lunes, 3 de agosto de 2020

03 de agosto INVENCIÓN O HALLAZGO DEL CUERPO DE SAN ESTEBAN, PROTOMÁRTIR

INVENCIÓN O HALLAZGO DEL CUERPO DE SAN ESTEBAN, PROTOMÁRTIR - Vidas de los Santos de A. Butler
(Siglo 415 P. C.) - La Iglesia instituyó esta segunda fiesta del protomártir San Esteban para conmemorar el descubrimiento de sus reliquias, junto con las de Gamaliel, Nicodemo y Abibo. El descubrimiento lo llevo a cabo el sacerdote Luciano, en Gamala de Palestina, en diciembre del año 415. Según el relato que se atribuye a Luciano, en un sueño o visión que tuvieron él y el monje Migecio, les fue revelado el sitio en que se hallaban las reliquias. Alban Butler narra los hechos con cierto detalle, pero no vamos a reproducir aquí su relato, ya que no añade nada a lo que sabemos acerca de San Esteban, y los eruditos se inclinan, cada vez más, a excluir la hipótesis de la revelación sobrenatural de Luciano y Migecio. El P. Delehaye y otros autores suponen que el descubrimiento fue obra de la casualidad y que Luciano lo "dramatizó" algunos años más tarde, de acuerdo con la costumbre de la hagiografía de la época.
Las reliquias fueron distribuidas por todo el mundo, lo que contribuyó mucho, directa e indirectamente, a propagar el culto de San Esteban. Dios obró numerosos milagros por la intercesión del protomártir. San Evodio obispo de Uzalum, en África y San Agustín, nos dejaron la descripción de muchos de esos milagros. San Agustín dijo en un sermón: "Bien está que deseemos obtener por su intercesión los bienes temporales, de suerte que, imitando al mártir, consigamos finalmente los bienes eternos." Ciertamente, Dios no se hizo hombre para remediar los males temporales, pero, a pesar de ello, durante su vida mortal sanó a los enfermos, libró a los posesos y socorrió a los miserables, a fin de darnos una prueba sensible de su poder divino y una señal de que había venido a librarnos de las enfermedades espirituales.
Por un Motu Proprio de Juan XXIII, fechado el 25 de julio de 1960, esta fiesta fue suprimida del Calendario Romano.
El texto más fidedigno de la narración de Luciano es la traducción latina hecha por Avitus. Puede verse, por ejemplo, en las obras de San Agustín (Migne, PL., vol. XLI, cc. 805-816). Existen también traducciones en griego, sirio, armenio y antiguo eslavo. Luciano cuenta la historia del descubrimiento de las reliquias; en los años 1900-1908 se discutió mucho acerca de los sitios de Jerusalén que cita Luciano. Cf. Revue de l´Orient chrétien, vol. XXX; y el artículo del P. Peeters en Analecta Bollandiana, vol. XXVII (1908), pp. 359-368. Ver también F. M. Abel, La légende apocryphe de S. Etienne (1931), y H. Delehaye, Origines du culte des martyrs (1933), pp. 80-82. Acerca de los milagros de Uzalum, cf. Delehaye, Analecta Bollandiana,vol. XLIII (1925), pp. 74-85. Sobre la razón por la que se conmemora el descubrimiento el 3 de agosto, cf. Analecta Bollandiana, vol. XLIX (1931), pp. 22-30. En DAC, vol. V, cc. 624-671, hay un artículo muy completo de H. Leclercq, con abundantes referencias. La comisión nombrada por Benedicto XIV había propuesto ya que se suprimiese esta fiesta.

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