Los forasteros que viajan por
las provincias andaluzas se sorprenden al ver en las plazas de cierta
importancia cuatro estatuas, una a cada ángulo; representan a cuatro insignes
hermanos santos que en el siglo VI de nuestra era ilustraron a España y a la Iglesia.
Son estos: San Leandro arzobispo de Sevilla y Padre de la Patria e Iglesia
españolas, San Fulgencio, obispo de Écija, sede hoy suprimida, Santa
Florentina, monja observantísima, y San Isidoro el más joven y el más ilustre
de los cuatro. San Fulgencio, el segundo de la familia, era de agudo ingenio e
índole bondadosísima, como atestigua San Isidoro. Informó a Florentina e
Isidoro en los preceptos y máximas del Evangelio, como mayorcito que era. Gran
patriota, le llegaban al alma las exacciones de los bizantinos adueñados del
levante de España, y no menos le dolían el fanatismo y desafueros de los
visigodos inficionados de la herejía arriana. Seguía con firmeza y convicción
profunda defendiendo las miras elevadas y dirección de su santísimo hermano
Leandro en comunicación íntima con el Papa San Gregorio Magno, trabajaba con
ahínco y atinado acierto en ilustrar al pueblo en la verdadera fe, y se
movieron los metropolitanos para ensalzarle a la dignidad episcopal, confiándole
el régimen de la Iglesia de Écija en la provincia hispalense.
San Isidoro atestigua que San
Fulgencio escribió varias obras elocuentes para el buen régimen de la grey que
se le había encomendado, pero ninguna de ellas ha llegado a la posteridad. No
sería extraño ande alguna entre las atribuidas a otros escritores como ha
ocurrido con otros escritores eclesiásticos a quienes la depurada crítica
actual hace justicia devolviéndoles opúsculos asignados hasta la fecha a los doctores
más renombrados. Como a Doctor se honra a San Fulgencio en España y se celebra
su fiesta el 16 de enero con todos los privilegios reservados a los Doctores de
la Iglesia.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario