Homilía de maitines
DOMINGO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD
Forma Extraordinaria del Rito Romano
Homilía de san Gregorio Nacianceno
Qué católico ignora que el Padre es verdaderamente Padre, el Hijo verdaderamente Hijo y el Espíritu Santo verdaderamente Espíritu Santo.; como el Señor mismo lo dijo a sus apóstoles: Id, pues, y bautizad a todas las naciones en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo? Esta es la Trinidad perfecta en la unidad de una sustancia única, en la cual hacemos profesión de creer. Porque no admitimos en Dios división alguna a la manera de las sustancias corpóreas, sino que, por el poder de la naturaleza divina, que es espiritual, hacemos profesión de creer, no sólo en la verdadera distinción de las personas que nombramos, sino también en la unidad de la naturaleza divina.
No decimos como algunos se han imaginado, que el Hijo de Dios es una extensión de cierta parte de Dios; tampoco admitimos un Verbo sin realidad, tal y como lo es el simple sonido de la palabra, sino que creemos que los tres nombres y las tres personas constituyen una misma esencia, una misma majestad, un mismo poder. Confesamos, pues, un solo Dios, porque la unidad de la majestad nos prohíbe nombrar varios dioses. Finalmente, nombramos distintamente, de conformidad con las reglas católicas del lenguaje, al Padre y al Hijo, pero no podemos ni debemos decir dos dioses. Esto no quiere decir que el Hijo de Dios no sea Dios, siendo verdadero Dios de Dios, sino que, por cuanto sabemos que no tiene otro principio que su Padre, decimos que no hay más que un Dios. Esto es lo que nos transmitieron los Profetas y los Apóstoles; esto es lo que el Señor nos enseñó cuando dijo: “Mi Padre y yo, somos una misma cosa.” Por estas palabras “una misma cosa” expresa como lo he dicho la unidad de la Divinidad, y por éstas, “somos”, nota la pluralidad de personas.
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