jueves, 10 de diciembre de 2020

10 de diciembre SANTA EULALIA DE MERIDA, VIRGEN Y MÁRTIR

 



(¿304? p.c.) Santa Eulalia es una de las más célebres vírgenes y mártires españolas. Los datos que poseemos sobre ella proceden de un himno que Prudencio escribió a fines del siglo IV, y de las Actas del martirio, que son muy posteriores. Cuando Eulalia tenía doce años, Diocleciano promulgó los edictos que mandaban a todos ofrecer sacrificios a los dioses del Imperio. Al ver la madre de Eulalia que ésta manifestaba su anhelo de sufrir el martirio, se la llevó consigo al campo. Pero la niña se escapó durante la noche, y llegó a Mérida al amanecer. En cuanto el tribunal abrió la sesión, Eulalia se presentó ante el juez Daciano y le acusó de atentar contra las almas y de obligarlas a abjurar del único Dios verdadero. Daciano intentó al principio ganarse a la niña con promesas, a fin de que retirase sus palabras y se sometiese a los edictos imperiales. Después pasó a las amenazas y le mostró los instrumentos de tortura, diciéndole: "Escaparás de esto si tocas con la punta del dedo un poco de sal y de incienso." Pero Eulalia pisoteó el pan que estaba preparado para el sacrificio y escupió con enojo a la cara del juez. Inmediatamente, los verdugos empezaron a desgarrarle el cuerpo con garfios de hierro y le aplicaron antorchas encendidas en las heridas. La cabellera de Eulalia se incendió, y la niña pereció quemada y ahogada por el humo. Prudencio cuenta que de la boca de la niña se escapó una especie de paloma que voló hacia el cielo y que los verdugos huyeron, presa del pánico. La nieve cubrió el cadáver y el suelo del foro hasta que los cristianos rescataron las reliquias y les dieron sepultura en las cercanías. En ese sitio se erigió una iglesia y un altar, antes de que Prudencio escribiese su himno. El poeta dice que "los peregrinos acuden a venerar sus restos y ella, que está cerca del trono de Dios, contempla y protege a quienes entonan himnos en su honor."

El culto de Santa Eulalia se extendió al África. San Agustín predicó una homilía el día de su fiesta. El poema francés más antiguo que existe, la Cantilene de Sainte Eulalie (siglo IX ), relata la vida de la santa. Beda la menciona entre los mártires en el himno que compuso en honor de Santa Etelreda y San Adelmo. El Martirologio Romano conmemora el 12 de febrero a Santa Eulalia de Barcelona, a quien se venera mucho en Cataluña con los nombres de Aularia, Aulacia, Olalla, etc.; pero casi todos los autores admiten que esta santa se identifica con la mártir de Mérida. Dado que Prudencio y Venancio rinden tributo a una mártir española llamada Eulalia y que menciona la ciudad de Mérida, no se puede dudar de la autenticidad de su martirio; pero, como sucede con frecuencia, poco a poco aparecen relatos legendarios, que dan origen a la duplicación del personaje. Las actas (Florez, España Sagrada, vol. XIII, pp. 392-398), datan probablemente del siglo VI, pues San Gregorio de Tours las conoció; sin embargo, no merecen crédito alguno. Probablemente los datos del poema de Prudencio no son tampoco de fiar. Tanto Prudencio como Fortunato mencionan la ciudad de Mérida; pero San Agustín sólo dice en su hoinilía que la santa sufrió el martirio en España. Los historiadores de importancia están de acuerdo en afirmar que la única Santa Eulalia es la de Mérida. La leyenda barcelonesa es muy posterior y aprovecha muchos datos de la primitiva. Véase sobre este punto el convincente ensayo de H. Moretus, en Revue des questions historiques, vol. LXXXIX (1911), pp. 85-119; y cf. Poncelet, Delehaye (CMH., p. 642), y Leclercq (DAC, vol. V, cc. 705-732). Z. García Villada (Historia eclesiástica de España, vol. I, 1929, pp. 283-300) trata de probar, en vano, que Santa Eulalia de Barcelona existió realmente. Dom Quentin estudió muy a fondo las menciones de Santa Eulalia en los martirologios antiguos (Les martyrologes historiques, pp. 71, 162-164, etc.) Véase también Acta Sanctorum, feb., vol. II; y BHL., nn. 2693-2698.

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