En la oración hecha debidamente, se funden
las penas como la nieve ante el sol.
(San Juan María Vianney)
El gran nombre de FILOMENA significa en latín estas palabras: FILIA LUMINIS, es decir, HIJA DE LA LUZ. Ella nos ilumina en esta época oscura y corrupta, confundiendo la sonrisa de desprecio del materialismo. Ella es la PATRONA DE LOS HIJOS DE MARÍA. Hoy, su misión, es atraernos a todos al Inmaculado Corazón de María por medio de la imitación de sus heroicas virtudes: pureza, obediencia y humildad. Santa Filomena es ÁNCORA DE ESPERANZA, en esta oscura época de desesperanza.
Los rigurosos Últimos Tiempos han llegado. Están clara y universalmente marcados por el ocultismo, modernismo, materialismo, espiritismo, desesperanza y una general apostasía de la Fe. Desde los comienzos del Cristianismo, nunca las fuerzas de las tinieblas han tenido tanto poder como en el día de hoy. Santa Filomena es ¡LA NUEVA LUZ DE LA IGLESIA MILITANTE! Este título le ha sido conferido a ella por San Juan María Vianney (El Santo Cura de Ars), heroico confesor y patrono de todos los párrocos.
Verdaderamente, poco se sabe históricamente de Santa Filomena. Su historia real comienza cuando sus santos restos mortales fueron encontrados en la oscuridad de las Catacumbas de Santa Priscila en las que descansaron hace unos mil setecientos años.
Pero Dios es maravilloso en sus santos, y Santa Filomena de modo impresionante ejemplifica esta frecuente y repetida verdad. Después de permitir que su nombre y su memoria fueran sepultados por siglos junto a sus restos mortales, Él atrajo la atención de la Humanidad hacia esta pequeña doncella mártir, y ahora obra asombrosos prodigios en nombre de ella, como si deseara mostrar de esta manera, que Él quiere recompensar el largo tiempo que permitió que ella permaneciera en la oscuridad.
Las reliquias de Santa Filomena fueron desenterradas a principios de siglo XIX, el 24 de Mayo de 1802. El emblema del lirio y la palma estaba grabado en el sepulcro de la santa para indicar su virginidad y su martirio. También había un ancla, un látigo, y tres flechas, dos apuntando en dirección opuesta, y una con la línea curvada en ella, significando fuego e intentando simbolizar los diferentes tormentos que la mártir sufrió en testimonio de su fe y amor a Jesucristo.
Santa Filomena fue formalmente elevada a los altares por Su Santidad el Papa Gregorio XVI en una infalible declaración hecha pública en nombre de la Santa Madre Iglesia para edificación de todos los fieles y para Gloria de Dios en el tiempo y en la Eternidad.
El mismo Papa fue testigo de la curación milagrosa de PAULINE JARICOT, fundadora del Rosario Viviente, en el Santuario de Santa Filomena en Mugnano, Italia.
La historia de la vida de Santa Filomena está basada en revelaciones privadas hechas por la santa en 1863 a tres personas diferentes, en respuesta a las oraciones de varios devotos de Santa Filomena, para permitirles saber quién era ella y como hizo frente al martirio.
Esas personas favorecidas eran un joven artista de buena moral y piadosa vida, un celoso sacerdote y una devota monja de Nápoles, la Venerable Madre María Luisa de Jesús. Mientras que la Santa Sede no garantiza la autenticidad de las pretendidas revelaciones, el Santo Oficio dio autorización para su difusión el 21 de Diciembre de 1883.
Nuestra bella Santa Filomena salió de los brazos de su madre para morir por Cristo, los lictores (Magistrados de Justicia de la antigua Roma) cortaron con el hacha el joven lirio y piadosas manos la recogieron para depositarla en el sepulcro. Esta verdadera heroína pisoteó toda la vanidad del mundo debajo sus pies y eligió los múltiples tormentos en lugar de renunciar a los votos que había hecho a Nuestro Salvador Crucificado. ¡Qué modelo de constancia y de toda virtud! Animémonos a ir a ella cuando seamos probados. ¡Permitámonos todos con ilimitada confianza implorar su intercesión!
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