SAN CIRILO,
Obispo y Confesor
n. hacia el año 315;
† hacia el año 387
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. (Mateo 5, 7)
+ En Jerusalén, san Cirilo, Obispo, Confesor y Doctor de la Iglesia, el cual padeció de parte de los Arrianos muchas injurias por defender la fe, y desterrado muchas veces de su Iglesia, al fin, esclarecido en santidad, murió en paz. De la pureza de su fe dio preclaro testimonio el primer Concilio ecuménico de Constantinopla escribiendo al Papa san Dámaso.
+ En Cesarea de Palestina, el triunfo de san Alejandro, Obispo, el cual yendo de una ciudad de Capadocia, de que era Obispo, a visitar los Santos Lugares, y llegado a Jerusalén, en cuya Iglesia era a la sazón Obispo Narciso, ya anciano, por revelación divina le sustituyó en el gobierno. Más tarde, en la persecución de Decio, siendo él ya muy anciano y respetado por sus venerables canas, fue conducido a Cesárea, y encerrado en una cárcel por confesar a Cristo, consumó el martirio.
+ En Augsburgo, san Narciso, Obispo, el primero que predicó el Evangelio a los pueblos de Recia; pasó después a España, y convertidos en Gerona muchos infieles a la fe de Cristo, allí mismo, en la persecución del Emperador Diocleciano, juntamente con el diácono Félix, recibió la palma del martirio.
+ En Nicomedia, diez mil santos Mártires, que por la confesión de Cristo fueron pasados a cuchillo.
+ Allí mismo, los santos Mártires Trófimo y Eucarpio.
+ En Inglaterra, san Eduardo Rey, que, muerto por los engaños de su madrastra, resplandeció en muchos milagros.
+ En Luca de Toscana, la dichosa muerte de san Frigidiano, Obispo, ilustre por la virtud de los milagros.
+ En Mantua, san Anselmo, Obispo de Luca, y Confesor.
+ En Cagliari de Cerdeña, san Salvador de Horta, Confesor, de la Orden de los Frailes Menores, que resplandeció en virtudes y con singular don de milagros, y fue contado por el Papa Pío XI en el número de los Santos.
+ Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.
SAN CIRILO,
Obispo y Confesor
San Cirilo era obispo de Jerusalén cuando Juliano el Apóstata, por odio al cristianismo, quiso restablecer el templo de Jerusalén. Predíjole este santo que no quedaría piedra sobre piedra. En efecto, el rayo y los temblores derribaron lo que el apóstata había hecho edificar. Era San Cirilo tan caritativo que los arrianos, para arrebatarle su episcopado, lo acusaron de haber vendido los ornamentos de la iglesia y distribuido su precio entre los pobres. Murió en el año 387.
MEDITACIÓN SOBRE LA MISERICORDIA
I. Debes compadecer los sufrimientos del prójimo, provengan de enfermedad o de pobreza. Esta compasión debe excitar en ti el deseo de aliviarlos, y este deseo debe ser efectivo. ¡Cuántas ocasiones pierdes de hacer el bien a los desgraciados! Nada hay que te haga más semejante a Dios como la caridad para con los pobres. Si no estás en condición como para socorrerlos, ruega a Dios que lo haga Él y agradécele el que te haya librado de las miserias que hacen gemir a tu prójimo. Nunca se parece tanto el hombre a la Divinidad como cuando hace el bien a sus semejantes; sé providencia para los desventurados, imitando la misericordia de Dios (San Gregorio).
II. Ten compasión de los pecadores; por ricos y felices que sean en apariencia, su suerte es mucho más digna de compasión que de envidia. Son tanto más dignos de lástima, cuanto que no conocen su mal estado y no quieren ponerle remedio. Adviérteles, si lo puedes, hazles conocer el lastimoso estado de su alma; ruega a Dios por ellos; apártalos de las ocasiones peligrosas; emplea para esto, tu solvencia, tus riquezas: bien que quiso dar su vida por ellos Jesucristo. No envidies a los malos, antes bien compadécelos (San Pedro Damián).
III. ¿Acaso tú mismo no eres digno de compasión, a causa de tus miserias o de tus pecados? Si es a causa de tus miserias, ten paciencia: Jesús vivió en el dolor, los santos pasaron su vida en las lágrimas. Si tus pecados te hacen digno de compasión, ten piedad de ti mismo; sal, lo más pronto posible, de ese funesto estado.
La caridad.
Orad por los afligidos.
ORACIÓN
Dios todopoderoso, haced, os lo suplicamos, que la solemnidad del bienaventurado Cirilo, vuestro confesor y pontífice, acreciente en nosotros el espíritu de piedad y el deseo de nuestra salvación. Por J. C. N. S.
Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J., Tomo I; Patron Saints Index.
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