cárcel. 1798-1800, Museo Lázaro Galdiano, Madrid
MÁRTIR DE LA ORTODOXIA.
— Hoy a través de la palma de un mártir se nos muestran los misterios de Pascua:
Hermenegildo, príncipe visigodo inmolado por un padre obcecado por la herejía.
La causa de su muerte fue la constancia con que rechazó la comunión pascual que
un obispo arriano quería obligarle a recibir de sus manos. El mártir sabía que
la sagrada Eucaristía es señal de la unión católica y que está prohibido
participar de la carne del cordero pascual con aquellos que no pertenecen a la
verdadera Iglesia. Una consagración sacrílega puede poner en manos de los
herejes los Misterios Eucarísticos, si existe el carácter sacerdotal en quien
ha tenido la osadía de traspasar la barrera del altar del Dios de quien
blasfema; pero el católico consciente de que no está permitido orar con los
herejes, se horroriza al ver el misterio profanado y permanece apartado de él
para no ultrajar al Redentor en el misterio mismo que estableció para unirse
con sus fieles. La sangre del mártir fue fecunda. España, cautiva por el error,
rompió sus cadenas; un Concilio de Toledo consumó la reconciliación a la que
había dado principio tan santa víctima. Espectáculo sublime y raro en la
historia del mundo el ver a toda una nación abjurar de la herejía; pero esta
nación fue bendita por el cielo. Sometida a la dura prueba de la invasión
sarracena triunfó de ella por las armas, y su fe, después siempre pura, la
mereció el más noble de los títulos de un pueblo: el dé Católica.
Vida.
— Hermenegildo fue hijo de Leovigildo, rey de los visigodos de España, y de
Teodosia. Asociado al reino, como su hermano Recaredo, en 573, fijó su
residencia en Sevilla. Allí, su esposa Ingonda y el obispo San Leandro, le
determinaron a abandonar la herejía arriana y a abrazar el catolicismo. Al
perseguirle su padre, que permanecía siendo arriano, Hermenegildo llamó en su
ayuda a los bizantinos: pero creyó conveniente acceder a una entrevista que le
propuso su padre, y éste, habiéndole hecho encarcelar, probó todos los medios
de hacerle volver a la herejía. El día de Pascua del año 586 el rey le envió un
obispo arriano para que le llevase la comunión. El joven la rechazó: Entonces
su padre mandó decapitarle. San Hermenegildo es patrón de la ciudad de Sevilla.
Urbano VIII extendió su culto a toda la Iglesia.
PLEGARIA.—
¡Oh Hermenegildo! impertérrito defensor de la verdad del símbolo de la fe, hoy
te ofrecemos nuestros homenajes y acciones de gracias. Tu valerosa muerte
mostró el amor que tenías a Cristo, y tu desprecio de los bienes terrenos nos
enseña a menospreciarlos. Nacido para el trono, un calabozo te sirve aquí de
mansión y de él partes para el cielo, ceñida la frente con la palma del
martirio, corona mil veces más preciosa que la que se te ofrecía como precio de
una vergonzosa apostasía. Ruega ahora por nosotros; al escribir la Iglesia tu
nombre en su ciclo sagrado te convida a ello en estos días. Pascua fue tu día
triunfante; haz que sea para nosotros verdadera Pascua, una completa
Resurrección que nos conduzca siguiendo tus huellas a la mansión feliz donde
tus ojos contemplan a Jesús resucitado. Haznos firmes en nuestras creencias,
dóciles a las enseñanzas de la Iglesia, enemigos de todo error y de toda
novedad. Vela por España tu patria, a cuya sangre derramada en testimonio de la
fe verdadera debe tantos siglos de ortodoxia pura; presérvala de toda
claudicación para que nunca deje de merecer el noble título que la honra.
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