domingo, 13 de junio de 2021

III domingo después de Pentecostés

 

III DOMINGO DESPUES DE PENTECOSTÉS
II clase, verde
Gloria, Credo y prefacio de la Santísima Trinidad. 
 
 Dominica III Post Pentecosten

Toda la misa de este domingo canta la misericordia divina para con los hombres, la cual encuentra su expresión más conmovedora en la solicitud de Jesús por los pecadores. Las más bellas parábolas de la oveja extraviada y de la dracma perdida, recogidas por san Lucas, no podían encontrar lugar más adecuado que inmediatamente después de la fiesta del Sagrado Corazón.  Mientras el demonio, nuestro terrible adversario, se esfuerza encarnizadamente en perdernos, Dios prosigue incansable la obra de salvación que ha comenzado en nosotros. San Pedro nos Invita a permanecer vigilantes, firmes en la fe, y a descargar sobre el Señor los cuidados que pesen sobre nosotros: “El mismo tendrá cuidado de nosotros”.
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El alma fiel ha podido contemplar en la Sagrada Liturgia la admirable sucesión de todos  los misterios del Salvador sobre la tierra. Cumplida la divina misión de Jesucristo y sentado ya Este en lo más sublime de los cielos, envió al Espíritu Santo para sostenernos en la parte que resta del Año eclesiástico, y ayudarnos al cumplimiento de las enseñanzas del divino Maestro. Y como una de las más importantes enseñanzas consiste en la práctica de la oración, por lo mismo el Introito y todas las partes de la Misa de este domingo son modelos de oración humilde y confiada. En la Epístola nos exhorta el Príncipe de los Apóstoles a que seamos sobrios y estemos en vela para no ser víctimas de nuestros espirituales enemigos. Para resistirlos con más valor, sirvámonos de la fe como escudo contra el cual nada podrán las asechanzas del infierno. La hermosa parábola del pastor que se desvela por hallar la oveja perdida, de que nos habla el Santo Evangelio, debe aumentar nuestra confianza en Jesús, divino Pastor de nuestras almas, siempre solícito de la salvación de los pecadores, nunca desdeñoso de alimentarnos con su propia carne en la Santa Comunión.

INTROITO Salmo 24, 16-18.1-2
Respice in me, et miserére mei, Dómine: quóniam únicus, et pauper sum ego: vide humilitátem meam, et labórem meum: et dimítte ómnia peccáta mea, Deus meus. V/.  Ad te Dómine, levávi ánimam meam: Deus meus, in te confído, non erubéscam. V/. Glória Patri et Filio et Spiritui Sancto. Sicut erat in principio et nunc et semper, et in saecula saeculorum. Amén
Mírame, Señor, y ten compasión de mí, porque estoy solo y soy pobre. Mira mi bajeza y mis trabajos, y perdona todos mis pecados, Dios mío. V/.  A ti, Señor, levanto mi alma. Dios mío, en ti confío; no quede yo confuso. V/.  Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre,  por los siglos de los siglos. Amén.

COLECTA
Protéctor in te sperántium, Deus, sine quo nihil est válidum, nihil sanctum: multíplica super nos misericórdiam tuam; ut, te rectóre, te duce, sic transeámus per bona temporália, ut non amittámus ætérna.  Per Dominum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia saecula saeculorum. Amen.

Oh Dios,  protector de los que en ti esperan, y sin el cual nada tiene valor, nada es santo; multiplica sobre nosotros tu misericordia, para que, siendo tú nuestro pastor  y nuestro guía, pasemos por los bienes temporales de modo que no perdamos los eternos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

EPÍSTOLA 1 Pedro 5, 6-11
“Fratres, sobrii estote et vigilate” .Todas las noches, en el oficio de completas, repite la Iglesia a sus fieles el consejo de san Pedro. Aquí lo hallamos con su alentador contexto.
Léctio Epístolæ beáti Petri Apóstoli.
Caríssimi: Humiliámini sub poténti manu Dei, ut vos exáltet in témpore visitatiónis: omnem sollicitúdinem vestram projiciéntes in eum, quóniam ipsi cura est de vobis. Sóbrii estóte, et vigiláte: quia adversárius vester diábolus tamquam leo rúgiens círcuit, quærens quem dévoret: cui resístite fortes in fide: sciéntes eámdem passiónum ei, quæ in mundo est, vestræ fraternitáti fieri. Deus autem omnis grátiæ, qui vocávit nos in ætérnam suam glóriam in Christo Jesu, módicum passos ipse perfíciet, confirmábit, solidabítque. Ipsi glória, et impérium in sǽcula sæculórum. Amen.
Lectura de la carta del Apóstol san Pedro. Carísimos: Humillaos bajo la mano poderosa de Dios para que os ensalce a su hora. Descargad en él todos vuestros cuidados, pues él mira por vosotros. Sed sobrios y velad, porque vuestro enemigo, el diablo, gira como león rugiente en torno vuestro, buscando a quien devorar. Resistidle firmes en la fe, sabiendo que la misma tribulación padecen vuestros hermanos por el mundo. Dios,  dador de toda gracia, que nos ha llamado a su eterna gloria por Jesucristo, después de corta prueba, él mismo os perfeccionará, fortalecerá y afianzará en el bien. A él, pues, sea dada la gloria y el imperio por los siglos de los siglos.  Amén.

GRADUAL Salmo 54,23.17. 19.
Jacta cogitátum tuum in Dómino: et ipse te enútriet. V/. Dum clamárem ad Dóminum, exaudívit vocem meam ab his, qui appropínquant mihi.
Pon tu suerte en manos del Señor, y él te sustentará.  V/.  Yo clamo a Dios; él es ­mi voz y me libra de los que marchan contra mí.

ALELUYA Salmo 7, 12
Allelúja, allelúja. V/.  Deus judex justus, fortis et pátiens, numquid iráscitur per singulos dies? Allelúja.
Aleluya, aleluya. V/.  Dios es juez íntegro y lento para la cólera. ¿Por ventura andará siempre airado?  Aleluya.

EVANGELIO Lucas 15,1-10
Sequéntia sancti Evangélii secúndum Lucam
In illo témpore: Erant appropinquántes ad Jesum publicáni et peccatóres, ut audírent illum. Et murmurábant pharisǽi et scribæ, dicéntes: «Quia hic peccatóres récipit, et mandúcat cum illis.» Et ait ad illos parábolam istam, dicens: «Quis ex vobis homo, qui habet centum oves: et si perdíderit unam ex illis, nonne dimíttit nonagintanóvem in desérto, et vadit ad illam, quæ períerat, donec invéniat eam? Et cum invénerit eam, inpónit in húmeros suos gaudens: et véniens domum cónvocat amícos et vicínos, dicens illis: “Congratulámini mihi, quia invéni ovem meam, quæ períerat”? Dico vobis quod ita gaudium erit in cælo super uno peccatóre pæniténtiam agénte, quam super nonagintanóvem justis qui non índigent pæniténtia. Aut quæ múlier habens drachmas decem, si perdíderit drachmam unam, nonne accéndit lucérnam, et evérrit domum et quærit diligénter, donec invéniat? Et cum invénerit cónvocat amícas et vicínas dicens: “Congratulámini mihi, quia invéni drachmam quam perdíderam”? Ita dico vobis: gáudium erit coram Angelis Dei super uno peccatóre pæniténtiam agénte.»
Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
En aquel tiempo: Se acercaban a Jesús los publicanos y pecadores para oírle. Lo cual censuraban los fariseos y los escribas, diciendo Éste recibe a los pecadores y come con ellos. Mas Jesús les propuso esta parábola ¿Quién hay entre vosotros que, teniendo cien ovejas y habiendo perdido una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va a buscar la que se había perdido hasta encontrarla. Y en hallándola, la pone sobre sus hombros muy gozoso y, en llegando a su casa, llama a sus amigos vecinos, y les dice: Alegraos conmigo, porque he hallado mi oveja, que se había perdido. Os digo, que así también habrá más gozo en el cielo por un pecador que haga penitencia, que por noventa y nueve justos que no han de ella menester. O ¿qué mujer, teniendo diez, si pierde una, no enciende la lámpara y barre la casa, y lo registra todo hasta dar con ella? Y en hallándola, convoca a sus amigas y vecinas y dice: Regocijaos conmigo porque he hallado la dracma que había perdido. Así os digo que habrá gran alborozo entre los ángeles de Dios por un pecador que haga penitencia.
Se dice Credo

OFERTORIO Salmo 9, 11-13
Sperent in te omnes, qui novérunt nomen tuum, Dómine: quóniam non derelínquis quæréntes te: psállite Dómino, qui hábitat in Sion: quóniam non est oblítus oratiónem páuperum.
Esperen en ti cuantos conocen tu nombre, Señor, porque no abandonas a los que te buscan: Cantad al Se­ñor, que mora en Sión, porque no olvida la oración de los pobres.

SECRETA
Respice, Dómine, múnera suplicántis Ecclésiæ: et salúti credéntium perpétua sanctificatióne suménda concéde. Per Dominum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus,
Mira, Señor, los dones de la Iglesia suplicante; y haz que los reciban los fieles para su salud y perpetua san­tificación. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios

PREFACIO DEL CORAZÓN DE JESÚS
Vere dignum et iustum est, æquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens ætérne Deus: Qui unigénitum tuum, in Cruce pendéntem, láncea mílitis transfígi voluísti, ut apértum Cor, divínæ largitátis sacrárium, torréntes nobis fúnderet miseratiónis et grátiæ, et quod amóre nostri flagráre numquam déstitit, piis esset réquies et pœniténtibus patéret salútis refúgium. Et ideo cum Angelis et Archángelis, cum Thronis et Dominatiónibus, cumque omni milítia cæléstis exércitus, hymnum glóriæ tuæ cánimus, sine fine dicéntes:
.- Realmente es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias, siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque has querido que tu Hijo Único, clavado en la Cruz, fuera traspasado por la lanza del soldado, para que su corazón abierto, santuario de la generosidad divina, derramara sobre nosotros torrentes de gracia y de perdón; y ya que nunca cesó de arder por amor nuestro, fuera descanso para los que te aman y, para los que se arrepienten, refugio siempre abierto de salvación. Por eso con los Ángeles y arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:


COMUNIÓN Lucas 15,10
Dico vobis: gáudium est Angelis Dei super uno peccatóre pæniténtiam agénte.
Yo os digo que habrá gran alborozo entre los ángeles de Dios por un pecador que haga penitencia.

POSCOMUNIÓN
Sancta tua nos, Dómine sumpta vivíficent: et misericórdiæ sempitérnæ prǽparent expiátos.  Per Dominum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia saecula saeculorum. Amen.
Señor, que tus santos misterios nos den vida, laven nuestras culpas, y nos vayan disponiendo a recibir las eternas misericordias.  Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

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