(274 D.C.)
- Según el Martirologio Romano y el Liber Pontificalis, Félix I, romano por
nacimiento, murió mártir. Pero, casi seguramente, este dato proviene de una
confusión con un mártir llamado Félix, que fue sepultado en la Vía Aurelia. De
la misma confusión procede el dato del Liber Pontificalis de que el Papa Félix "construyó,
en la Vía Aurelia, la iglesia en la que fue sepultado". En realidad
sabemos muy poco sobre San Félix. Según parece, ese Pontífice respondió al
informe del Concilio de Antioquía sobre la deposición de Pablo de Samosata,
quien había comparecido, en Roma, ante el Papa San Dionisio, predecesor de San
Félix. Duchesne, Bardenhewer, Harnack y otros especialistas, sostienen que la
carta de San Félix que se leyó en el Concilio de Éfeso era un documento
falsificado por los apolinaristas. La afirmación de que San Félix "decretó
que se celebrase la Misa sobre las tumbas de los mártires" significa, tal
vez, que dicho Papa prohibió la costumbre de dejar un espacio vacío sobre los
sepulcros de las catacumbas ("arcosalia"), excepto cuando se trataba
de las tumbas de los mártires. De ser así, el sentido del decreto era que sólo
podía celebrarse la Misa sobre los sepulcros de los mártires. San Félix murió
el 30 de diciembre (III kal. jan. [Enero]); sin embargo se le conmemora el 30
de mayo, debido a una confusión entre "jan" y "jun" (junio).
La "Depositio Episcoporum",
que muestra claramente que se trata de un error de fecha, dice que San Félix
fue sepultado en el cementerio de Calixto.
Variante 1 (adaptada de Wikipedia):
Félix nació en Roma en el 202,
y era hijo de un hombre llamado Constancio (de quien se desconoce su
procedencia y su ocupación). No existe información al respecto sobre la
infancia de Félix. Félix fue elegido Papa el 5 de enero de 269, para suceder al
difunto pontífice Dionisio. Decidió según la costumbre mantener su nombre de
pila y adoptarlo como nombre papal.
En los comienzos de su
pontificado llegaron a Roma noticias del sínodo que se había celebrado en
Antioquía y que había depuesto al obispo antioquiano Pablo de Samosata por
enseñar una doctrina contraria a las enseñanzas de la Iglesia sobre la
Trinidad.
La cuestión había tomado un
carácter meramente político, por el apoyo que Pablo de Samosata le dio al
emperador Aureliano. Pese a ello, Félix emitió un decreto indicando que ningún
cristiano podría optar por ser consagrado como obispo si no estaba en comunión
con la sede de Roma, con lo que ratificó la deposición del obispo de la ciudad,
aprobada en el concilio de Antioquía del 269, afirmando la "divinidad y
humanidad de Jesucristo" y las "dos naturalezas distintas en una sola
persona".
La tradición le atribuye al
papa Félix I la sanción de la orden de enterrar a los mártires bajo los altares
de los templos cristianos, y de instituir la práctica de celebrar la Sagrada
Eucaristía sobre sus sepulcros, a manera de conmemoración anual; la
celebración sólo debía ser realizada por sacerdotes y solamente dentro de uno
de los templos consagrados para tal fin, salvo por causa mayor. Ésta reforma
buscaba eliminar el exceso de las eucaristías privadas.
Hacia el final de su
pontificado, el emperador Aureliano retomó la política de las persecuciones
contra los cristianos. Sin embargo, dichas persecuciones tuvieron duración
breve, puesto que fueron suspendidas tras la muerte del emperador en el año
275, con la negativa de su sucesor, Tácito, en continuar las medidas
represivas.
Félix I murió en Roma, el 30 de
diciembre del 274.
Según los registros,
tradicionalmente se le consideró como un mártir, pero lo más probable es que
fuera confundido con otra persona homónima. La confusión también ha generado
dudas sobre la ubicación de sus restos, ya que el Liber Pontificalis afirma que
fue enterrado en una basílica ubicada en la Vía Aurelia, que él mismo habría
ordenado erigir siendo papa, pero también se atribuye su lugar de reposo a las
Catacumbas de San Calixto, ubicadas en la Vía Apia, de acuerdo con un
calendario del siglo IV.
Se le representa con un ancla,
y con los hábitos comunes de un sumo pontífice.
Variante 2 (adaptada de Catholic.net):
Se desconoce la fecha de su
nacimiento; murió el año 274.
A principios de 269 sucedió al
Papa San Dionisio como cabeza de la Iglesia Romana. Alrededor de esta época
llegó a Roma, dirigido al Papa Dionisio, el informe del Sínodo de Antioquía, el
cual ese mismo año había depuesto al obispo local, Pablo de Samosata, por sus
enseñanzas heréticas referentes a la doctrina de la Trinidad (ver Antioquia).
Una carta, probablemente enviada por Félix a Oriente en respuesta al informe
sinodal, que contenía la exposición de la doctrina de la Trinidad, fue, más
tarde interpolada a favor de su secta por un seguidor de Apolinario. Este
documento apócrifo fue enviado al Concilio de Éfeso en 431. El fragmento
conservado en las Actas del Concilio hace especial énfasis en la unidad e
identidad del Hijo de Dios y el Hijo del Hombre en Jesucristo. El mismo
fragmento presenta al Papa Félix como mártir; pero este detalle, el cual está
presente también en la biografía del Papa en el “[Liber Pontificalis]”, no está
apoyado por ninguna evidencia auténtica anterior y se debe evidentemente a una
confusión de nombres. De acuerdo con la nota en el “Liber Pontificalis”, Félix
construyó una basílica en la Vía Aurelia; la misma fuente también añade que él
fue enterrado allí ("Hic fecit basilicam in Via Aurelia, ubi et sepultus
est"). Este último detalle es un error evidente, ya que el calendario
romano de fiestas del siglo IV dice que el Papa Félix fue enterrado en la
Catacumba de San Calixto en la Vía Apia ("III Kal. Januarii, Felicis in
Callisti", se lee en el "Depositio episcoporum"). La declaración
del “Liber Pontificalis” relacionada al martirio del Papa resulta,
evidentemente, de una confusión con el mártir romano del mismo nombre enterrado
en la Vía Aurelia, y sobre cuya tumba se construyó una iglesia. En el antedicho
“Feriale” romano o calendario de fiestas, el nombre de Félix aparece en la
lista de obispos romanos (Depositio episcoporum), y no en la de los mártires.
La
observación en el “Liber Pontificalis” le adjudica a este Papa un decreto por
el cual las Misas debían celebrarse sobre las tumbas de los mártires ("Hic
constituit supra memorias martyrum missas celebrare"). El autor de esta
entrada estaba aludiendo evidentemente a la costumbre de celebrar el Santo
Sacrificio en privado, en los altares cerca o sobre las tumbas de los mártires
en las criptas de las catacumbas (missa ad corpus), mientras que la celebración
solemne de los Sagrados Misterios siempre se realizó en las basílicas
construidas sobre las catacumbas. Esta práctica, todavía en uso al final del
siglo IV, aparentemente data del período cuando se construyeron en Roma las
grandes basílicas sacramentales, y debe su origen a los solemnes servicios
conmemorativos de los mártires, realizados en sus tumbas en el aniversario de
su entierro, tan temprano como en el siglo III. Probablemente Félix no proclamó
tal decreto, pero el compilador del “Liber Pontificalis” se lo atribuyó a él
porque él no hizo ningún cambio en las costumbres de su época. De acuerdo con
el detalle antes mencionado del “Depositio episcoporum”, Félix fue sepultado en
la catacumba de san Calixto el 30 de diciembre.
Variante 3 (adaptada de listadepapas.com):
Conocido como Félix, el futuro
papa del mismo nombre nació en Roma, Italia, alrededor de 206. Se crió en el
Imperio Romano y probablemente trabajó para la Iglesia en diferentes roles como
lo hicieron otros primeros papas. Cuando el Papa Dionisio murió cerca de
finales de 268, los obispos seleccionaron a Félix como el próximo Papa.
Aureliano, el Sacro Emperador
Romano, tuvo una enemistad con Pablo de Samosata, quien una vez fue el obispo
de Antioquía. Cuando Pablo falleció, su sucesor continuó la enemistad. Aunque
los papas anteriores se negaron a elegir un bando entre los dos, Félix ayudó al
emperador, pero no permanecería de su lado bueno de forma permanente. Una de
las razones por las que el Papa se puso del lado del emperador fue que creía
que Pablo era un hereje. Pablo a menudo habló en contra de la Santísima
Trinidad y afirmó que la verdadera Trinidad era diferente de lo que enseñaba la
Iglesia.
Uno de los pocos actos
atribuidos a Félix es la celebración de la Misa en las tumbas de los mártires.
Los historiadores creen que esta práctica se remonta a décadas antes de su
época, pero que él fue el primer Papa en reconocer la práctica y sancionarla.
Hay historias de que asistió y supervisó Misa también.
Aunque San Félix se puso del
lado de Aureliano en términos de debates teológicos, más tarde provocó la ira
del Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. El ortodoxo Domnus asumió el
cargo de Pablo después de la muerte de ese hombre y se negó a renunciar al
cargo de obispo. Aureliano fue llamado para ayudar después de que Domnus afirmó
que era el verdadero obispo de Roma. El emperador se puso del lado del Papa
Félix y exigió que Domnus le entregara el cargo.
Aunque podría pensarse que
Aureliano aprobó al Papa Félix, sus acciones posteriores probarían lo
contrario. Durante el Cuarto Sínodo Ecuménico en Éfeso, los obispos discutieron
sobre el ex Papa y afirmaron que murió como mártir. Aureliano se hizo conocido
por hablar en contra de la Iglesia e ir en contra de las órdenes y enseñanzas
de los futuros papas. Los obispos que asistieron al sínodo en 431 afirmaron que
el papa Félix enfrentó la persecución a manos del emperador y que esas acciones
lo llevaron a la muerte.
Los
historiadores ahora piensan que Félix murió en paz y que no fue un mártir. Hubo
cierta confusión con respecto a otro hombre llamado Félix que vivió durante la
misma época y fue un mártir. Un primer libro biográfico sobre papas afirmaba
que Félix tiene una basílica construida en Via Aurelia y que la Iglesia lo
enterró allí. Otro libro afirma que fue enterrado en la Catacumba de Calixto,
que era la tumba donde fueron enterrados otros papas primitivos. El mártir llamado
Félix fue enterrado en la basílica de Via Aurelia.
Variante 4 (adaptada de santoportal.com):
El Papa Félix I, (fallecido el
30 de diciembre de 274, Roma; fiesta del 30 de mayo), papa del 269 al 274.
Elegido para suceder a San Dionisio, Félix fue el autor de una importante carta
dogmática sobre la unidad de la Persona de Cristo.
Recibió la ayuda del emperador
Aureliano para resolver una disputa teológica entre el antitrinitario Pablo de
Samosata, el obispo depuesto de Antioquía, y el ortodoxo Domnus, el sucesor de
Pablo. Algunos afirman que Félix fue enterrado en la basílica que construyó en
la Via Aurelia; otros creen que fue enterrado en la catacumba de San Calixto y
erróneamente llamado un mártir.
Romano de nacimiento, Félix fue
elegido Papa el 5 de enero de 269,en sucesión al Papa Dionisio, fallecido el 26
de diciembre de 268.
El texto de su carta dogmática
fue interpolado más tarde por un seguidor de Apollinaris en interés de su
secta. La noticia sobre Félix en el Liber Pontificalis le atribuye un decreto
para que las misas se celebren en las tumbas de los mártires. El autor de esta
entrada aludía evidentemente a la costumbre de celebrar la Misa en privado en
los altares cercanos o sobre las tumbas de los mártires en las criptas de las
catacumbas, mientras que la celebración solemne se celebraba siempre en las
basílicas construidas sobre las catacumbas.
Esta práctica, aún vigente a
finales del siglo IV, parece remontarse a la época en que se construyeron en
Roma las grandes basílicas cementeriales, y debe su origen a los solemnes
servicios de conmemoración de los mártires, celebrados en sus tumbas en el
aniversario de su entierro, ya en el siglo III. Félix probablemente no emitió
tal decreto, pero el compilador del Liber Pontificalis se lo atribuyó porque no
se apartó de la costumbre vigente en su tiempo.
Las actas del Concilio de Éfeso
dan al Papa Félix como mártir; pero este detalle, que aparece de nuevo en la
biografía del Papa en el Liber Pontificalis, no está respaldado por ninguna
prueba auténtica anterior y se debe manifiestamente a una confusión de
nombres. De acuerdo con el mencionado
detalle de la Depositio Episcoporum, San Félix I fue enterrado en la catacumba
de Calixto el 30 de diciembre, en el sistema romano de datación. Se menciona a
San Félix I como Papa y Mártir, con una sencilla fiesta, el 30 de mayo. Esta
fecha, dada en el Liber Pontificalis como la de su muerte, es probablemente un
error que podría ocurrir fácilmente a través de un transcriptor que escribiera
"Jun." para "Enero".
Este error persistió en el
Calendario General Romano hasta 1969, en cuyo momento la mención de San Félix I
se redujo a una conmemoración en la Misa de los días laborables por decisión
del Papa Pío XII. A partir de entonces, la fiesta de San Félix I, que ya no se
menciona en el Calendario General Romano, se celebra en su verdadero día de la
muerte, el 30 de diciembre, y sin el calificativo de "mártir".
Según
estudios más recientes, los libros litúrgicos más antiguos indican que el santo
honrado el 30 de mayo fue un mártir poco conocido enterrado en la Vía Aurelia,
que se identificó erróneamente con el Papa Félix I, un error similar pero menos
curioso que la identificación en los libros litúrgicos, hasta mediados de los
años cincuenta, del santo mártir celebrado el 30 de julio con el antipapa Félix
II.
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