SAN GUILLERMO,
Abad
Tened un mismo sentir,
conservad la paz, y el Dios
de la paz y del amor estará con
vosotros.
(2 Corintios, 13, 11).
San Guillermo, para dedicarse más libremente a la oración, se
retira al Monte Virgen en el reino de Nápoles; pero su reputación de santidad lo
sigue a su retiro, y lleva a él a gran número de personas que desean practicar,
bajo su dirección, los ejercicios de la vida ascética. Se le llega también una
mujer para tentarlo. Se revuelca el santo sobre carbones encendidos y Dios no permite
que sufra la menor quemadura. Su muerte, predicha por él, tuvo lugar el 25 de
junio de 1142.
MEDITACIÓN SOBRE LA PAZ DEL ALMA
I. Vive en paz con el prójimo; disimula, sufre antes de romper la
paz y faltar a la caridad. Si algún acontecimiento viene a turbar esta paz,
restablécela lo antes posible: cede algo de tus derechos, en interés de la paz
y de la unión. En esto se conocerá si eres imitador de Jesucristo, si amas la
paz y la caridad; y esta paz, que conservas con todos, es guerra cruelísima que
haces al demonio. La paz entre vosotros es la guerra contra él. (Tertuliano)
II. Con todo, es preciso romper esta paz con el prójimo, cuando
ella te obligue a hacer la guerra a Dios. Tienes un amigo peligroso, un
pariente que te arrastra al vicio, un inferior que se entrega al libertinaje;
es preciso advertirle, aun a riesgo de que se aleje de ti y se haga tu enemigo:
vale más romper con los hombres que con Dios. Ninguna paz con los pecadores,
ninguna paz con el vicio. Esa calma sería una tempestad. (San Jerónimo).
III. Conserva no obstante la paz de tu alma, al precio que sea. El
espíritu de Dios ama a los corazones apacibles y a las almas tranquilas. Si
siempre te acuerdas que Dios permite todo lo que te sucede, para su gloria y
para tu mayor bien, los acontecimientos, aun los más fastidiosos, no podrán
alterar tu paz, ni arrebatar tu dicha. ¿Qué más precioso y más dulce para el
corazón, qué más calmo y más tranquilo en la tierra que una buena conciencia?
(San Bernardo).
La paz del alma
Orad por la paz en
el seno
de las familias.
ORACIÓN
Oh Dios, que habéis dado el ejemplo y la ayuda de los santos para
abrir a nuestra flaqueza el camino de la salvación, haced que honrando los
méritos del bienaventurado San Guillermo, abad, aprovechemos sus sufragios y
caminemos siguiendo sus huellas. Por J. C. N. S. Amén
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