LOS DOCE HERMANOS MÁRTIRES
Para poder sufrir más, Cristo no abrió enseguida su costado.
Lo abrió después de morir, para revelar el amor de su corazón,
para enseñarnos que el amor no se hace espiritualmente presente
antes de la muerte del hombre viejo que vive en nosotros según la carne.
(San Francisco de Borja).
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