(C. 74 D.C.)
- Lo que sabemos sobre la vida personal de San Marcos, autor del segundo
Evangelio, proviene más o menos de conjeturas. Los autores le identifican
generalmente con el "Juan llamado Marcos" de los Hechos de los
Apóstoles (XII, 12 y 24); por consiguiente, la María, en cuya casa de Jerusalén
se reunían los Apóstoles, era su madre. Por la epístola a los Colosenses (IV,
10), sabemos que Marcos era pariente de San Bernabé, el cual (según Hechos de
los Apóstoles IV, 36) era un levita chipriota. Resulta, pues, probable que
Marcos haya pertenecido a una familia levítica. Cuando Pablo y Bernabé
regresaron a Antioquía después de haber llevado a Jerusalén las limosnas para
dicha Iglesia, trajeron consigo a Juan llamado Marcos, quien los ayudó en el
ministerio apostólico en la misión de Salamina, en Chipre (Hechos, XIII, 5);
pero Marcos no les acompañó a Perga de Panfilia, sino que volvió a Jerusalén (Hechos
de los Apóstoles, XIII, 13). A raíz de aquella deserción, San Pablo creyó ver
cierta inestabilidad en el carácter de Marcos y, aunque Bernabé quería que los
acompañase a visitar las Iglesias de Cilicia y el resto de Asia Menor, San
Pablo se opuso a ello. Como no lograron ponerse de acuerdo, Bernabé se separó
de San Pablo y fue con Marcos a Chipre. Sin embargo, cuando San Pablo se
hallaba en su primer cautiverio en Roma, Marcos estaba con él y le ayudaba (Colosenses
IV, 10). Durante su segundo cautiverio, poco antes de su martirio, el Apóstol
escribió a Timoteo, quien se hallaba entonces en Éfeso: "Toma contigo a Marcos, pues me ha
ayudado en el ministerio."
Por otra parte, la tradición
sostiene que el autor del segundo Evangelio estaba en estrecha relación con San
Pedro. Clemente de Alejandría (según el testimonio de Eusebio), Ireneo y Papías
llaman a San Marcos el intérprete o portavoz de San Pedro, si bien Papías
afirma que Marcos no había oído al Señor ni había sido su discípulo. No
obstante esta última afirmación, los comentaristas se inclinan a pensar que el
joven que siguió al Señor en el Huerto de los Olivos (Marcos XIV, 51) era San
Marcos. Lo cierto es que San Pedro, cuando escribía desde Roma (1 Pedro, V,
13), habla de "mi hijo Marcos", el cual, según parece, estaba
entonces con él. Apenas cabe duda de que en ese pasaje se trata del
evangelista, pero en todo caso, no hay ninguna prueba concluyente de que ese
Marcos no haya sido el "Juan llamado Marcos" de los Hechos.
Examinemos ahora otros
documentos menos seguros. En primer lugar tenemos una narración muy sobria
—porque el elemento milagroso es muy reducido y el conocimiento de los sitios
es excepcional— de la segunda visita de Bernabé y Marcos a Chipre, que terminó
con el martirio del primero. Dicha narración, cuyo pretendido autor es el mismo
San Marcos, sitúa el martirio de San Bernabé en el año 53. Es de notar que el
autor de esta "pasión" apócrifa ignoraba que Marcos era el autor del
segundo Evangelio, ya que subraya con especial énfasis que San Bernabé había
recibido de San Mateo un relato de los hechos y palabras del Señor. Este es un
detalle que difícilmente pudo ser inventado en boca de uno de los cuatro
evangelistas. Por otra parte, al fin de la narración, Marcos se embarca con
rumbo a Alejandría y ahí se dedica a enseñar a otros "lo que había
aprendido de los apóstoles de Cristo."
La tradición de que San Marcos
vivió algún tiempo en Alejandría y fue obispo de esa ciudad, es muy antigua,
aunque Orígenes y Clemente, que eran originarios de Alejandría, no mencionan el
hecho. En cambio lo mencionan Eusebio y el antiguo prefacio del Evangelio de
San Marcos de la Vulgata Latina. Dicho prefacio, refiriéndose a una deformidad
corporal del evangelista, mencionada anteriormente por Hipólito, deja entender
que se trataba de la mutilación que el mismo San Marcos se había infligido para
no ser ordenado sacerdote, pues se juzgaba indigno de ello. Aunque es muy
probable que San Marcos haya terminado sus días como obispo de Alejandría, no
merecen ninguna fe las "actas" de su supuesto martirio. El
Martirologio Romano las resume así, en el párrafo que consagra al santo:
"En Alejandría, el nacimiento de San Marcos el Evangelista, quien fue
discípulo e intérprete de San Pedro Apóstol. Fue enviado a Roma por los
hermanos; ahí escribió su Evangelio y después pasó a Egipto. Fue el primer
predicador de Cristo en Alejandría, donde fundó una Iglesia. Más tarde fue
hecho prisionero por la fe, atado con cuerdas y arrastrado sobre las piedras.
Un ángel fue a confortarle en la prisión y finalmente, después de que el mismo
Cristo se le había aparecido, fue llamado a recibir el premio celestial, en el
octavo año del reinado de Nerón."
La
ciudad de Venecia pretende poseer el cuerpo del santo que, según la tradición,
fue trasladado de Alejandría en el siglo IX. Se ha discutido mucho la
autenticidad de esas reliquias que se conservaron intactas durante tantos
siglos; muy probablemente las filtraciones de agua, que durante largos períodos
impedían el acceso a la confessio en
que reposan, han causado un daño irreparable al frágil contenido del relicario.
Venecia venera a San Marcos como patrón desde tiempo inmemorial. El león,
símbolo de San Marcos, data de muy antiguo, como los emblemas de los otros
evangelistas. Ya desde la época de San Agustín y San Jerónimo, "las cuatro
creaturas vivientes" (Apocalipsis IV, 6-8), simbolizaban a los
evangelistas. Los dos santos doctores relacionaron a San Marcos con el león,
haciendo notar que el Evangelio de San Marcos empieza hablando del desierto y
que ¡el león es el rey del desierto!
El día de San Marcos se
celebran las "letanías mayores", pero la solemne procesión, que
estaba originalmente relacionada con un período de ayuno, no tiene nada que ver
con la fiesta del Evangelista. Muy probablemente la festividad de las "letanías
mayores" se originó en Roma, en la época de San Gregorio el Grande o aun
antes, en tanto que la celebración litúrgica de San Marcos en este día, data de
una fecha muy posterior. Como lo demostró hace mucho Monseñor Duchesne, es
indudable que las letanías (es decir, "súplicas") no son más que una
adaptación cristiana de las antiguas "Robigalia" de las que habla
Ovidio en sus "Fasti".
En los martirologios y en la
tradición litúrgica del Oriente y del Occidente, Marcos el Evangelista y Juan
Marcos aparecen como dos personajes diferentes. El Menaion griego menciona a
Juan Marcos el 27 de septiembre. El mismo día, el Martirologio Romano dice lo
siguiente: "En Biblos de Fenicia, San Marcos obispo, a quien San Lucas
llama también Juan. Era hijo de la bienaventurada María, cuya memoria se venera
el 29 de junio." La idea de que Juan Marcos fue obispo de Biblos, es una
tradición griega que más tarde pasó también al occidente.
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