mayor parte de los hombres se esfuerzan más por parecer cristianos y virtuosos que por serlo en realidad. Se salvan las apariencias, se quiere contentar a los hombres, pero uno no se toma mucho trabajo por contentar a Dios y la propia conciencia. Se ordena el exterior y el alma está en desorden. ¡Desventurados! Dios nos ve tales cuales somos y no tales cuales queremos aparecer. Dios es quien nos juzgará y no los hombres; no podemos engañarlo; nos engañamos a nosotros mismos.

II. ¿Qué pretendes con esa devoción de apariencia? ¿De qué te servirá la estima de los hombres, si Dios te desprecia? Gratuitamente te condenas; tienes toda la pena que los santos encontraron en el servicio de Dios, no tienes sus consuelos en esta vida y no tendrás su recompensa en la otra. ¿Qué haréis, vosotros hipócritas, el día del juicio, cuando Dios dé a conocer vuestros crímenes a todos los hombres y a todos los ángeles?

III. A nadie juzgues por las apariencias; el rostro engaña a menudo. Tal parece orgulloso y es muy humilde. A Dios sólo pertenece el penetrar los secretos del corazón humano; interpreta las acciones de los demás como desearías que se interpretaran las tuyas. Examina tus propios defectos y mira si no eres del número de aquellos de que habla San Cipriano, que condenan en lo exterior aquello que hacen en lo interior; acusadores en público y pecadores en secreto.

La huida de la hipocresía.
Orad por la conversión de los hipócritas.

ORACIÓN
Haced, os lo suplicamos, Dios omnipotente, que la intercesión del bienaventurado Quintín, vuestro mártir, cuyo nacimiento al cielo celebramos, nos fortifique en el amor de vuestro santo Nombre. Por J. C. N. S.


Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. – Tomo IV, Patron Saints Index.

Sermón de la Fiesta de Cristo Rey-Padre Ariel Jesús Damin-2019

Consagración a Cristo Rey ante el Santísimo Sacramento

30 de Octubre: San Marcelo, Mártir




30 de Octubre del Año del Señor.

SAN MARCELO
Mártir

† martirizado hacia el año 298 en Tánger, Marruecos

Patrono de los objetores de conciencia.

Es preciso pasar por medio de muchas tribulaciones para entrar en el reino de Dios. (Hechos 14, 21)

+ En Cerdeña, el triunfo de san Ponciano, Papa y Mártir, que deportado a aquella isla por el Emperador Alejandro juntamente con Hipólito, Presbítero, muerto allí a palos, consumó el martirio. Su cuerpo fue trasladado a Roma por el Papa san Fabián y sepultado en el cementerio de Calixto. Pero su fiesta se celebra el 19 de Noviembre.

+ En Egea de Cilicia, el suplicio de los santos Cenobio, Obispo, y Cenobia, su hermana, en tiempo del Emperador Diocleciano y del Presidente Lisias.

+ En Altino, en territorio de Venecia, san Teonesto, Obispo y Mártir, que fue muerto por los Arrianos.

+ En África, el triunfo de doscientos veinte santos Mártires.

+ En Tánger de la Mauritania, el suplicio de san Marcelo, Centurión, que fue padre de los santos Mártires Claudio, Lupercio y Victorio, y consumó el martirio siendo decapitado de orden de Agricolao, lugarteniente del Prefecto Pretoriano.

+ En Alejandría, trece santos Mártires, que padecieron con los santos Julián, Euno y Macario, en tiempo del Emperador Decio.

+ En Cáller de Cerdeña, san Saturnino, Mártir, que en la persecución de Diocleciano, de orden del Presidente Bárbaro, fue decapitado.

+ En Apamea de Frigia, san Máximo, Mártir, en tiempo del mismo Diocleciano.

+ En León de España, los santos Mártires Claudio, Lupercio y Victorio, hijos de san Marcelo Centurión, los cuales, en la persecución de Diocleciano y Maximiano, por orden del Presidente Diogeniano, fueron degollados.

+ En París, san Lucano, Mártir.

+ En Alejandría, santa Eutropia, Mártir, que visitando a los Mártires, fue apresada y, con ellos cruelísimamente atormentada, entregó su espíritu.

+ En Antioquía, san Serapión, Obispo, muy esclarecido por su doctrina.

+ En Capua, san Germán, Obispo y Confesor, varón de gran santidad, cuya alma, al salir del cuerpo, vio san Benito ser llevada por Ángeles al cielo.

+ En Potenza de Lucania, san Gerardo, Obispo.

+ Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.

SAN MARCELO
Mártir

San Marcelo, centurión del ejército romano, que como sus compañeros celebraba mediante sacrificios paganos el aniversario del emperador, exclamó arrojando sus insignias militares: “Yo sirvo a Jesucristo, el Rey eterno. Si es necesario, para ser soldado, sacrificar a los dioses y a los emperadores, me niego a servir”. Fue condenado a muerte y decapitado el 30 de octubre del año 298, en Tánger.

MEDITACIÓN
ES PRECISO TRABAJAR PARA GANAR EL CIELO

I. No nos lisonjeemos de ganar el cielo sin que ello nos cueste mucho trabajo. El reino de los cielos sufre violencia; únicamente los animosos pueden conquistarlo. Esta vida no es lugar de descanso; es campo de batalla. Jesucristo nos ha señalado el camino del cielo con las huellas de su sangre; los santos lo han regado con sus sudores, sus lágrimas y su propia sangre. ¡Qué cobardes que somos! ¿Quisiéramos tener sin trabajo lo que tanto ha costado a nuestros antepasados en la fe?

II. Todo lo que hacemos, todo lo que sufrimos es poco, si lo comparamos con lo que Dios pide, con lo que vale el cielo y con lo que Jesucristo ha hecho para abrirnos su puerta. Sufro yo un momento para librarme de una eternidad de dolores, para gozar una gloria infinita y eterna. Vuestros sufrimientos duran sólo un momento; la gloria que esperáis es eterna (San Pedro Damián).

III. El mundo exige de sus partidarios servicios mucho más penosos de los que pide Jesucristo a sus servidores. Mira lo que hace un soldado para alcanzar gloria, un comerciante para enriquecerse, un cortesano para agradar a su príncipe. ¿Qué no haces tú mismo para contentar tu vanidad o tus placeres? ¿Cuándo, pues, trabajarás tanto por Dios cuanto trabajaste para el mundo? ¿Cuándo harás por tu alma tanto cuanto hiciste por tu cuerpo?

El cuidado de la salvación.
Orad por los que están en pecado mortal.

ORACIÓN

Haced, os lo rogamos, oh Dios omnipotente, que la intercesión de vuestro mártir San Marcelo, cuyo nacimiento al cielo celebramos, nos fortifique en el amor de vuestro santo Nombre. Por J. C. N. S.

Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. – Tomo IV, Patron Saints Index.

martes, 29 de octubre de 2019

SAN LUIS MARÍA GRIGNION DE MONTFORT


PRIMEROS AÑOS

San Luis nació en Montfort, Francia el 31 de enero de 1673 de una familia muy numerosa, el siendo el mayor de 18 hermanos. Uno de ellos murió en su infancia, 3 fueron sacerdotes y 3 religiosas. San Luis sobresalía entre sus amigos por su habilidad y su extraordinaria fortaleza física. De carácter era mas bien tímido y prefería la soledad.

Desde joven, San Luis tenía una gran devoción a la Eucaristía y a la Virgen María. Frecuentemente lo encontraban rezando por largo rato frente a una imagen de la Virgen. Cuando tenía suficiente edad, pidió permiso para asistir en la misa de la parroquia en la mañanas. Como la Iglesia le quedaba a dos millas de su casa, tenía que levantarse muy temprano para llegar a tiempo.  Mientras estudiaba con los jesuitas en Rennes siempre visitaba la iglesia antes y después de las clases.  Participó en una sociedad de jóvenes que durante las vacaciones servían a los pobres y los enfermos incurables.   Les leían libros inspirados durante las comidas.

Pero no todo en su juventud era de color de rosas. Su padre, Jean Grignion, tenía la fama de ser uno de los hombres más coléricos en toda la región de Rennes. Y como Luis era el hijo mayor, era quien sentía mas el peso de la furia. Su papá constantemente lo incitaba a la ira. Ya por si mismo Luis tenía un temperamento tan fuerte como el de su papá, lo cual le hacía aun mas difícil soportar aquellas pruebas.. Para evitar un enfrentamiento con su papá, y el mal que su ira podría traer, Luis salía corriendo. Así evitaba la ocasión de pecado. Era todo lo que Luis podía hacer para controlar su temperamento. En vez de empeorar, a través de estas demostraciones de ira de su papá, Luis aprendió a morirse a si mismo y pudo aprender a ser paciente, dulce y crecer en virtud. Su papá, sin quererlo le proporcionó un medio para entrar en la lucha por la santidad a una temprana edad.


UN TOQUE DE GRACIA LO LLEVA AL SACERDOCIO

Entre los 16 y 18 años, San Luis tuvo una experiencia de Dios que marcó su vida para siempre. Ante este encuentro personal e íntimo con Dios, la vida de Luis cambió radicalmente. Se entregaba totalmente a la oración y a la penitencia, encontrando su delicia tan solo en Dios. San Luis aprendió rápidamente que lo que verdaderamente valía no eran los grandes acontecimientos en este mundo: el dinero, la fama, etc. Sino que el verdadero valor ante Dios estaba en la transformación interior.
 Escribe San Luis: "Esta es la forma en que actúan las almas predilectas. Se mantienen dentro de su casa .... o sea, mantienen sus mentes en las verdades espirituales (y no en  las de la tierra). Se aplican a la oración mental, siguiendo el ejemplo de María, su madre, cuya mayor gloria durante su vida era su vida interior y quien amaba tanto la oración mental. Estas almas observan como tantos trabajan y gastan grandes energías e inteligencia para ganar éxitos y reconocimiento en la tierra. Por la luz del Espíritu Santo, saben que hay mas gloria y mas gozo, permaneciendo escondidos en Cristo y en perfecta sumisión a María, que en hacer grandes cosas o grandes milagros." 
En 1693, a los 20 años, siente el llamado de consagrar su vida a Dios a través del Sacerdocio. La primera reacción de su padre no era favorable, pero cuando su papá vio la determinación de su hijo, le dio su bendición. Y así, a finales de ese año, San Luis sale de su casa hacia París.

EL SEMINARIO 

Renunciando a la comodidad de su caballo, San Luis se decidió caminar los 300 kilómetros hacia el seminario en París. Durante su camino, se encuentra con dos pobres en distintos momentos. Al primero le da todo el dinero que su padre le había entregado, quedándose con nada. Al segundo, no teniendo ya mas dinero que darle, le entrega su único traje, regalo de su mama, cambiándolo por los trapos del pobre. De esta manera, San Luis marca lo que ha de ser su vida desde ese momento en adelante. Ya no se limitará a servir a los pobres, pues es ya uno de ellos. Hace entonces un voto de vivir de limosnas.

En aquella época habían seminarios separados para ricos y pobres. Cuando llega San Luis al seminario, viéndolo en tan miserable condición, los superiores lo mandan al seminario de los pobres. Así se privó de la ventajas ofrecidas en el mejor seminario. En el seminario, San Luis fue bibliotecario y velador de muertos, dos oficios que eran poco queridos por los demás. Mas en el plan providente de Dios le proporcionaron oportunidades de mucha gracia y crecimiento.
Por su oficio de bibliotecario, San Luis pudo leer muchos libros, sobre todo, libros de la Virgen María. Todos los libros que encontraba de ella, los leía y estudiaba con gran celo. Este período llegó a ser para él, la fundación de toda su espiritualidad Mariana.
El oficio de velar a los muertos fue también de gran provecho. Era su responsabilidad pasar toda la noche junto con algún muerto. Ante la realidad de la muerte que estaba constantemente ante sus ojos, San Luis aprendió a despreciar todo lo de este mundo como vano y temporal. Esto lo llevó a atesorar tesoros en el cielo y no en la tierra. El llegó a reconocer que nada se debe esperar de los que es de este mundo más todo de Dios.
Su tiempo en el seminario estuvo lleno de grandes pruebas. San Luis era poco comprendido por los demás. No sabían como lidiar con el, si como un santo o un fanático. Sus superiores, pensando que toda su vida estaba movida mas bien por el orgullo que por el celo de Dios, lo mortificaban día y noche. Lo humillaban y lo insultaban en frente de todos. Sus compañeros en el seminario, viendo la actitud de los superiores, también lo maltrataban mucho. Se reían de el, lo rechazaban muy a menudo. Y todo esto San Luis lo recibió con gran paciencia y docilidad. Es mas, lo miraba todo como un gran regalo de Cristo quién le había dado a participar de Su Cruz.



SACERDOTE

El 5 de junio de 1700, San Luis, de 27 años,  fue ordenado sacerdote. Escogió como lema de su vida sacerdotal: "ser esclavo de María". Enseguida empezaron a surgir grandes cruces en su vida. Pero no se detenía a pensar en si mismo sino que su gran sueño era llegar a ser misionero y llevar la Palabra de Cristo a lugares muy distantes.
Después de su ordenación, sus superiores no sabían aun como tratar con el. San Luis estaba ansioso de poder empezar su obras apostólicas. Sin embargo sus superiores le negaron sus facultades de ejercer como sacerdote....no podía confesar ni predicar.... y lo mantuvieron un largo rato en el seminario haciendo varios oficios menores. Esto fue un gran dolor para San Luis, no por los trabajos humildes sino por no poder ejercer su sacerdocio.  Tenía como único deseo dar gloria a Dios en su sacerdocio y en sus obras misioneras. Mas como siempre, San Luis obedeció con amor.
Después de casi un año en el seminario, por fin San Luis se encontró con un sacerdote organizador de una compañía de sacerdotes misioneros, que le invitó a acompañarlo en otro pueblo. Sus superiores, aprovechando esta oportunidad para salir de el, le dieron permiso.  A San Luis le esperaba otra gran decepción pues cuando llegó a la casa de los padres misioneros, vio tan grandes abusos y mediocridad entre ellos que no le quedaba duda de que no podía quedarse. Escribió inmediatamente a su superior del seminario pidiendo regresar a París pero este le dijo que estaba siendo malagradecido y le hizo quedarse.  San Luis, que obedecía santamente a sus superiores, se quedó. Aun no le daban permiso para confesar y pasaba los días enseñándole catecismo a los niños.


CAPELLÁN DE HOSPITAL 

Después de varios meses en que se encuentra relegado, San Luis es asignado capellán del hospital de Poitiers, un asilo para los pobres y marginados. No era el apostolado que San Luis buscaba, pues su deseo era ser misionero, pero aceptó con docilidad.  Cuando ya percibía los frutos llegó la prueba otra vez. Los poderosos del mundo no podían aceptar la simplicidad y naturalidad que tenía San Luis con los pobres y  empezaron los ataques y la persecución.  Vive, como todos los santos, el sufrimiento de Cristo. 
De vuelta en París, el predilecto de la Virgen Santísima empieza a ver como las puertas se le cerraban con rapidez. Muchos, no entendiéndolo, crean falsos testimonios de el, desacreditándolo como sacerdote y como hombre. Es rechazado hasta por sus amigos mas íntimos. Fue tanto el rechazo contra el, que en uno de los hospitales en que servía, su superior le puso una nota bajo su plato a la hora de la cena informándole que ya no necesitaba de su ministerio. Hasta su propio obispo empieza a dudar seriamente de el y dos veces lo manda a callar.
San Luis, aunque sufrió enormemente, se mantuvo firme en su fe actuando como un santo sacerdote. Dios lo estaba  purificando y fortaleciendo para que su vida sea un amor puro a Dios y al prójimo. En su total humillación y abandono de todos se abre cada vez mas a la total conciencia de que Dios es su único apoyo, su única defensa. El ve en esto una nueva oportunidad de abrazar su determinación de vivir en plena pobreza, tanto espiritual como física. También llega a entender que la razón de los ataques es la doctrina Mariana que enseña.   Primero porque Satanás no la quiere y segundo porque la humanidad no esta dispuesta a abrazar sus enseñanzas.


RECURSO AL PAPA QUIEN LE HACE MISIONERO

San Luis decide, en el año 1706, recurrir al Santo Padre, el Papa Clemente XI.   Quería saber si en verdad estaba errado como todos decían o si cumplía la voluntad de Dios, lo cual era su único deseo. Se logra el encuentro y San Luis recibe del papá la bendición y el título de Misionero Apostólico. 
Después de la muerte del fundador, la Compañía de María fue gobernada durante 39 años por el Padre Mulot. Al principio había rehusado unirse a Montfort en su trabajo misionero.  "No puedo ser misionero", decía, "porque tengo un lado paralizado desde hace años; tengo infección de los pulmones que a penas me permite respirar, y estoy tan enfermo que no descanso día y noche."  Pero San Luis, inspirado por Dios, le contestó, "En cuanto comiences a predicar serás completamente sanado". Así ocurrió


SUS VIRTUDES 

Los santos son hombres que aman con todo el corazón y el corazón da fruto en virtud.   Los frutos no se dan sin la entrega y el sacrificio perseverante.  San Luis Grignion de Montfort es un hombre de oración constante, ama a los pobres y vive la pobreza con radicalidad, goza en las humillaciones por Cristo. 


Algunas anécdotas:

En una misión para soldados en La Rochelle, estos, movidos por sus palabras, lloraban y pedían perdón por sus pecados a gritos.  En la procesión final un oficial caminaba a la cabeza descalzo, llevando la bandera. Los soldados, también descalzos, seguían llevando en una mano el crucifijo y en la otra el rosario mientras cantaban himnos. 

Cuando anunció su plan de construir un monumental Calvario en una colina cercana a Pontchateau, muchos respondieron con entusiasmo. Por quince meses, entre doscientos y cuatrocientos campesinos trabajaron diariamente sin recompensa.  Cuando la magna obra estaba recién terminada, el rey ordenó que todo fuese destruido.  Los Jansenistas habían convencido al gobernador de Bretaña que se estaba construyendo una fortaleza capaz de ayudar a una revuelta.  El padre Montfort actuó con una gran paz ante la situación.  Solo exclamó: "Bendito sea Dios".

-En una ocasión, cuando el obispo lo había mandado a callar, San Luis obedientemente se retiró en oración. Fue durante ese tiempo que escribió "A los Amigos de la Cruz", un fabuloso tratado que enseña la necesidad y la práctica de llevar la cruz.

-Los Jansenistas (seguidores de Jansenio que terminaron en herejía), irritados por los éxitos del padre Montfort, logran por medio de intrigas que se le expulse del distrito en que daba una misión.

-En La Rochelle trataron de envenenarlo con una taza de caldo y, a pesar del antídoto que tomó, su salud fue dañada permanentemente.

-En otra ocasión trataron de asesinarlo cuando caminaba por una estrecha calle. El tubo un presentimiento de peligro y escapó por otra calle.


 ¿Y CUÁL ES LA ESPIRITUALIDAD TAN ATACADA?

La espiritualidad de San Luis María de Montfort se basa en dos fundamentos:

1-Reproducir la imagen de Cristo Crucificado en nosotros.

2-Hacerlo a través y por medio de nuestra consagración a María como esclavo de amor.

En otras palabras: vivir la Cruz Redentora a través de María.

Toda la vida de S. Luis fue centrada sobre un deseo:  La adquisición de la Sabiduría Eterna que es Jesucristo, Hijo de Dios e Hijo de María. 

Optó por una condición radical de vida formulada como "La santa esclavitud" o la esclavitud voluntaria de amor a la Virgen Santísima para llevarnos a la de Cristo. A ella le entregamos cuerpo y alma para que haga con nosotros lo que quiera pues todo lo que ella quiere es de Dios. La Virgen, Gestora de Cristo, pasa a ser la que dispone de nosotros.

Es una vía de perfección y unión, de ascética radical y de misticismo dentro del corazón de María Santísima. Enseña que el alma abandonada en las manos de la Madre es unida a la obediencia del Hijo.  Esta entrega es total cuando el alma se separa de todo apego terrenal y así es reengendrada en el seno de María donde se encarnó Jesús.  Llega a ser así perfecta imagen de Dios quien escogió ser obediente hasta la Cruz.

San Luis no ve en María una simple devoción piadosa y sentimental, sino una devoción fundada en teología sólida, la cual proviene del misterio inefable de lo que Dios ha optado realizar por su mediación y por su perfecta docilidad a esa obra. Esto es muy importante, ya que es este desarrollo lo que ha hecho posible la revolución teológica que causó S. Luis de Montfort.


ESCRITOS

San Luis dio a la Iglesia las obras mas grandes que se han escrito sobre la Virgen Santísima:  El Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen , el Secreto de la Virgen, y El Secreto del Rosario. A estos se añade "A los Amigos de la Cruz".  La Iglesia ha reconocido sus libros como expresión auténtica de la doctrina eclesial. El Papa Pío XII, quién canonizó a San Luis dijo: "Son libros de enseñanza ardiente, sólida y autentica." 


 MUERTE Y CANONIZACIÓN

-San Luis murió en  Saint Laurent sur Sevre el 28 de Abril de 1716, a la edad de 43 años.

-Fue beatificado en 1888 y canonizado el 20 de Julio de 1947. 

-Es venerado como sacerdote, misionero, fundador y sobre todo, como Esclavo de la Virgen María.


Sobre la tumba de San Luis de Monfort dice:

¿Qué miras, caminante? Una antorcha apagada, 
un hombre a quien el fuego del amor consumió, 
y que se hizo todo para todos, Luis María Grignion Monfort. 
-¿Preguntas por su vida? No hay ninguna más íntegra,
-¿Su penitencia indagas? Ninguna más austera.
-¿Investigas su celo? Ninguno más ardiente.
-¿Y su piedad Mariana? Ninguno a San Bernardo más cercano. 
Sacerdote de Cristo, a Cristo reprodujo en su conducta, y enseñó en sus palabras. 
Infatigable, tan sólo en el sepulcro descansó, fue padre de los pobres, defensor de los huérfanos, 
y reconciliador de los pecadores.
Su gloriosa muerte fue semejante a su vida. Como vivió, murió.
Maduro para Dios, voló al cielo a los 43 años de edad.

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