martes, 31 de diciembre de 2019

Explica el Padre Ariel Damin el Te Deum que se reza a Fin de Año




TE DEUM

Texto original en latín


Te Deum laudamus:
te Dominum confitemur.
Te aeternum Patrem,
omnis terra veneratur.

Tibi omnes angeli,
tibi caeli et universae potestates:
tibi cherubim et seraphim,
incessabili voce proclamant:

Sanctus, Sanctus, Sanctus
Dominus Deus Sabaoth.
Pleni sunt caeli et terra
maiestatis gloriae tuae.

Te gloriosus Apostolorum chorus,
te prophetarum laudabilis numerus,
te martyrum candidatus laudat exercitus.

Te per orbem terrarum
sancta confitetur Ecclesia,
Patrem immensae maiestatis;
venerandum tuum verum et unicum Filium;
Sanctum quoque Paraclitum Spiritum.

Tu rex gloriae, Christe.
Tu Patris sempiternus es Filius.
Tu, ad liberandum suscepturus hominem,
non horruisti Virginis uterum.

Tu, devicto mortis aculeo,
aperuisti credentibus regna caelorum.
Tu ad dexteram Dei sedes,
in gloria Patris.

Iudex crederis esse venturus.

Te ergo quaesumus, tuis famulis subveni,
quos pretioso sanguine redemisti.
Aeterna fac
cum sanctis tuis in gloria numerari.

Salvum fac populum tuum, Domine,
et benedic hereditati tuae.
Et rege eos,
et extolle illos usque in aeternum.

Per singulos dies benedicimus te;
et laudamus nomen tuum in saeculum,
et in saeculum saeculi.

Dignare, Domine, die isto
sine peccato nos custodire.
Miserere nostri, Domine,
miserere nostri.

Fiat misericordia tua, Domine, super nos,
quem ad modum speravimus in te.
In te, Domine, speravi:

non confundar in aeternum.

Texto en español

A ti, oh Dios, te alabamos,
a ti, Señor, te reconocemos.
A ti, eterno Padre,
te venera toda la creación.

Los ángeles todos, los cielos
y todas las potestades te honran.
Los querubines y serafines
te cantan sin cesar:

Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios de los ejércitos.
Los cielos y la tierra
están llenos de la majestad de tu gloria.

A ti te ensalza el glorioso coro de los apóstoles,
la multitud admirable de los profetas,
el blanco ejército de los mártires.

A ti la Iglesia santa,
extendida por toda la tierra,te aclama:
Padre de inmensa majestad,
Hijo único y verdadero, digno de adoración,
Espíritu Santo, defensor.

Tú eres el Rey de la gloria, Cristo.
Tú eres el Hijo único del Padre.
Tú, para liberar al hombre,
aceptaste la condición humana sin desdeñar el seno de la Virgen.

Tú, rotas las cadenas de la muerte,
abriste a los creyentes el Reino de los Cielos.
Tú sentado a la derecha de Dios
en la gloria del Padre.

Creemos que un día has de venir como juez.

Te rogamos, pues, que vengas en ayuda de tus siervos,
a quienes redimiste con tu preciosa sangre.
Haz que en la gloria eterna
nos asociemos a tus santos.

Salva a tu pueblo, Señor,
y bendice tu heredad.
Sé su pastor
y ensálzalo eternamente.

Día tras día te bendecimos
y alabamos tu nombre para siempre,
por eternidad de eternidades.

Dígnate, Señor, en este día
guardarnos del pecado.
Ten piedad de nosotros, Señor,
ten piedad de nosotros.

Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.
En ti, Señor, confié,

no me veré defraudado para siempre.

Sermón de la Infraoctava de Navidad en su Séptimo Día - P. Ariel Damin - 2019

lunes, 30 de diciembre de 2019

31 de Diciembre: SAN SILVESTRE, Papa




SAN SILVESTRE
Papa
† hacia el año 335 en Roma

He combatido con valor, he concluido la carrera, he guardado la fe.
Nada me resta sino aguardar la corona de justicia que me está reservada.
(2 Timoteo 4, 7-8)

En Roma, el tránsito de san Silvestre I, Papa y Confesor, el cual bautizó al Emperador Constantino el Grande y confirmó el Concilio Niceno, y después de llevar a cabo santísimamente otras muchas empresas, murió en paz.

También en Roma, en la vía Salaria y cementerio de Priscila, lassantas Mártires Donata, Paulina, Rústica, Nominanda, Serótina, Hilaria y sus Compañeras.

En Sens, los santos Sabiniano, Obispo, y Potenciano, que, enviados allá por el Pontífice Romano a predicar, ilustraron aquella metrópoli con el martirio de su confesión.

En Catania de Sicilia, el suplicio de los santos Esteban, Ponciano, Átalo, Fabiano, Cornelio, Sexto, Floro, Quinciano, Minervino y Simpliciano.

En Sens, santa Columba, Virgen y Mártir, la cual, superado el tormento del fuego, en la persecución del Emperador Aureliano, fue pasada a cuchillo.

El mismo día, san Zótico, Presbítero Romano, el cual fue a Constantinopla, y allí se encargó de sustentar los huérfanos.

En Ravena, san Barbaciano, Presbítero y Confesor.

En la aldea del Lalovesco, diócesis de Viena, en el Delfinado, el tránsito de san Juan Francisco Regis, Sacerdote de la Compañía de Jesús y Confesor, varón de eximia caridad y paciencia en procurar la salvación de las almas; a quien el Papa Clemente XII puso en el catálogo de los Santos.

En Reciaria, San Kermes, Exorcista.

En París, santa Catalina Labouré, Virgen, de la Compañía de Hijas de la Caridad; la cual favorecida por la Inmaculada Madre de Dios con la singular manifestación de la sagrada Medalla, fue insigne por las virtudes y milagros. El Papa Pío XII la puso en el número de las santas Vírgenes.

El mismo día, santa Melania, la más joven, que con su marido Piniano, se retiró de Roma y se fue a Jerusalén, y allí, ella entre las mujeres consagradas a Dios, y él entre los Monjes, vivieron vida religiosa, y ambos descansaron con santo fin.

Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.

SAN SILVESTRE
Papa

San Silvestre I se había distinguido por su celo y su caridad durante la primera persecución. Subió a la cátedra de San Pedro en el año 314, menos de un año después del edicto de Milán, que concedía la paz a la Iglesia. Recibió de Constantino el palacio de Letrán y en él estableció su morada, así como la basílica principal de Roma. El mismo año envió delegados al Concilio de Arlés, donde fueron condenados los donatistas, y después, en el año 325, al Concilio general de Nicea, que anatematizó a Arrio. Murió San Silvestre en el año 335.

MEDITACIÓN
TRES REFLEXIONES SOBRE EL AÑO TRANSCURRIDO

I. ¿Podría decir con verdad como San Pablo: He combatido con valor, he concluido la carrera, he guardado la fe? Hete aquí al término del año; repasa en tu espíritu todo el bien y todo el mal que has hecho durante este año, y mira si tus buenas acciones son más numerosas que las malas. ¿Cuántos días transcurrieron sin que hicieras nada para Dios? Sin embargo, este año te fue dado únicamente para servirlo, para hacer penitencia de tus pecados y merecer el cielo mediante la práctica de las buenas obras.

II. ¿Dónde están ahora los placeres y los honores de que gozaste durante este año? ¡Todo ha pasado, y no te queda sino el triste recuerdo de haber ofendido a Dios por bienes pasajeros y falaces! ¿No es verdad que, al contrario, experimentas una gran alegría por el bien que hiciste tratando de agradar a Dios? Ya no experimentas el esfuerzo que tus buenas obras te costaron y tienes la esperanza de ser recompensado por ellas. Tu vida pasará como este año, tus placeres pasarán tanto como tus trabajos, y el único consuelo que te quedará será haber servido al Señor. ¿Quién me devolverá este día, este año que perdí en la vanidad? (San Euquerio).

III. Acaso pasaste parte de este año en pecado mortal. Si durante esa época hubieras muerto, ¿dónde estarías ahora? Dios te ha dado tiempo para hacer penitencia; aprovéchalo mejor en lo porvenir ¡acaso no tengas más que este año de vida! Prepárate, pues, a morir, haz una buena confesión, y si quieres pasar santamente todos los días del año que va a comenzar piensa todos los días en la muerte y en la eternidad. Dios te ha ocultado tu último día, para que te prepares a él todos los días de tu vida (San Agustín).

El pensamiento de la muerte.

Orad por vuestros bienhechores.


ORACIÓN

Pastor eterno, considerad con benevolencia a vuestro rebaño, y guardadlo con protección constante por vuestro bienaventurado Sumo Pontífice Silvestre, a quien constituisteis pastor de toda la Iglesia. Por J. C. N. S.

Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. – Tomo IV, Patron Saints Index.

Sermón de la Infraoctava de Navidad en el Sexto Día - Padre Ariel Damin - 2019

30 de Diciembre: SAN SABINO, Obispo y Mártir



SAN SABINO,
Obispo y Mártir

† hacia el año 303 en Spoleto, Italia
En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si os amáis unos a otros. (Juan 13, 35)
+ En Roma, el triunfo de san Félix I, Papa y Mártir, que gobernó la iglesia en el imperio de Aureliano. Su fiesta se celebra el día 30 de Mayo.
+ En Espoleta, el triunfo de los santos Mártires Sabino, Obispo de Asís, Exuperancio y Marcelo, Diáconos, y Venustiano, Presidente, con su mujer e hijos, en tiempo del Emperador Maximiano. Marcelo y Exuperancio, suspendidos primero en el potro, luego cruelmente apaleados, por último con uñas aceradas rasgadas sus carnes y abrasados los costados, consumaron el martirio; Venustiano, no mucho después, juntamente con su mujer e hijos, fue pasado a cuchillo; y san Sabino, después de cortadas las manos y de prolongadas penalidades en una cárcel, fue azotado hasta expirar. El martirio de estos Santos, aunque sucedió en diversos tiempos, se celebra, sin embargo, en un mismo día.
+ En Alejandría, los santos Mansueto, Severo, Apiano, Donato, Honorio y Compañeros Mártires.
+ En Salónica, santa Anisia, Mártir.
+ Allí mismo, san Anisio, Obispo de la misma ciudad.
+ En Milán, san Eugenio, Obispo y Confesor.
+ En Ravena, san Liberio, Obispo.
+ En Áquila de los Vestinos, san Rainerio, Obispo.
+ Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.


SAN SABINO
Obispo y Mártir

San Sabino, obispo de Asís, invitado a adorar una estatua de Júpiter, la tomó en sus manos y la arrojó al suelo, donde se hizo pedazos. El gobernador le hizo cortar las manos y lo condenó a morir en prisión perpetua. El juez a cuya guarda fuera confiado se convirtió al ver sus milagros y, a su vez, padeció el martirio poco después de la muerte de San Sabino.

MEDITACIÓN
SOBRE EL AMOR AL PRÓJIMO

I. Se debe hacer al prójimo todo el bien que se pueda, asistirlo en sus necesidades materiales y espirituales. ¿Has cumplido durante este año este primer deber de la caridad cristiana? ¿Cómo has trabajado en la conversión de las almas, en la práctica de las obras de misericordia corporales y espirituales? ¿Cuántas ocasiones has perdido de acudir en ayuda de Jesucristo en la persona de tu prójimo? No te gloríes de amar a Dios si no amas a tu prójimo. Si alguien dice que ama a Dios y, al mismo tiempo, aborrece a su hermano, es un mentiroso (San Juan).
II. Ten cuidado de no herir a tu prójimo con tus palabras o tus actos; el que ofende a su prójimo ofende a Jesucristo, porque lo que hicieres al menor de los hombres a Jesucristo mismo se lo haces. Ten buena opinión de los demás y juzga favorablemente sus acciones. ¿Has observado estos preceptos en el curso de este año? ¿Cuántas veces has desobedecido a tus superiores y dado motivo de descontento a tus iguales y a tus inferiores? ¿No tienes enemigos? Si los tienes, reconcíliate con ellos lo antes posible.
III. En una palabra, ¿has tratado a los otros como quisieras ser tratado tú mismo? Quieres ser estimado, alabado, honrado, quieres que se te perdonen tus faltas y que se hable bien de ti: ¿tienes para con los demás la caridad que exiges de ellos? Sé familiar con tus amigos, afable y equitativo para con todos. Dios permitirá que se te trate como tú hayas tratado a los demás, y Él mismo usará contigo la medida que tú hayas usado con tu prójimo. No hagas a otro lo que no quisieras que se te haga a ti.


ORACIÓN

Dios omnipotente, mirad nuestra flaqueza, ved cómo el peso de nuestras obras nos abruma, y fortificadnos por la gloriosa intercesión de San Sabino, vuestro mártir y pontífice.
Por J. C. N. S.



Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. – Tomo IV, Patron Saints Index.

domingo, 29 de diciembre de 2019

Sermón de la Infraoctava de Navidad - P. Ariel Damin - 2019

29 de Diciembre: DOMINGO DE LA INFRAOCTAVA DE NAVIDAD



Sólo se dice el Oficio, si cae el 29, 30 o 31 de diciembre.

Este es el único de todos los días de la Octava de Navidad que no está ocupado con una fiesta. En las Octavas de Epifanía, Pascua y Pentecostés, la Iglesia se halla de tal manera embebida en la grandeza del misterio, que aleja de sí todo recuerdo que pudiera distraerla; en la de Navidad, por el contrario, abundan las fiestas, apareciendo el Emmanuel rodeado siempre del cortejo de sus siervos. De este modo la Iglesia, o más bien Dios mismo, primer autor del ciclo, nos ha querido mostrar cuán accesible se presenta en su Nacimiento el divino Niño, el Verbo hecho carne, a la humanidad a la que va a salvar.

M I S A

Fué en medio de la noche, cuando el Señor libertó a su pueblo de la cautividad en la tierra de los Egipcios, por medio de su Angel armado de la espada; de modo semejante, en medio del silencio de la noche, el Angel del Gran Consejo bajó de su real trono para traer la misericordia a la tierra. Es justo que la Iglesia, al celebrar esta última venida, cante al Emmanuel, revestido de fortaleza y hermosura, el cual viene a tomar posesión de su Imperio.

INTROITO

Cuando todas las cosas dormían en profundo sueño, y la noche llegaba a la mitad de su carrera, tu omnipotente Verbo, Señor, vino del cielo, desde su trono real. Salmo: El Señor reinó, se vistió de hermosura: el Señor se vistió y ciñó de fortaleza. — V. Gloria al Padre.

En la Colecta, pide la Iglesia ser dirigida conforme a la excelsa regla que nos ha sido dada en nuestro divino Sol de justicia, con el fin de iluminar y conducir todos nuestros pasos por el camino de las buenas obras.

ORACION

Omnipotente y sempiterno Dios, dirige nuestros actos conforme a tu beneplácito: para que, en nombre de tu amado Hijo, merezcamos abundar en buenas obras. El cual vive y reina contigo.

EPISTOLA

Lección de la Epístola del Apóstol San Pablo a los Gálatas. (IV, 1-7.)

Hermanos: Mientras el heredero es niño, en nada difiere del siervo, aunque es el señor de todo, sino que está bajo tutores y celadores, hasta el tiempo señalado por el Padre. Así también nosotros cuando éramos niños, servíamos bajo los rudimentos del mundo. Mas, cuando llegó la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, hecho de mujer, sujeto a la Ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Mas, porque sois hijos, envió Dios el Espíritu de su Hijo a vuestros corazones, el cual clama: ¡Abba, Padre! Ya no hay, pues, siervo sino hijo; y, si hijo, también heredero por Dios.

El Niño, nacido de María, recostado en el pesebre de Belén, eleva su débil voz hacia el Padre de los siglos, y le llama ¡Padre mío! Se vuelve a nosotros y nos dice ¡Hermanos míos! Por consiguiente, también nosotros podemos decir Padre nuestro, al dirigirnos a su eterno Padre. Este es el misterio de la adopción divina que se nos revela estos días. Todo ha cambiado en el cielo y en la tierra: Dios no tiene solamente un Hijo, sino muchos; en adelante, no somos en su presencia simples criaturas sacadas de la nada, sino hijos de su amor. El cielo no es sólo el trono de su gloria; sino también herencia nuestra; tenemos allí nuestra parte asegurada junto a la de Jesús, nuestro hermano, hijo de María, hijo de Eva, hijo de Adán por su naturaleza humana, como es al mismo tiempo en unidad de persona, Hijo de Dios por su naturaleza divina, Pensemos sucesivamente en el bendito Niño que nos ha merecido todos estos bienes, y la herencia a que nos ha dado derecho. Maravíllese nuestro espíritu de tan alta distinción concedida a simples criaturas, y demos gracias a Dios por tan incomprensible beneficio.

GRADUAL

Eres el más hermoso de los hijos de los hombres: la gracia está pintada en tus labios. — V. Mi corazón rebosa palabras buenas, dedico mis obras al Rey: mi lengua es como la pluma de un escribiente veloz.

ALELUYA

Aleluya, aleluya. — V. El Señor reinó, se vistió de hermosura: el Señor se vistió de fortaleza y se ciñó de poder. Aleluya.

EVANGELIO

Continuación del santo Evangelio según San Lucas. OI, 33-40.)

En aquel tiempo, José y María, la Madre de Jesús, estaban admirados de las cosas que se declan de El:, Y les bendijo Simeón, y dijo a su Madre María. He aquí que éste ha sido puesto para ruina y para resurrección de muchos en Israel, y para señal a la que se contradecirá; y una espada traspasará tu misma alma, para que sean revelados los pensamientos de muchos corazones. Y estaba (allí) Ana, profetisa, hija de Fanuel. de la tribu de Aser, la cual era de edad avanzada, y habla vivido siete años con su marido desde su virginidad. Y era ya viuda de ochenta y cuatro años, y no se apartaba del templo, sirviendo en él día y noche con ayunos y oraciones. También ella, llegando a la misma hora, alababa al Señor, y hablaba de El a todos los que esperaban la redención de Israel. Y, cuando cumplieron todas las cosas según la Ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. Y el Niño crecía, y se fortalecía, lleno de sabiduría: y la gracia de Dios estaba con él.

El curso de los relatos evangélicos obliga a la Iglesia a presentarnos ya al divino Niño en brazos de Simeón, quien profetiza a María la suerte futura del hijo que ha dado al mundo. Aquel cocorazón de madre, completamente sumergido en las alegrías de tan maravilloso nacimiento, siente ya la espada que la anuncia el anciano del templo. El hijo de sus entrañas habrá de ser, por tanto, una señal de contradicción en la tierra; el misterio de la adopción divina del género humano no podrá realizarse sino por medio del sacrificio de este Niño cuando llegue a hombre. Mas, nosotros, redimidos por su sangre, no debemos precipitar demasiado los acontecimientos. Tiempo tendremos de contemplar al Ernmanuel en medio de los trabajos y sinsabores; hoy se nos permite todavía no ver en El más que al Niño que nos ha nacido y alegrarnos con su venida. Oigamos a Ana que nos habla de la redención de Israel. Consideremos la tierra, regenerada con el nacimiento de su Salvador; admiremos y estudiemos con humilde amor, a Jesús, lleno de sabiduría y de gracia y que acaba de nacer ante nosotros.

Durante el Ofertorio, la Iglesia canta la maravillosa renovación operada en este mundo, al que ha librado de la ruina; celebra al Dios poderoso que ha bajado al establo, sin que por eso deje su trono eterno.

OFERTORIO

Dios afirmó el orbe de la tierra, que no se conmoverá: tu asiento, oh Dios, está seguro, desde entonces; tú existes eternamente.

SECRETA

Suplicámoste, oh Dios omnipotente, hagas que el don ofrecido ante los ojos de tu majestad, nos obtenga la gracia de una piadosa devoción, y nos adquiera la posesión de una eternidad dichosa. Por el Señor.

Durante la distribución del sagrado manjar, a los fieles, la Iglesia canta las palabras del Angel a José. Les entrega ese Niño, para que le lleven en sus corazones, y les recomienda que le protejan contra las emboscadas que le tienden sus enemigos. Cuide, pues, el cristiano de que no se lo arrebaten; aniquile, con su vigilancia y buenas obras, al pecado que podría hacer morir a Jesús en su alma. Por eso, en la Oración siguiente, pide la Iglesia la destrucción de nuestros vicios y la realización de nuestros virtuosos deseos.

COMUNION

Toma al Niño y a su Madre, y vete a la tierra de Israel: porque ya han muerto los que buscaban la vida del Niño.

POSCOMUNION .

Haz, Señor, que, por la virtud de este Misterio, sean purificados nuestros pecados y se realicen nuestros justos anhelos. Por el Señor.


Fuente: Año Litúrgico - Dom Prospero Gueranger

sábado, 28 de diciembre de 2019

29 de Diciembre: SANTO TOMÁS BECKET, Obispo y Mártir



SANTO TOMÁS
BECKET
Obispo y Mártir

n. 21 de diciembre de 1118 en Londres, Inglaterra;
† asesinado el 29 de diciembre de 1170 en la Catedral de Cantorbery, Inglaterra

Patrono del clero.

El que guarda los mandamientos mora en Dios, y Dios en él.
(1 Juan 3, 24)

+ En Cantórbery de Inglaterra, el triunfo de santo Tomás, Obispo y Mártir, el cual, por defender la justicia y la inmunidad eclesiástica, acuchillado en su Basílica, por la facción de unos hombres impíos, Mártir, fue a unirse con Cristo.

+ En Jerusalén, el santo Rey Profeta David.

+ En Arles de Francia, el tránsito de san Trófimo, de quien habla san Pablo escribiendo a Timoteo. Ordenado Obispo por el mismo Apóstol, fue el primer enviado a predicar el Evangelio de Cristo en aquella ciudad, y de su predicación, según escribe san Zósimo Papa, como de una fuente, corrieron para toda Francia raudales de fe.

+ En Roma, los Santos Mártires Calixto, Félix y Bonifacio.

+ En África, el suplicio de los santos Mártires Domingo, Víctor, Primiano, Livoso, Saturnino, Crescencio, Segundo y Honorato.

+ En Constantinopla, san Marcelo, Abad.

+ En la aldea de Hièmes en Francia, san Ebrulfo, Abad y Confesor, en tiempo del Rey Childeberto.

+ En Viena de Francia, la Conmemoración de san Crescente, Obispo y Mártir, que fue discípulo del Apóstol san Pablo y primer Obispo de aquella ciudad. Su muerte se celebra el día 27 de Junio.

+ Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.

SANTO TOMÁS BECKET
Obispo y Mártir

Nacido en Londres en 1118, Santo Tomás Becket estudió en Oxford y en París. Llegó a ser canciller de Inglaterra bajo el reinado de Enrique II y después arzobispo de Cantorbery en 1162. Fue perseguido por el rey por haber defendido las inmunidades de la Iglesia y se retiró a Francia por espacio de siete años, alimentándose de legumbres, acostándose en el duro suelo y llevando siempre un cilicio. Intervino una reconciliación y Santo Tomás fue finalmente restablecido en su cargo; pero, cuatro semanas después de su vuelta a Inglaterra, fue asesinado al pie del altar, en 1170. Enrique II protestó no haber ordenado este crimen y fue descalzo a su tumba al año siguiente.

MEDITACIÓN
SOBRE EL AMOR DE DIOS

I. Meditemos en estos tres últimos días del año, acerca de nuestros deberes para con Dios, para con el prójimo y para con nosotros mismos. Has sido creado para amar a Dios sobre todas las cosas; éste es tu único quehacer, todo lo demás nada es. Dime, por favor, ¿qué has hecho durante este año? Examina tus acciones, tus pensamientos y tus palabras. De tantos días pasados, de tantas horas transcurridas, ¿cuántos has consagrado al servicio de Dios? ¡Oh gran Dios! ¡Vos queréis hacerme dichoso eternamente, y yo rehúso serviros durante los pocos momentos que me quedan de vida!

II. ¿Qué has hecho contra Dios? ¿Cuántas veces has desobedecido a sus mandamientos y rechazado sus inspiraciones? ¿Cuántas veces has abusado de sus gracias y profanado sus sacramentos? Interroga a tu conciencia, y di con David: “Contra Vos solo, Dios mío, he pecado”. He guardado las apariencias, he querido contentar a los hombres con una devoción de puro alarde, pero no he podido con ello contentar a Dios que ve hasta el fondo de mi alma. He pecado contra Vos solo y he hecho el mal en vuestra presencia (El Salmista).

III. ¡Cuántas cosas pudiste hacer por Dios y no hiciste! Y sin embargo, ¿pudo acaso Dios hacer por ti más de lo que hizo? Pongamos, pues, manos a la obra, demos al Señor el resto de nuestra vida. Bastante hemos trabajado para nuestro cuerpo y para la tierra, hagamos algo para nuestra alma y para el cielo. Hemos dado un año a nuestro cuerpo, demos algunos días a nuestra alma; vivamos un poco para Dios, después haber vivido tanto para el siglo (San Pedro Crisólogo).

El amor de Dios.


ORACIÓN

Dios, que habéis visto caer al glorioso pontífice Tomás bajo la espada de los impíos por la causa de vuestra Iglesia, haced, os lo conjuramos, que todos los que imploran su auxilio obtengan el efecto saludable de sus ruegos. Por J. C. N. S.

Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. – Tomo IV, Patron Saints Index.

Sermón de la Misa de los Santos Inocentes - P. Ariel Damin - 2019

viernes, 27 de diciembre de 2019

28 de Diciembre: LOS SANTOS INOCENTES



LOS SANTOS INOCENTES
Mártires

Patronos de bebés; coros de niños; niños abandonados.

Herodes mandó matar a todos los niños que había en Belén y en toda su comarca, de dos años abajo. (Mateo 2, 16)

+ En Belén de Judá, el nacimiento para el cielo de los santos Inocentes Mártires, a quienes Herodes en odio a Cristo quitó la vida.

+ En Lyon de Francia, el tránsito de san Francisco de Sales, Obispo de Ginebra y Confesor, a quien, muy esclarecido por su doctrina y por su ardentísimo celo en convertir los herejes, el Sumo Pontífice Alejandro VII puso en el número de los Santos, y mandó que su fiesta se celebrase el 29 de Enero, día en que fue trasladado su sagrado cuerpo desde Lyon a Annecy de Saboya. El Papa Pío IX le declaró Doctor de la Iglesia universal; y el Papa Pío XI le nombró y confirmó celestial Patrono de todos los Escritores católicos que en los diarios y en otros escritos destinados al público, ilustran, propagan y defienden la Cristiana sabiduría.

+ En Ancira de Galacia, los santos Mártires Eutiquio, Presbítero, y Domiciano, Diácono.

+ En África, el triunfo de los santos Mártires Castor, Víctor y Rogaciano.

+ En Nicomedia, los santos Mártires Indes, mayordomo, Domna, Ágape y Teófila, Vírgenes, y sus Compañeros, que en la persecución de Diocleciano, al cabo de muchos combates, consiguieron, con diverso género de muerte, la corona del martirio.

+ En Neocesarea del Ponto, san Troadio, Mártir, en la persecución de Decio; a cuyo combate asistió en espíritu san Gregorio Taumaturgo, y le fortaleció para arrostrar el martirio.

+ En Arabizo de la Armenia inferior, san Cesáreo, Mártir, que padeció de orden de Galerio Maximiano.

+ En Roma, san Domnión, Presbítero.

+ En el monasterio de Lerins de Francia, san Antonio, Monje, esclarecido en milagros.

+ Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.

LOS SANTOS INOCENTES
Mártires

Había Jesús nacido en Belén y los magos vinieron de Oriente a la corte de Herodes para averiguar dónde acababa de nacer “el rey de los judíos”. Turbose Herodes y, habiendo convocado a los príncipes de los sacerdotes, les preguntó donde debía nacer el Cristo. Llamó después a los magos en secreto y les dijo: “Id, informaos con cuidado acerca de este niño, y cuando lo hayáis encontrado, hacédmelo saber, para que yo también vaya a adorarlo”. Pero los magos, advertidos por el Cielo, no volvieron. Se enfureció Herodes e hizo degollar a todos los niños de Belén y sus alrededores, hasta la edad de dos años. Este bautismo de sangre envió muchos ángeles al cielo.

MEDITACIÓN
SOBRE LA FIESTA DE LOS SANTOS INOCENTES

I. Estos niños vertieron su sangre por Jesucristo antes de conocerlo. Hace ya tantos años que tú conoces a Dios y los beneficios con que te ha colmado, y ¿cómo lo has servido? Dale la flor de tu vida, conságrale a su servicio tus mejores años, como los santos inocentes. ¡Dichosos niños, no pueden aún pronunciar el nombre de Cristo, y ya merecen morir por Él! (San Eusebio).

II. No es hablando, sino sufriendo y muriendo, como estas primicias de los mártires, estas flores de la naciente Iglesia confesaron la fe de Jesucristo. A menudo Dios pide que tú lo confieses callándote y sufriendo. Te calumnian, te persiguen: sufre, cállate. ¡Ah! ¡cuán elocuente testimonio de tu fidelidad es esta paciencia muda! En vano dices que eres totalmente de Dios: corresponde que lo digan tus acciones; trabaja por Dios, sufre por amor suyo.

III. Debes ser inocente como estos niños si quieres entrar en el cielo: Si perdiste la inocencia bautismal, es preciso que laves tu alma en las amargas aguas de la penitencia. Ojos míos, derramad vuestras lágrimas para extinguir el fuego del infierno y aun del purgatorio, y para lavar mis pecados; porque nada que esté sucio entrará en el reino de los cielos. ¡Dichoso si a semejanza de estas santas almas, podemos obtener la corona del martirio! Esta edad, todavía no apta para la lucha, está ya madura para la victoria.

La pureza.

Orad por los niños de China.

ORACIÓN

Oh Dios, cuyos inocentes mártires publican hoy la gloria no con sus palabras sino con su sangre, haced morir en nosotros los vicios todos, a fin de que la santidad de nuestra vida venidera proclame la fe que confiesan nuestros labios. Por J. C. N. S.

Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. – Tomo IV, Patron Saints Index.

Sermón de la Misa de San Juan Evangelista - P. Ariel Damin - 2019

jueves, 26 de diciembre de 2019

27 de Diciembre: SAN JUAN Apóstol, Evangelista y Apokaleta



SAN JUAN
Apóstol, Evangelista y Apokaleta

† hacia el año 101 en Éfeso

Patrono de escritores; autores; editores; libreros; encuadernadores; impresores; compositores tipográficos; papeleros; litógrafos; pintores; amistad; teólogos. Protector contra las quemaduras y los venenos.

Pedro vio venir detrás al discípulo amado de Jesús, aquél que en la Cena se reclinara sobre su pecho. (Juan 21, 20)

+ En Éfeso, el triunfo de san Juan, Apóstol, Evangelista y Apokaleta, que después de escribir el Evangelio, fue relegado al destierro, donde escribió el divino Apocalipsis, y habiendo alcanzado hasta los tiempos de Trajano, fundó y gobernó las Iglesias de toda el Asia, y finalmente, consumido de años, sesenta y ocho después de la Pasión del Señor, murió, y fue sepultado junto a la misma ciudad.

+ En Constantinopla, los santos Confesores Teodoro y Teófanes, hermanos; los cuales, criados desde niños en el monasterio de san Sabas, en Palestina, combatiendo después valerosamente contra León Armenio por el culto de las sagradas Imágenes, fueron por su mandato azotados y relegados al destierro. Pero, muerto León y resistiendo ellos como antes con mucha constancia, contra el Emperador Teófilo, que seguía la misma impiedad, sufrieron de nuevo los azotes y el destierro, donde murió Teodoro en la cárcel. Teófanes, vuelta la paz a la Iglesia, fue nombrado Obispo de Nicea, e insigne por la gloria de la confesión, descansó en el Señor.

+ En Alejandría, san Máximo, Obispo, que fue esclarecido e insigne por el título de Confesor de Cristo.

+ En Constantinopla, santa Nicerata (o Nicareta), Virgen, que resplandeció por su santidad en tiempo del Emperador Arcadio.

+ Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.

SAN JUAN
Apóstol, Evangelista y Apokaleta

San Juan era todavía joven cuando siguió a Jesús. Fue su discípulo predilecto a causa de su inocencia; asistió a su transfiguración, se recostó en su pecho en la última Cena, subió con Él al Huerto de los Olivos, y recibió a María como Madre, ayudó a sepultar al Salvador y acudió el primero con Magdalena a su tumba el día de su resurrección. Después de la Ascensión, fue a predicar el Evangelio al Asia Menor y se estableció en Éfeso con la Santísima Virgen. Conducido a Roma en el año 95, bajo Domiciano, y arrojado a una caldera de aceite hirviendo, salió de ella sano y salvo y fue desterrado a la isla de Patmos, donde compuso el Apocalipsis. De vuelta a Éfeso, escribió contra los gnósticos su Evangelio que, con sus tres Epístolas, es el inflamado código de la caridad. Sobrevivió a todos los otros Apóstoles.

MEDITACIÓN
SOBRE LA VIDA DE SAN JUAN

I. He aquí al amigo íntimo de Jesús, aquél que descansó sobre su pecho en la última Cena, y a quien el divino Salvador hizo partícipe de sus más grandes secretos. La primera condición de una verdadera amistad es no tener secretos para el amigo. ¿Está abierto tu corazón para Jesús? ¿No tomas ninguna resolución sin haberlo consultado? En todo tiempo puedes penetrar en su corazón por la adorable llaga de su costado; ¡y Él no puede hacerlo en el tuyo, lleno como está totalmente de las creaturas! Os amo, oh Dios mío, y deseo amaros siempre más (San Agustín).

II. La segunda cualidad de la amistad es compartir con el amigo lo que se posee. Ahora bien, Jesús durante su vida diose todo entero a San Juan y, al morir, le dio a su madre. “Hijo mío, dijo, he aquí a tu Madre”. San Juan se había dado por entero a Jesús, había abandonado todo para seguirlo. Date del mismo modo todo entero a Jesús, si quieres ser su amigo. ¿A quién destinas tu corazón? El mundo es indigno de poseerlo. ¿Qué has dado a Jesús en retribución de su ternura? ¿Le has consagrado tu cuerpo, tu voluntad, tu inteligencia, en una palabra todo lo que eres y todo lo que posees?

III. En fin, la tercera cualidad de la amistad es la semejanza: el amor hace semejantes a los amigos, si ya no lo son. Fue también este amor el que hizo a San Juan semejante a Jesús, lo hizo también hijo espiritual de María. Jesús te amará, si te asemejas a Él. Para lograrlo, es menester, no que te recuestes visiblemente sobre el corazón de Jesús, sino que Jesús venga a tu corazón, y que no tengas tú otra voluntad que la suya. Tener los mismos gustos y las mismas repugnancias; he ahí la verdadera amistad (San Jerónimo).

El amor de Dios.

Orad por el aumento de la caridad.


ORACIÓN

Dignaos, oh Dios de bondad, derramar sobre vuestra Iglesia los rayos de vuestra luz celestial, a fin de que iluminada con las enseñanzas de San Juan, vuestro Apóstol y Evangelista, alcance las recompensas eternas. Por J. C. N. S.

Fuentes: Martirologio Romano (1956). Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. – Tomo IV, Patron Saints Index.

Sermón de la Misa de San Esteban, Protomártir- P. Ariel Damin - 2019

Sermón de la Misa de Navidad - Padre Alberto Martínez - 2019

26 de Diciembre: SAN ESTEBAN, PROTOMÁRTIR



SAN ESTEBAN
Protomártir

† Lapidado hacia el año 33

Patrono de diáconos. Protector contra los dolores de cabeza.

Esteban, lleno de gracia y de fortaleza, obraba grandes prodigios y milagros entre el pueblo. (Hechos de los Apóstoles 6, 8)

+ En Jerusalén, el triunfo de san Esteban Protomártir, que no mucho después de la Ascensión del Señor fue apedreado por los Judíos.

+ En Roma, san Marino, del orden Senatorial, el cual, siendo Emperador Numeriano y Prefecto Marciano, preso por causa de la religión Cristiana, fue primero, como si fuese esclavo, puesto a cuestión de tormento en el ecúleo y desgarrado con uñas de hierro; luego echado en una sartén; pero, convertido el fuego en rocío y saliendo él sin lesión, fue expuesto a las fieras, que tampoco le hicieron daño; finalmente, conducido de nuevo al gentílico altar, y rodando por tierra los ídolos a su oración, pasado a cuchillo, consiguió el triunfo del martirio.

+ Allí mismo, en la vía Apia, el tránsito de san Dionisio, Papa, el cual, habiendo pasado muchos trabajos por la Iglesia, resplandeció con insignes testimonios de fe.

+ En Roma también, san Zósimo, Papa y Confesor.

+ En Mesopotamia, san Arquelao, Obispo, célebre en santidad y doctrina.

+ En Mayuma de Palestina, san Zenón, Obispo.

+ En Roma, san Teodoro, Mansionario de la Iglesia de san Pedro, de quien hacer mención san Gregorio Papa.

+ Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.

SAN ESTEBAN
Protomártir

San Esteban, primer diácono elegido por los Apóstoles para la distribución de las limosnas entre los fieles, fue también el primer mártir de Jesucristo: ¡qué gloria! Reprochó vivamente a los judíos el que hubieran echado mano a traición y dado muerte al Justo, al Mesías prometido, y lo confesó magníficamente ante Caifás y el gran Consejo. Hasta vio que los cielos se abrían y a Jesús a la diestra del Padre. Llenos de furor, los judíos lo arrastraron fuera y lo lapidaron mientras Esteban, de rodillas, pedía a Dios que los perdonase. ¡Saulo, el futuro gran San Pablo, tenía sus vestiduras!

MEDITACIÓN SOBRE LA MUERTE DE SAN ESTEBAN

I. San Esteban se declara abiertamente discípulo de Jesucristo. No teme la muerte porque está lleno de gracia y de fortaleza; y esta gracia y esta fortaleza le vienen de su fe. La vista del cielo, que se abrió ante sus ojos, lo hace insensible a los tormentos. Si tuviese yo un poco de fe, si de tiempo en tiempo considerase la corona que Dios me prepara en el cielo, ¿qué temería aquí en la tierra? ¿qué amaría fuera de Vos, oh mi dulce Jesús?

II. Soporta valerosamente la muerte y, al morir, ruega por los que lo apedrean. Sufre tú por Jesús las persecuciones y la muerte, si es necesario. Nada podrías hacer por Él de lo cual no te haya dado ejemplo; pero sufre orando por los que te persiguen. ¿Sabes por qué San Esteban perdona tan fácilmente a sus enemigos? Porque la crueldad de ellos prepara su triunfo. ¿Cómo quieres que se irrite contra aquellos que le abren la puerta del cielo? (San Eusebio).

III. Los Hechos de los Apóstoles dicen, al referir la muerte de este santo, que se durmió en el Señor. Su muerte fue, pues, semejante a un dulce sueño: fue, en efecto, el término de todos sus trabajos y el comienzo de su reposo. Señor, concededme la gracia de morir con la muerte de los santos, con esta muerte tan preciosa ante vuestros ojos. Alma mía, vivamos, suframos, trabajemos, como los santos, y moriremos con la muerte de los santos. ¡Que muera yo con la muerte de los justos!

La caridad.

Orad por vuestros enemigos.

ORACIÓN

Señor, concedednos la gracia de imitar a aquellos a quienes honramos, a fin de que aprendamos a amar a nuestros enemigos, pues celebramos el nacimiento al cielo del que oró a Jesucristo Nuestro Señor por sus mismos verdugos.
Por J. C. N. S.

Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. – Tomo IV, Patron Saints Index.

miércoles, 25 de diciembre de 2019

HOMILÍA DE NAVIDAD DE SAN JUAN CRISÓSTOMO



HOMILÍA DE NAVIDAD DE SAN JUAN CRISÓSTOMO

¡Me sorprende un nuevo y maravilloso misterio!

Mis oídos resuenan ante el himno de los pastores, que no entonan una melodía suave sino un himno celestial ensordecedor.

¡Los ángeles cantan!

¡Los Arcángeles unen sus voces en armonía!

¡Los Querubines entonan sus alabanzas llenas de gozo!

¡Los Serafines exaltan Su gloria!

Todos se unen para alabar en esta santa festividad, sorprendiéndose ante el mismo Dios aquí... en la tierra y el hombre en el cielo. Aquel que está arriba, por nuestra salvación reposa aquí abajo; y nosotros, que estábamos abajo somos exaltados por la divina misericordia.

Hoy Belén se asemeja a los cielos, escuchando desde las estrellas el canto de las voces angélicas y, en lugar del sol, presencia la aparición del Sol de la Justicia. No pregunten como es esto, porque donde Dios desea, el orden de la naturaleza es cambiado. Porque Él quiso, tuvo el poder para descender. Él salvó. Todo se movió en obediencia a Dios.

Hoy, Aquel que es, nace. Y Aquel que es, se convierte en lo que no era. Porque cuando era Dios, se hizo hombre sin dejar de ser Dios...

Y así los reyes llegaron, viendo al Rey celestial que vino a la tierra, sin traer ángeles, ni arcángeles, ni tronos, ni dominaciones, ni poderes, ni principados, sino iniciando un nuevo y solitario camino desde un seno virginal. Y sin embargo no olvidó a sus ángeles, no los privó de su cuidado, porque por su encarnación no ha dejado de ser Dios.

Y, miren: los reyes han llegado, para servir al Jefe de los ejércitos celestiales; las mujeres vienen a adorarlo, pues ha nacido de una mujer, para que cambie las penas del alumbramiento en gozo; las vírgenes, al hijo de la Virgen...

Los niños vienen a adorarlo pues se hizo niño, porque de la boca de los niños perfeccionará la alabanza; los niños, al niño que levantó mártires por la matanza de Herodes;

Los hombres a Aquel que se hace hombre para curar las miserias de sus siervos.

Los pastores, al Buen Pastor que da la vida por sus ovejas; los sacerdotes, a Aquel que se hace Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec.

Los siervos, a Aquel que tomó la forma de siervo, para bendecir nuestro servicio con la recompensa de la libertad (Fil 2:7);

Los pescadores, al Pescador de la humanidad;

Los publicanos, a Aquel quien estando entre ellos los nombró evangelistas;

Las mujeres pecadoras a Aquel que entregó sus pies a las lágrimas de la mujer arrepentida, y para que pueda abrazarlos también yo; todos los pecadores han venido, para poder ver al Cordero de Dios que carga con los pecados del mundo.

Por eso todos se regocijan, y yo también deseo regocijarme. Deseo participar de esta danza y de este coro, para celebrar esta fiesta. Pero tomo mi lugar, no tocando el arpa ni llevando una antorcha, sino abrazando la cuna de Cristo.

¡Porque ésta es mi esperanza!

¡Ésta es mi vida!

¡Ésta es mi salvación!

¡Éste es mi canto, mi arpa! Y trayéndola en mis brazos, vengo ante ustedes habiendo recibido el poder y el don de la palabra, y con los ángeles y los pastores canto:

¡Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad!

LETANÍAS DEL DIVINO NIÑO JESÚS



LETANÍAS DEL DIVINO NIÑO JESÚS

-    Señor, ten piedad de nosotros. 
     Señor, ten piedad de nosotros.

-    Jesús, Niño Divino, ten piedad de nosotros. 
     Jesús, Niño Divino, ten piedad de nosotros. 

-    Señor, ten piedad de nosotros.
     Señor, ten piedad de nosotros. 

-    Jesucristo oyenos.
     Jesucristo oyenos. 

-    Jesucristo, escuchanos.
     Jesucristo, escuchanos. 

-     Dios Padre Celestial.
 *   TEN PIEDAD  DE NOSOTROS.
( A cada deprecación se responde )

-    Dios Hijo, Salvador y hermano de los hombres. 
-    Dios Espíritu Santo.
-    Santísima Trinidad, que eres un solo Dios.  
-    Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre. 
-    Jesús, desde la eternidad Hijo del Altísimo. 
-    Jesús, Hijo de la purísima Virgen. 
-    Jesús, que descendiste del Cielo para llevarnos a el.
-    Jesús, nacido pobre para hacernos eternamente ricos y herederos de bienes eternos. 
-    Jesús, anunciado por el Ángel Gabriel a la Santísima Virgen.  
-    Jesús, concebido por el Espíritu Santo. 
-    Jesús, nacido en Belén en la ciudad de David. 
-    Niño Divino, bienvenido en tu entrada al mundo por María y José en nombre de la raza humana en la más profunda reverencia.
-    Niño Divino, glorificado a través del canto de gloria de los Angeles en los corredores de Belén.
-    Niño Divino, visitado y adorado por pastores y reyes.
-    Niño Divino, luz del mundo.
-    Niño Divino, luz y alegría de los corazones. 
-    Niño Divino, amigo de los niños y almas infantiles.
-    A través de tu dolorosa circuncisión.
-    A través de tu santísimo nombre.
-    A través de los sufrimientos y privaciones que sufriste en el establo de Belén. 
-    A través de tu profunda humillación por nosotros hombres soberbios.
-    A través de tu presentación en el templo. 
-    A través de la angustía que te causo la persecusión de Herodes y su infanticidio. 
-    A través de la triste huida y los años en Egipto. 
-    A través de tu regreso a Nazaret y tu humilde servicio y obediencia. 
-    A través de tu uniformidad más perfecta con la voluntad del Padre Eterno. 
-    A través de tu sabia conversación con los escribas en el templo. 
-    A través de todos los méritos de tus doce años de vida.
-    A través de todas las maravillas de tu santa infancia.
-    A través de tu gracia infantil que conquistó los corazones.
-    A través de tu mirada omnisciente, infantil y pura. 
-    A través de tus palabras sagradas, enseñanzas y consolaciones. 
-    A través de tu trato de confianza con María y José.
-    A través de tu unión de amor eterno con el Espíritu Santo. 
-    A través de tu deidad oculta.
-    A través de tu inconmensurable humildad y dulzura. 
-    Por tu indescriptible bondad y amabilidad. 
-    Por tu sacrificio y renuncia ejemplar.
-    Por tu amor ardiente, que nos exigió a través de la crucifixión.
-    Por el gran dolor que el mundo te causó a través de su indiferencia y rechazo.
-    Por tus alegrías que se empañaron a la vista constante de tu pasión. 
-    Por el tremendo dolor causado por el rechazo humano a tus gracias. 
-    Por tu vida y trabajo, interno y externo.
-    Por los méritos de tu infancia, salva a nuestra juventud. 

*    TE PEDIMOS ESCÚCHANOS. 

( A cada deprecación se responde: 
* Te pedimos escúchanos. ).

-    Por tu purísimo amor, inflama las almas infantiles. 
-    Por tu estilo de vida virginal, protege a los jóvenes de la seducción y la impureza. 
-    Por tu oración eterna, da a los jóvenes gran piedad y recogimiento. 
-    Niño Divino, preserva su inocencia bautismal.
-    Niño Divino, deja que nuestros hijos sean tus queridos acompañantes aquí en la tierra y algún día en el Cielo.  
-    Da a los niños a menudo un encuentro de confianza en la Sagrada Comunión.
-    Niño Divino, deja que todos amemos y veneremos profundamente tu santa infancia.  
-    Déjanos venerar contigo a tu Santísima Madre y a tu santo padre adoptivo. 
-   Déjanos con tu obediencia, obedecer a tu Madre, que nos pide rezar el Rosario, penitencia, arrepentimiento y consagrarse a su Corazón Inmaculado.
-    Déjanos ser pequeños, como tu te hiciste por nosotros. 
-    Déjanos ser humildes, sencillos y satisfechos. 
-    Deja que aprovechemos siempre, de los méritos de tu infancia. 

*Cordero de Dios,  que quitas los pecados del mundo.
Perdonanos,  Oh Divino Niño.

*Cordero de Dios,  que quitas los pecados del mundo.
Escuchanos,  Oh Divino Niño. 

*Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo. 
Ten piedad de nosotros, Oh Divino Niño.  Amén 

                          
ORACIÓN 

Oh, Divino Niño, queremos sacar por los méritos de tu infancia provecho siempre,  y no nos rechazarás nada, como lo prometiste a tu privilegiada sierva  Margarita del Santísimo Sacramento en Beaune. Déjanos ser eternamente adornados con la virtudes de tu infancia. Intercambia nuestros pensamientos con los tuyos. Ponemos nuestra voluntad en tu divino corazón, para que plantes para siempre tu santa voluntad, te sírvamos a Tí,  al Padre y al Espíritu Santo. Amén.

Sermón de la Tercer Misa de Navidad - P. Ariel Damin - 2019

Sermón de la Segunda Misa de Navidad - P. Ariel Damin - 2019

martes, 24 de diciembre de 2019

Santa Misa del Día de Navidad



El misterio que honra la Iglesia en esta Misa tercera es el Nacimiento eterno del Hijo de Dios en el seno del Padre. Ha celebrado ya a media noche al Hijo del Hombre saliendo del seno de la Virgen en el establo; al divino Niño naciendo en el corazón de los pastores al apuntar la aurora; en este momento va a asistir a un nacimiento más prodigioso aún, si cabe, que los dos anteriores, un nacimiento cuya luz deslumbra las miradas angélicas, y que es por sí mismo el testimonio eterno de la sublime fecundidad de nuestro Dios. El Hijo de María es también el Hijo de Dios; es obligación nuestra proclamar hoy la gloria de esta inefable generación, que le hace consubstancial a su Padre, Dios de Dios, Luz de la Luz. Elevemos nuestra vista hasta ese Verbo eterno que estaba al principio con Dios y sin el que Dios no estuvo nunca; porque es la forma de su sustancia y el esplendor de su verdad eterna.

La Santa Iglesia comienza los cantos del tercer Sacrificio con un aclamación al Rey recién nacido. Ensalza el poderío real que como Dios posee antes de que el tiempo exista, y que recibirá como hombre el dia en que cargue con la Cruz sobre sus espaldas. Es el Angel del gran Consejo, o sea, el enviado por el cielo para llevar a cabo el plan sublime ideado por la Santísima Trinidad para salvar al hombre por medio de la Encarnación y de la Redención. En ese Altísimo Consejo tuvo su parte el Verbo; su celo por la gloria de su Padre, junto con su amor a los hombres, hacen que tome ahora esta tarea sobre sus hombros.

INTROITO

Un Niño nos ha nacido, y nos ha sido dado un Hijo: cuyo imperio descansa en su hombro: y se llamará su nombre: Angel del gran Consejo. Salmo: Cantad al Señor un cántico nuevo: porque ha hecho maravillas. — 7. Gloria al Padre.

En la Colecta la Iglesia pide que el nuevo Nacimiento que acaba de realizar el Hijo de Dios en el tiempo, no carezca de efecto, sino que obtenga nuestra libertad. Suplicárnoste, oh Dios omnipotente, hagas que la nueva Natividad según la carne de tu Unigénito, nos libre a los que la vieja servidumbre retiene bajo el yugo del pecado. Por el mismo Señor.

EPISTOLA

Lección de la Epístola del Apóstol San Pablo a los Hebreos (I, 1-12.)

Habiendo hablado Dios en otro tiempo muchas veces y de muchos modos a los Padres por los Profetas: en estos últimos días nos ha hablado por el Hijo, al cual constituyó heredero de todo, y por el cual hizo también los siglos: el cual, siendo el resplandor de su gloria y el retrato de su substancia, y sustentando todas las cosas con la palabra de su poder, obrada la expiación de los pecados, está sentado a la diestra de la Majestad en las alturas: hecho tanto más excelente que los Ángeles, cuanto más alto es el nombre que heredó. Porque ¿a cuál de los Ángeles dijo jamás: Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy? Y otra vez: ¿Yo seré para él Padre, y él será para mi Hijo? Y de nuevo, cuando introduce al Primogénito en la tierra, dice: Y adórenle todos los Ángeles de Dios. Y, ciertamente, de los Ángeles dice: El que hace a sus Ángeles espíritus, y a sus ministros llama de fuego. Mas al hijo le dice: Tu trono, oh Dios, por los siglos de los siglos: el cetro de tu reino es cetro de equidad. Amaste la justicia y odiaste la iniquidad: Por eso te ungió Dios, tu Dios, con óleo de alegría más que a tus compañeros. Y: Tú, Señor, fundaste en él principio la tierra: y obra de tus manos son los cielos. Estos perecerán, mas tu permanecerás; y todos envejecerán como un vestido: y los mudarás como una vestimenta, y serán mudados: tú, en cambio, siempre eres el mismo, y tus años no acabarán.

El gran Apóstol, en este magnífico encabezamiento de su Epístola a sus antiguos hermanos de la Sinagoga, pone de relieve el Nacimiento eterno del Emmanuel. Mientras que nuestros ojos se posan con ternura en el dulce Niño del pesebre, él nos invita a elevarlos hasta aquella Luz soberana, en cuyo seno el mismo Verbo que se digna habitar en el establo de Belén, oye al Padre eterno que le dice: Tú eres mi Hijo, hoy te he engendrado; este hoy es el día de la eternidad, día sin mañana ni tarde, sin amanecer y sin ocaso. Si bien es cierto que la naturaleza humana, que se digna tomar en el tiempo le coloca debajo de los Angeles, el título y la cualidad de Hijo de Dios que le pertenece por esencia, le elevan infinitamente por encima de ellos. Es Dios, es el Señor, y los cambios no le afectan. Envuelto en pañales, clavado en la cruz, muriendo de dolor en su humanidad, permanece impasible e inmortal en su divinidad; para eso goza de un Nacimiento eterno...

GRADUAL

Todos los confines de la tierra vieron la salud de nuestro Dios; tierra toda, canta jubilosa a Dios. — V. El Señor manifestó su salud; reveló su justicia ante la faz de las gentes.

ALELUYA

Aleluya, aleluya. — y. Nos ha iluminado un día santo: venid, gentes, y adorad al Señor: porque hoy ha descendido una gran luz sobre la tierra. Aleluya.

EVANGELIO

Comienzo del Santo Evangelio según San Juan. (I, 1-14.)

En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba en Dios, y el Verbo era Dios. El estaba al principio en Dios. Todo fue hecho por El; y sin El no ha sido hecho nada de lo que ha sido hecho: en El estaba la vida y la vida era la luz de los hombres: y la luz brilló en las tinieblas, y las tinieblas no se percataron de ella. Hubo un hombre enviado por Dios, cuyo nombre era Juan. Este vino para ser testigo, para dar testimonio de la luz a fin de que todos creyeran por él. No era él la luz, sino (que vino) para dar testimonio de la luz. Era la luz verdadera, la que alumbra a todo hombre que viene a este mundo. El estaba en el mundo, y el mundo fue creado por El, y el mundo no le conoció. Vino a los suyos y los suyos no le recibieron. Mas, a los que le recibieron, les dio el poder de hacerse hijos de Dios. Esto (concede también) a los que creen en su nombre, a los que no han nacido de la sangre, ni del deseo de la carne, ni de la voluntad de un varón, sino que han nacido de Dios. (Aquí se arrodilla.) Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros; y hemos visto su gloria, la gloria del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.

¡Oh Hijo eterno de Dios!, al lado del pesebre donde en el día de hoy te dignas aparecer por amor nuestro, confesamos nosotros con la más humilde reverencia, tu eternidad, tu omnipotencia, tu divinidad. Existías ya en el principio; y estabas en Dios y eras Dios. Todo ha sido hecho por ti y nosotros somos obra de tus manos. ¡Oh Luz infinita! i Oh Sol de justicia! Nosotros no somos más que tinieblas; ilumínanos. Durante mucho tiempo hemos amado las tinieblas y no te hemos comprendido; perdona nuestros errores. Durante mucho tiempo has estado llamando a la puerta de nuestro corazón y no te hemos abierto. Hoy al menos, gracias a los admirables recursos de tu amor, te hemos recibido; porque, ¿quién sería capaz de no recibirte, oh divino Niño, tan dulce y tan rebosante de ternura? Quédate, pues, con nosotros; lleva a feliz término este nuevo Nacimiento que has efectuado en nosotros. No queremos ser ya de la sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino de Dios, por Ti y en Ti. Te has hecho carne, oh Verbo eterno, para que nosotros nos divinicemos. Sostén nuestra débil naturaleza, que desfallece ante una dignidad tan grande. Tú naces del Padre, naces de María, naces en nuestros corazones: ¡Gloria tres veces a Ti, por este triple nacimiento, oh Hijo de Dios, tan misericordioso en tu divinidad, tan divino en tus humillaciones!

En el Ofertorio, la Santa Iglesia recuerda al Emmanuel que el universo es obra suya, pues El ha creado todas las cosas. Son ofrecidos los dones entre nubes de incienso. El pensamiento de la Iglesia está siempre puesto en el Niño del pesebre; y sus cantos vuelven a insistir en el poder y grandeza de Dios encarnado.

OFERTORIO

Tuyos son los cielos, y tuya es la tierra: tú fundaste el orbe de las tierras y su redondez; justicia y juicio son la base de tu trono.

SECRETA

Santifica, Señor, con la nueva Natividad de tu Unigénito, estos dones ofrecidos: y límpianos a nosotros de nuestros pecados. Por el mismo Señor. Durante la Comunión, el Coro celebra la dicha de la tierra, que ha visto hoy a su Salvador gracias a la misericordia del Verbo, hecho visible en carne, sin perder nada del brillo de su gloria. A continuación, la Iglesia, por boca del Sacerdote, pide para sus hijos alimentados con la carne del Cordero inmaculado, la participación en la inmortalidad de Cristo, el cual se ha dignado darles en este día las primicias de una vida completamente divina al tomar en Belén una existencia humana.

COMUNION

Todos los confines de la tierra vieron la salud de nuestro Dios.

POSCOMUNION

Suplicárnoste, oh Dios omnipotente, hagas que, así como el Salvador del mundo nacido hoy, es el autor de nuestra generación divina, así sea también el que nos dé la inmortalidad. El cual vive y reina contigo.

Ha terminado el gran día y se acerca la noche para descansar con un sueño reparador, de las fatigas pasadas en la vigilia de la gloriosa Natividad. Antes de irnos a acostar, dediquemos un piadoso recuerdo a los santos Mártires de quienes la Santa Iglesia ha hecho memoria en el día de hoy en su Martirologio. Diocleciano y sus colegas en el imperio acababan de publicar el célebre edicto de persecución que declaraba a la Iglesia la guerra más sangrienta que jamás padeció. El edicto, clavado en las plazas de Nicomedia, residencia del Emperador, había sido rasgado por un cristiano, que pagó con un glorioso martirio aquel acto de santa audacia. Dispuestos a la lucha, los fieles se atrevieron a desafiar el poder imperial y continuaron frecuentando su iglesia condenada a ser demolida. Llegó el día de Navidad. En número de varios miles se reunieron en el santo templo para celebrar por última vez el Nacimiento del Redentor. Al saberlo Diocleciano, envió uno de sus oficiales con la orden de cerrar las puertas de la Iglesia y prender fuego por los cuatro costados del edificio. Tomadas estas medidas, por las ventanas de la basílica se dejaron oír sonidos de trompeta, y los fieles escucharon la voz de un pregón que, de parte del Emperador, brindaba la salida a quienes quisieran salvar la vida, con la condición de que ofreciesen incienso a Júpiter en un altar que a este fin se había levantado a la puerta de la iglesia; de lo contrario, serían presa de las llamas. En nombre de la piadosa reunión respondió un cristiano: "Somos todos cristianos; adoramos a Cristo como a Dios único y único Rey; y estamos dispuestos a sacrificarle hoy nuestras vidas." Al oír esta respuesta, los soldados recibieron orden de encender el fuego; en un momento la iglesia se convirtió en una horrible hoguera cuyas llamas subían hacia el cielo, enviando en holocausto al Hijo de Dios, que en este día se dignó dar principio a su existencia humana, la ofrenda generosa de aquellos miles de vidas que daban testimonio de su venida a este mundo. De este modo fué honrado en Nicomedia, en el año 303, el Emmanuel bajado de los cielos para morar entre los hombres. Unamos con la Santa Iglesia el homenaje de nuestros votos al de estos heroicos cristianos cuya memoria se conservará hasta el fin de los siglos, gracias a la santa Liturgia.

Traslademos una vez más nuestro pensamiento y nuestro corazón al feliz establo donde María y José hacen compañía al divino Niño. Volvamos a adorar al recién nacido y pidámosle su bendición. San Buenaventura, en sus Meditaciones sobre la vida de Jesucristo, expresa con una ternura digna de su seráfica alma los sentimientos de que debe estar poseído el cristiano ante la cuna del Niño Jesús: "Tú también, que tanto lo has diferido, dobla la rodilla, adora al Señor tu Dios; venera a su Madre y saluda con reverencia al santo viejo José; luego besa los pies del Niño Jesús, que yace en su cunita, y ruega a Nuestra Señora que te lo entregue y te permita cogerle. Tómale en tus brazos, guárdale y contempla bien su amable rostro; bésale con respeto y deléitate en él con confianza. Puedes hacer todo eso, porque ha venido precisamente para salvar a los pecadores, ha hablado con mansedumbre y por fin se ha dado a ellos en alimento. Por eso en su dulzura se dejará tocar pacientemente cuanto tú quieras, y no lo atribuirá a presunción sino a cariño."

Fuente: El Año Litúrgico - Dom Próspero Gueranguer 

___________

[1] Los sacramentarios gelasiano y gregoriano mencionan las tres misas de Navidad. Pero al principio del siglo V, no habla más que una sola misa, la del día, que se celebraba en S. Pedro. La Institución de la misa de media noche data desde fines del siglo V.
[2] Fue en el siglo v cuando se Introdujo una Misa que tenía por objeto celebrar el dies natalis de Santa Anastasia, virgen y mártir, de Sirmium, cuyo cuerpo había sido trasladado a Constantinopla bajo el patriarca Genadio, (458-471) y depositado en la iglesia llamada Anástasis. La semejanza del nombre hizo que en Roma se escogiera para la celebración de esta Misa el titulus Anastasiae, llamada así por el nombre de la fundadora de esta iglesia, que era la iglesia parroquial de la Corte.
A fines del siglo v o principios del vi, Santa Anastasia ocupó un lugar en el Canon de la Misa. Al mismo tiempo se formó la leyenda de una Santa Anastasia romana, que fué a padecer martirio a Sirmium. Cuando la fiesta de Navidad recibió una mayor solemnidad, disminuyó la devoción a la Santa; en vez de una misa en su honor no se hacía más que una memoria de la mártir, y la misa fué dedicada a honrar
[3] In Natalem Domini, V, 14.
[4] Ibid., I. 3.
[5] Los documentos antiguos ponen como lugar de la Estatación la Basílica de San Pedro, pero desde el siglo xii se eligió a Santa María la Mayor "por la brevedad del día y luz y las dificultades del camino", dice el Ordo Romanus.

Sede Vacante desde 1958

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