ROMANA,
Viuda
n. 1384 en Roma, Italia;
† 1440 en Roma, Italia
Patrona de automovilistas; taxistas; laicos; viudas; personas
ridiculizadas por su piedad. Protectora contra la mortalidad infantil.
Jesucristo se humilló a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte, ¡y muerte de cruz! (Filipenses 2, 8)
+ En Roma, santa Francisca, Viuda, célebre por la nobleza del linaje, santidad de vida y don de milagros.
+ En Sebaste de Armenia, el triunfo de cuarenta santos soldados de
Capadocia, que, imperando Licinio y presidiendo Agricolao, después de
las cadenas y horribles cárceles, después que les hirieron con piedras
los rostro, fueron condenados, en lo más crudo del invierno, a pasar la
noche desnudos al raso, en un estanque helado, donde, ateridos de frío,
se despedazaban los cuerpos; al fin, quebradas las piernas, consumaron
el martirio. Eran, entre ellos, Cirión y Cándido los más ilustres; pero
de todos ensalzan en sus escritos los esclarecidos triunfos san Basilio y
otros Padres. La festividad de estos Mártires se celebra el día
siguiente.
+ En Nisa, el tránsito de san Gregorio, Obispo, hijo de los santos
Basilio y Emmelia, y hermano de los santos Obispos Basilio Magno y Pedro
de Sebaste, y de la Virgen Macrina; el cual, insigne en santidad y
saber, por la defensa de la fe católica, en tiempo de Valente Emperador
Arriano, fue arrojado de su ciudad.
+ En Barcelona de España, san Paciano, Obispo, ilustre en santidad de
vida y en la predicación; el cual, en la última vejez, cuando imperaba
Teodosio, acabó su vida.
+ En Bolonia, santa Catalina, Virgen, de la segunda Orden de san
Francisco, ilustre en santidad de vida, cuyo cuerpo se venera con gran
devoción en la misma ciudad.
+ Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.
SANTA FRANCISCA ROMANA,
Viuda
Santa Francisca Romana veía siempre a su lado al Ángel Custodio. Éste se
avergonzaba y se apartaba cuando ella cometía una falta, o cuando
escuchaba conversaciones profanas. Jesús y María conversaban
familiarmente con ella. ¿Admiras estas mercedes? Sin embargo, hay algo
más admirable en la vida de Santa Francisca: su humildad y su
obediencia. Por obedecer a su marido, en el acto abandonaba sus
ejercicios de devoción. “Es –decía– dejar a Dios por Dios”. Murió en
1440.
MEDITACIÓN SOBRE LA OBEDIENCIA
I. Cuarenta años vivió Santa Francisca con su marido sin que hubiera
entre ellos la menor disensión, porque no tenía ella otra voluntad que
la de él. ¿Quieres conservar la paz en tu familia y en tu conciencia?
Obedece a los superiores que Dios te ha dado. Ve en ellos la persona de
Jesucristo; deja tus placeres, tus pasatiempos, para hacer su voluntad
en todo lo que no sea contrario a la ley de Dios. Tu obediencia será
siempre recompensada.
II. Estás con frecuencia melancólico, nunca está tu espíritu tranquilo;
¿sabes la causa? Es porque no obedeces, o porque lo haces de mala gana;
no sometes tu voluntad a la de aquellos que tienen derecho a mandarte.
Para adquirir esta virtud, debes renunciar a tu voluntad propia; cosa
difícil es, pero puedes lograrlo. ¡Qué feliz será tu vida, si no tienes
otra voluntad que la de tus superiores!
III. Es preciso, además, que sometas tu juicio al del que te manda: no
es cosa de los inferiores el discutir las órdenes de los superiores, a
menos que tengas razones para creer que son contrarias a la ley de Dios.
Jesús obedecía a María y a José, ¿y tú no puedes someter tu juicio al
juicio de tus superiores? Nunca estarás contento, tu obediencia carecerá
de vigor y de mérito, si no te habitúas a obedecer sin discutir lo que
se te ordena. Aquél que aprendió a obedecer bien, no discute las órdenes
que recibe (San Gregorio).
La obediencia.
Orad por la paz.
ORACIÓN
Oh Dios, que entre otros dones de tu
gracia, habéis concedido a la bienaventurada Francisca, vuestra sierva,
la merced de conversar familiarmente con su ángel custodio, haced,
benignamente, que, por el auxilio de su intercesión, merezcamos entrar
un día en la sociedad de estos espíritus bienaventurados. Por J. C. N.
S.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario