Todas las ferias de Cuaresma tienen Misa propia, mientras que en las
ferias de Adviento se repite sencillamente la Misa del domingo anterior. La
riqueza de la Liturgia en la santa Cuaresma nos ayuda poderosamente a
adentrarnos en el pensamiento de la Iglesia al multiplicar la expresión de
sentimientos que pretende inspirarnos. Extractamos en la Misa ferial la colecta
que es siempre la oración más solemne, la Epístola, el Evangelio y la oración
que se canta sobre el pueblo al fin de la Misa. El conjunto constituye
solidísima instrucción y desfila a nuestra vista todo lo que las Sagradas
Escrituras contienen de más sustancial y acomodado al tiempo en que vivimos.
La Estación en Roma se celebra en San Pedro "ad vincula";
construida esta Iglesia en el siglo V, guarda y honra las cadenas del Príncipe
de los Apóstoles.
COLECTA
Conviértenos, oh Dios, Salvador nuestro: y, para que nos aproveche el
ayuno cuaresmal, instruye nuestras mentes con enseñanzas celestiales. Por el
Señor.
EPÍSTOLA
Lección del Profeta Ezequiel.
Esto dice el Señor: He aquí que Yo mismo buscaré mis ovejas, y las
visitaré. Como el pastor pasa revista a su rebaño, cuando se halla en medio de
sus ovejas recobradas: así visitaré Yo mis ovejas, y las libraré de todos los
lugares donde fueron dispersadas el día de la nube y de la tempestad. Y las
sacaré de los pueblos, y las reuniré de las tierras, y las tornaré a su tierra:
y las pastaré en los montes de Israel, en los ríos, y en todos los lugares de
la tierra. Las apacentaré en pastos ubérrimos, y sus pastos estarán en los
altos montes de Israel: allí descansarán entre las crecidas hierbas, y serán
apacentadas en los abundantes pastos de los montes de Israel. Yo pastaré mis
ovejas, y las haré sestear, dice el Señor. Lo que había perecido, lo buscaré; y
lo que se había extraviado, lo reduciré; y lo que se había quebrado, lo ligaré;
y lo que se había debilitado, lo robusteceré; y lo gordo y fuerte, lo guardaré:
y las apacentaré con juicio, dice el Señor omnipotente.
EL BUEN PASTOR. — Se nos muestra
aquí el Señor como un pastor lleno de ternura para con sus ovejas; y eso es en
realidad de verdad para los hombres en estos días de misericordia y perdón.
Parte de su rebaño se había extraviado y dispersado en medio de las tinieblas
de este mundo, pero Jesús no ha olvidado sus ovejas. Se pone en camino para ir
a buscarlas y reunirlas. No hay desierto por apartado que se halle, ni abrupta
montaña, ni matorral por espinoso que sea, que no inspeccione en su busca. A
todas hace oír su voz en la de la Santa Iglesia que las convida al redil; y
recelando que se atolondren en sus extravíos y tiemblen aparecer delante de Él,
se digna inspirarles confianza. No tienen más que llegarse, que se dejen
encontrar y los más regalados pastos las esperan, cabe los regatos, en yerba
fresca y frondosa, en montañas henchidas de encantos. Están heridas, pero el
Pastor divino vendará sus llagas; estarán maltrechas y endebles pero Él las
robustecerá. Las juntará a las ovejas fieles y con ellas se quedará siempre.
Decídase por fin el pecador a darse por vencido a vista de tanta bondad, y no
tema los esfuerzos que ha de hacer para llegarse al Señor su Dios. Penosa le
parece la vuelta, la expiación asusta a su cobardía, pero acuérdese de los días
en que vivió en la seguridad del rebaño, en su redil a vista del Pastor más tierno;
puede recobrar esos días. La puerta del redil está abierta; muchas ovejas antes
descarriadas se apresuran a entrar henchidas de gozo y confianza; sígalas y
acuérdese de "que hay mayor alegría en el cielo por un solo pecador que
hace penitencia que por noventa y nueve justos que no han menester de
ella'".
EVANGELIO
Continuación del Santo Evangelio
según San Mateo.
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Cuando venga el Hijo del
hombre en su majestad, y todos sus Ángeles con Él, entonces se sentará sobre el
trono de su majestad: y serán congregadas ante Él todas las gentes, y las
separará entre sí, como el pastor separa las ovejas de los cabritos: y pondrá
las ovejas a su diestra, y los cabritos a su izquierda, Entonces dirá el Rey a
los que estarán a su diestra: Venid, benditos de mi Padre, poseed el reino
preparado para vosotros desde el principio del mundo. Porque tuve hambre, y me
distéis de comer; tuve sed, y me distéis de beber; fui peregrino, y me
hospedasteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo y me visitasteis; en la
cárcel, y vinisteis a Mí. Entonces le responderán los justos, diciendo: Señor,
¿cuándo te vimos hambriento, y te alimentamos; sediento, y te dimos de beber?
¿Cuándo te vimos peregrino, y te hospedamos; o desnudo, y te cubrimos? O
¿cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y te visitamos? Y, respondiendo el
Rey, les dirá: En verdad os digo: Cuando lo hicisteis con uno de estos hermanos
míos pequeñitos, conmigo lo hicisteis. Entonces dirá también a los que estarán
a su izquierda: Apartaos de Mí, malditos, al fuego eterno, que está preparado
para el diablo, y para sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de
comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui peregrino, y no me hospedasteis;
estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me
visitasteis. Entonces le responderán también ellos, diciendo: Señor, ¿cuándo te
vimos hambriento, o sediento, o peregrino, o desnudo, o enfermo, o en la cárcel,
y no te servimos? Entonces les responderá, diciendo: En verdad os digo: Cuando
no lo hicisteis con uno de estos pequeñuelos, tampoco lo hicisteis conmigo. E
irán éstos al suplicio eterno: mas los justos a la vida eterna
EL JUICIO FINAL. — Hace unos
instantes nos invitaba un Profeta del Antiguo Testamento de parte de Dios a
responder a la tierna invitación del Pastor de nuestras almas; el Señor agotaba
todos los medios de que echaba mano su cariño para despertar en las ovejas
descarriadas el deseo de adherirse a Él, he aquí que la Iglesia, el mismo día
en que nos ofrece a ese dueño soberano con atuendos de pastor en extremo
compasivo, nos le muestra a vuelta de hoja como juez inexorable; ¿cómo, pues,
el carácter bondadoso de nuestro Salvador y médico abnegado de nuestras almas,
se ha tan radicalmente transformado? "¡Retiraos de Mí, malditos, al fuego
eterno!" Y la Iglesia ha echado mano de este texto en el Evangelio mismo,
código de la ley del amor. Con todo, pecador, no te llames a engaño, lee con
atención y reconocerás en quien lanza ese anatema al mismo Dios de quien el
Profeta nos detalla la misericordia, la paciencia, el celo por el bien de todas
sus ovejas. En su tribunal ostenta asimismo los rasgos distintivos del Pastor:
Ved, si no, cómo las coloca unas a su diestra y otras a su siniestra; se trata
pues de un rebaño. Quiere desempeñar hasta el día postrero el Hijo de Dios el oficio
de pastor. Pero se han trocado las condiciones; ya no hay tiempo porque la
eternidad abre sus profundos senos misteriosos; comienza el reinado de la
justicia: justicia que otorga a los amigos de Dios la recompensa prometida;
justicia que precipita al pecador impenitente en el abismo sin suelo. Sería
entonces demasiado tarde pensar en hacer penitencia que no tiene lugar sino en
el tiempo, y el tiempo ya no existe. Y ¿cómo el cristiano que sabe que nos
hemos de hallar reunidos todos al pie de su tribunal terrible, titubea rendirse
a las invitaciones de la Iglesia que le insta eficazmente satisfaga por sus pecados?
¿Cómo regatea a Dios la insignificante expiación con que su misericordia tiene
a bien darse hoy por satisfecha? Evidentemente es el hombre, para consigo
mismo, el enemigo más despiadado, al escuchar sin inmutarse la palabra de su
Salvador ahora y su Juez futuro: "Si no hacéis penitencia, todos
pereceréis".
ORACIÓN
Humillad vuestras cabezas a Dios.
Te suplicamos, Señor, rompas los vínculos de nuestros pecados y apartes
propicio de nosotros lo que por ellos merecemos. Por el Señor.
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