Jean-Auguste-Dominique
Ingres, Santa Batilde, siglo XIX
Al lado de Santa Paula se presenta hoy otra viuda, una piadosa reina de
Francia. Dejó su puesto de honor como soberana, para seguir a Jesús en la
humildad de su vida oculta. Madre de tres reyes, después de haber dado sabias
leyes como regente, y haber refrenado la insumisión de los grandes, abolido la
esclavitud y hecho florecer la religión, se sustrae al amor de su pueblo para
encerrarse en la Abadía de Chelles, durante los quince últimos años de su vida.
Como los Reyes Magos del Oriente, ve la estrella que la llama a Belén; y tiene
para ella más atractivo la contemplación del divino Infante en el pesebre, que
las comodidades de aquel palacio que supo llenar con el ejemplo de su piedad y
el mérito de sus virtudes.
Buscando a Dios con fidelidad hasta la muerte, acude a refugiarse en el
monasterio que ella misma había fundado, pero acude no para ser servida sino
para servir. Quiere ser en él la última de todas, y se ejercita en todos los
oficios donde mejor puede imitar la humildad de su Salvador.
De este modo se pone de manifiesto una vez más el poder de Jesús; desde
su cuna seduce los corazones y atrae las almas, hasta hacerlas olvidar todo lo
que no es Él mismo.
Felicitamos a Santa Batilde y a Santa Paula por haber sido admitidas en
la compañía de las Vírgenes que rodean al recién nacido. No desdeña el Emmanuel
a la esposa del hombre, cuando guarda para Él su supremo amor, y aun cuando es
justo que los primeros honores de su corte sean para las Vírgenes que le
dedicaron todo su corazón, también se complace en colmar de felicidad a los
demás corazones, deseosos de agradarle.
VIDA. —Nació Santa
Batilde en Inglaterra. La vendieron unos piratas en 641 al cortesano
Erquinoaldo, cuya mano rehusó ella. Pronto, no obstante eso, tuvo que contraer
matrimonio con Clodoveo II. A la muerte del rey, ocurrida en 657 fue encargada
de la tutela de los príncipes Clotario, Childerico y Teodorico hijos suyos. Le
ayudaron con sus consejos, en su regencia, San Crodberto y San Uano. Suprimió
las ordenaciones simoníacas, la esclavitud y venta de los cristianos, animó a
los Obispos y a los Abades a restablecer la disciplina en los monasterios, y
construyó las abadías de Corvey y Chelles. Por fin, dejando en el gobierno a su
hijo Clotario, el año 673, se hizo simple religiosa en Chelles, en donde murió
en 680. Sus reliquias se guardan hoy en la iglesia parroquial de Chelles.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario