Según la tradición,
Basilisa y Anastasia eran dos matronas romanas, convertidas al cristianismo por
la predicación de San Pedro y San Pablo. Después del martirio de los Apóstoles,
las dos mujeres recuperaron los cuerpos durante la noche y les dieron honrosa
sepultura. Cuando las autoridades se enteraron de ello, encarcelaron a las
culpables. Basilisa y Anastasia confesaron, ante Nerón, que eran cristianas y
el tirano las condenó a ser mutiladas y decapitadas.
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