La devoción a María Inmaculada fue la preferida de los descubridores y conquistadores y la que arraigó más hondamente en la América Española. Prueba de ello son los numerosos títulos y advocaciones de la Virgen existentes en estos países.
En la Argentina, en el Uruguay y en el Paraguay el más famoso es el de Nuestra Señora de Luján, venerado aquí desde hace más de 300 años. Su sagrada Imagen quiso quedarse en Luján de modo milagroso, para ser la madre del pueblo argentino y la "Perla del Plata", y atraer desde allí los corazones de todos los buenos cristianos. El primer modesto santuario, erigido de 1754 a 1763 y que medía 48,50 mts. de largo por 8,25 mts. de ancho, cedió su lugar a la actual magnífica Basílica gótica, de 115 mts. de largo, 20 de ancho y 30 de alto, más 70 mts. de crucero, coronada por esbeltas torres, cuyas dos flechas principales se levantan a 110 mts. de altura. Es por cierto, un monumento digno de María y de la fe de los argentinos, y bajo sus bóvedas resuenan año tras año cánticos y plegarias en todas las lenguas de la tierra, ya que peregrinos de toda raza y nación van a postrarse ante la querida Imagen en demanda de su protección. Dicha Imagen fue solemnemente coronada el 18 de mayo de 1887, y el 12 de octubre de 1930 se declaró a la Virgen de Luján, Patrona de la Argentina, Uruguay y Paraguay, que es lo que se conmemora con la fiesta de hoy.
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