En este día la Iglesia no lee nada del Profeta Isaías, conténtase con recordar en el Oficio de Maitines el paso del Evangelio de San Lucas, donde se nos cuenta el misterio de la Visitación de la Santísima Virgen. Luego se lee un trozo del Comentario de San Ambrosio sobre ese mismo paso. Dejamos para el Propio de los Santos puesto en su lugar, las consideraciones y afectos que este importante episodio de la vida de la Madre de Dios debe sugerir a los fieles.
La Estación de este día se celebra en la Iglesia de los Santos Apóstoles. Los Papas Pelagio I y Juan III dedicaron esta Iglesia a los Apóstoles San Felipe y Santiago. Allí bajo el altar, están sepultados sus cuerpos, esperando el segundo Advenimiento de quien los escogió para cooperadores de la obra del primero, y al lado del cual se han de sentar sobre tronos en el último día, para juzgar a las doce tribus de Israel. (S. Mateo, XIX.)
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