SANTOS JUAN y PABLO,
Mártires
Honrad a todos, amad a los
hermanos,
temed a Dios, honrad al rey.
(1 Pedro 2,17).
San Juan y San Pablo eran hermanos, Constancia, hija de
Constantino, en reconocimiento de sus leales servicios, les había legado una
fortuna considerable de que se sirvieron para alimentar a los pobres de
Jesucristo. El emperador Juliano los invitó a ir a su corte; pero respondieron
que no querían tener trato con un príncipe que había renunciado a Jesucristo. Les
dio el emperador un plazo de diez días para que se determinasen a adorar a
Júpiter, lapso que aprovecharon para distribuir a los pobres los bienes que les
quedaban. Cuando, al cabo de los diez días, Terenciano, capitán del cuerpo de
guardias, vino a preguntarles qué decisión habían tomado, le respondieron que
estaban dispuestos a dar la vida por el Dios que adoraban. Y fueron decapitados.
El hijo de Terenciano fue librado del demonio que lo poseía, en la tumba de
estos mártires. Este milagro convirtió a su padre.
MEDITACIÓN SOBRE TRES CLASES
DE IMÁGENES DE DIOS
I. Hay imágenes vivas del verdadero Dios, y Él nos manda que las honremos.
Son nuestros superiores espirituales y todas las personas consagradas a Dios.
Son imágenes de Jesucristo. Les ha participado su autoridad. Quien los
menosprecia, al Salvador mismo menosprecia. El honor que les rinde recae sobre
Jesucristo mismo que los ha enviado. Sus defectos personales no te deben
impedir honrar el carácter que invisten. Quien os desprecia, a Mí me desprecia,
quien os escucha, a Mí me escucha. (Jesucristo).
II. Los príncipes y los reyes, vuestros padres, vuestros patronos,
vuestros superiores temporales también merecen que los honres como a imágenes
de Dios, y como a sus lugartenientes en la tierra. La autoridad que tienen
sobre ti de Dios proviene; debes obedecerles mientras no te manden nada
contrario a la ley divina. Pero si, como Juliano el Apóstata, quieren apartarte
del servicio de Dios, no tengas con ellos complacencias criminales. No seas
como esos paganos, que tienen más respeto para el emperador que para sus
dioses. (Tertuliano).
III. Los santos que viven en la tierra, tanto como aquellos que
reinan ya en el cielo, son las imágenes más perfectas de Jesucristo, porque los
ha hecho partícipes de su santidad; les debes, a este título, honores
totalmente particulares. Ten devoción, pues, a los santos que están en el cielo.
Respeta a los que viven en la tierra y busca su compañía. Conversando con ellos
aprenderás a imitar a Jesucristo, cuyas copias fieles son: Despójate de la
figura del siglo, y fórmate según la imagen del Salvador. (San Pedro
Crisólogo).
El vencimiento del respeto humano
Orad por los pastores de la Iglesia.
ORACIÓN
Haced, os lo suplicamos, Dios omnipotente, que experimentemos este
día doble gozo con ocasión del triunfo de los bienaventurados Juan y Pablo, a
quienes una misma fe y un mismo martirio hicieron verdaderamente hermanos. Por
J. C. N. S. Amén
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