lunes, 3 de mayo de 2021

3 de mayo LA INVENCIÓN DE LA SANTA CRUZ

 


La Fiesta de la "Inventio", es decir, del descubrimiento de la Santa Cruz, que se celebra el día de hoy con rito doble de segunda clase, podría parecer más importante que la fiesta de la "Exaltatio", que se celebra en septiembre con rito doble simplemente. Sin embargo, existen muchas pruebas de que la fiesta del mes de septiembre es más antigua y de que hubo muchas confusiones sobre los dos incidentes de la historia de la Santa Cruz, que dieron origen a las respectivas celebraciones. A decir verdad, ninguna de las dos fiestas estaba originalmente relacionada con el descubrimiento de la Cruz. La de septiembre conmemoraba la solemne dedicación, que tuvo lugar el año 335, de las iglesias que Santa Elena indujo a Constantino a construir en el sitio del Santo Sepulcro. Por lo demás, no podemos asegurar que la dedicación se haya celebrado, precisamente, el 14 de septiembre. Es cierto que el acontecimiento tuvo lugar en septiembre; pero, dado que cincuenta años después, en tiempos de la peregrina Eteria, la conmemoración anual duraba una semana, no hay razón para preferir un día determinado a otro. Eteria dice lo siguiente: "Así pues, la dedicación de esas santas iglesias se celebra muy solemnemente, sobre todo, porque la Cruz del Señor fue descubierta el mismo día. Por eso precisamente, las susodichas santas iglesias fueron consagradas el día del descubrimiento de la Santa Cruz para que la celebración de ambos acontecimientos tuviese lugar er la misma fecha." De aquí parece deducirse que en Jerusalén se celebraba en septiembre el descubrimiento de la Cruz; de hecho, un peregrino llamado Teodosio lo afirmaba así, en el año 530.

Pero en la actualidad, la Iglesia celebra el 14 de septiembre un acontecimiento muy diferente, a saber: la hazaña del emperador Heraclio, quien, el año 629, recuperó las reliquias de la Cruz que el rey Cosroes II, de Persia, se había llevado de Jerusalén unos años antes. El Martirologio Romano y las lecciones del Breviario lo dicen claramente. Sin embargo, hay razones para pensar que el título de "Exaltación de la Cruz" aluda al acto físico de levantar la sagrada reliquia para presentarla a la veneración del pueblo y es también probable que la fiesta se haya llamado así desde una época anterior a la de Heraclio.

Por lo que se refiere a los hechos reales del descubrimiento de la Cruz, que son los que aquí interesan, debemos confesar que carecemos de noticias de la época. El "Peregrino de Burdeos" no habla de la Cruz el año 333. El historiador Eusebio, contemporáneo de los hechos, de quien podríamos esperar abundantes detalles, no menciona el descubrimiento, aunque parece no ignorar que había tres santuarios en el sitio del Santo Sepulcro. Así pues, cuando afirma que Constantino "adornó un santuario consagrado al emblema de salvación", podemos suponer que se refiere a la capilla "Gólgota", en la que, según Eteria, se conservaban las reliquias de la Cruz. San Cirilo, obispo de Jerusalén, en las instrucciones catequéticas que dio en el año 346, en el sitio en que fue crucificado el Salvador, menciona varias veces el madero de la Cruz, "que fue cortado en minúsculos fragmentos, en este sitio, que fueron distribuidos por todo el mundo." Además, en su carta a Constancio, afirma expresamente que "el madero salvador de la Cruz fue descubierto en Jerusalén, en tiempos de Constantino". En ninguno de estos documentos se habla de Santa Elena, que murió el año 330. Tal vez el primero que relaciona a la santa con el descubrimiento de la Cruz sea San Ambrosio, en el sermón "De ObituTheodosii", que predicó el año 395; pero, por la misma época y un poco más tarde, encontramos ya numerosos testigos, como San Juan Crisóstomo, Rufino, Paulino de Ñola, Casiodoro y los historiadores de la Iglesia, Sócrates, Sozomeno y Teodoreto. San Jerónimo, que vivía en Jerusalén, se hacía eco de la tradición, al relacionar a Santa Elena con el descubrimiento de la Cruz, aunque los testigos no están de acuerdo sobre los detalles. San Ambrosio y San Juan Crisóstomo nos informan que las excavaciones comenzaron por iniciativa de Santa Elena y dieron por resultado el descubrimiento de tres cruces; los mismos autores añaden que la Cruz del Señor, que estaba entre las otras dos, fue identificada gracias al letrero que había en ella. Por otra parte, Rufino, a quien sigue Sócrates, dice que Santa Elena ordenó que se hiciesen excavaciones en un sitio determinado por divina inspiración y que ahí, se encontraron tres cruces y una inscripción. Como era imposible saber a cuál de las cruces pertenecía la inscripción, Macario, el obispo de Jerusalén, ordenó que llevasen al sitio del descubrimiento a una mujer agonizante. La mujer tocó las tres cruces y quedó curada al contacto de la tercera, con lo cual se pudo identificar la Cruz del Salvador. En otros documentos de la misma época aparecen versiones diferentes sobre la curación de la mujer, el descubrimiento de la Cruz y la disposición de los clavos, etc.


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