(824 d. C.) El incendio que
destruyó la catedral de Tournai en 1902, consumió también las reliquias de San
Eleuterio, primer obispo de la ciudad, y todos los documentos antiguos sobre el
santo. Muy poco es lo que sabemos de él, aunque existen muchas tradiciones
acerca de su vida y de su muerte. Se cuenta que Eleuterio nació en Tournai, de
padres cristianos, y que pertenecía a una familia convertida desde tiempo atrás
por San Pío. Fue consagrado obispo el año 486, diez años antes del bautismo del
rey Clodoveo en Reims. Se dice que era un gran predicador y que convirtió a
muchos francos en su diócesis. Se opuso también vigorosamente a ciertos
herejes que negaban el misterio de la Encarnación. Atacado por algunos de ellos
al salir de su iglesia, después de celebrar la misa, murió cinco días más
tarde, a causa de las heridas que había recibido en la cabeza.
Una biografía del siglo IX cuenta que Eleuterio resucitó a la
hija del gobernador. Según esa crónica, la joven, que estaba
enamorada del joven obispo, le sorprendió un día en oración y le
confesó su amor. El obispo salió huyendo y la joven cayó muerta. Eleuterio
prometió resucitarla, a condición de que su padre se convirtiese. El gobernador
accedió, pero sin intención de cumplir su palabra, y las oraciones del santo
no consiguieron devolver la vida a la joven. Al tercer día, el gobernador
se arrepintió sinceramente y Eleuterio pudo entonces resucitar a la muchacha y
bautizarla. Sin embargo, el gobernador no cumplió su palabra y aun trató
de apartar a su hija del cristianismo; pero el cielo le envió un
castigo que le enseñó a ser humilde, y el gobernador fue finalmente instruido y
bautizado.
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