domingo, 4 de julio de 2021

VI DOMINGO DESPUES DE PENTECOSTÉS



VI DOMINGO DESPUES DE PENTECOSTÉS
"SEMIDUPLEX"
Gloria, Credo y prefacio de la Santísima Trinidad

«EI Señor es la fortaleza de su pueblo.» Cántico magnifico de alegría y de varonil confianza, en que, una vez más, expresa el pueblo cristiano su confianza y su seguridad. El gradual, el aleluya y el ofertorio hacen eco a este hermoso cántico de entrada. La epístola y el evangelio ponen de nuevo ante nuestros ojos nuestra condición de bautizados: ¡Muertos al pecado por el bautismo, deberíamos vivir una vida nueva, en que no hubiese lugar alguno para el pecado; la vida de Cristo debe regular la nuestra y llevarla hacia Dios, sin ningún compromiso con la pasada esclavitud, de la que nos ha liberado. Mas sería irrealizable esta exigencia de santidad, e imposible de sostener nuestra marcha hacia Dios, Si, él no viniera en nuestra ayuda para comunicarnos la fuerza necesaria. Entre todos los socorros sobrenaturales que se nos prodigan y cuya acción bienhechora canta la misa de hoy, ocupa, el primer lugar, la eucaristía. La multiplicación de los panes, que la anunciaba, muestra el pan cotidiano de nuestra vida cristiana, el alimento sustancial que ha de sostener nuestras fuerzas para seguir a Cristo «sin desfallecer en el camino».
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Después de invocar el auxilio del Altísimo en el Introito, y de haber pedido el aumento de la virtud de religión en la Colecta, nos recuerdan la Epístola la dignidad de los que hemos sido bautizados. Cuantos hemos sido bautizados en Jesucristo, lo hemos sido con la representación de su muerte. Como si dijera: todos sus los que os gloriáis del nombre cristiano recibido en el Bautismo, reconoced que esta gracia la debéis a la muerte de Jesucristo. El Bautismo nos ha constituido miembros de Jesucristo.. ¿Puede darse mayor dignidad? Pero si somos miembros de Cristo hemos de vivir como vive Cristo, es decir, una vida santa, una vida pura, una vida exenta de todo pecado. Para vivir unidos con Cristo, recordemos que la Eucaristía es el alimento de nuestras almas. No basta oída la palabra divina, es necesario comer el  Pan del cielo, que es Cristo. Esto sin duda quiere señalarnos la iglesia al proponernos en el Evangelio el milagro de la multiplicación de los panes. Después que Cristo, instruyó a los pueblos que le seguían les dio el alimento nutritivo del pan. Así nosotros, después de haber escuchado las palabras del divino Maestro, acerquémonos al banquete eucarístico para que nuestras almas tengan virtud para practicar nuestros deberes de cristianos, de miembros de Jesucristo.

INTROITO Salmo 27, 8-9. 1
DÓMINUS FORTÍTUDO plebis suæ, et protéctor salutárium Christi suæ est: salvum fac populum tuum, Dómine, et bénedic hereditáti tuæ, et rege eos usque in sǽculum. V/. Ad te Dómine, clamábo, Deus meus, ne síleas a me: ne quando táceas a me, assimilábor descendéntibus in lacum. Glória Patri. Dóminus fortítudo.
EL SEÑOR es la fortaleza de su pueblo; es un castillo de salvación para su ungido. Salva, Señor, a tu pueblo, y bendice a tu heredad, y rígelos siempre.  V/. A ti, Señor, clamo; no te hagas sordo a mis ruegos, Dios mío. No calles, no sea que me asemeje a los que bajan al sepulcro V/. Gloria al Padre.

COLECTA
La acción de Dios acompaña al hombre en todos sus caminos y aumenta constantemente el bien que en él ha creado, y, una vez aumentado, le protege. He ahí la gran providencia divina, llena de vigilante bondad.
DEUS VIRTUTUM, cujus est totum quod est óptimum: ínsere pectóribus nostris amórem tui nóminis, et præsta in nobis religiónis augméntum; ut, quæ sunt bona, nútrias, ac pietátis stúdio, quæ sunt nutríta, custódias. Per Dóminum.
OH DIOS de la fortaleza, fuente de toda perfección el bien  que en nosotros hay, y merced a nuestro fervor, guardes esos mismos bienes que en nosotros has ido regando con tu gracia. Por nuestro Señor Jesucristo.

EPÍSTOLA Romanos 6, 3-11
Al unirse los fieles a Cristo por medio del bautismo, se transforman en un ser nuevo que, bajo pena de repudio, debe conformar su vida a la de su cabeza.
LÉCTIO EPÍSTOLÆ BEÁTI PAULI APÓSTOLI AD ROMANOS.
Fratres: Quicúmque baptizáti sumus in Christo Jesu, in morte ipsíus baptizáti sumus. Consepúlti enim sumus cum illo per baptísmum in mortem: ut quómodo surréxit Christus a mórtuis per glóriam Patris, ita et nos in novitáte vitæ ambulémus. Si enim complantáti facti sumus similitúdini mortis ejus: simul et resurrectiónis érimus. Hoc sciéntes, quia vetus homo noster simul crucifíxus est: ut destruátur corpus peccáti, et ultra non serviámus peccato. Qui enim mórtuus est, justificátus est a peccato. Si autem mórtui sumus cum Christo: crédimus quia simul étiam vivémus cum Christo: scientes quod Christus resúrgens ex mórtuis, jam non móritur, mors illi ultra non dominábitur. Quod enim mórtuus est peccáto, mórtuus est semel: quod autem vivit, vivit Deo. Ita et vos existimáte, vos mórtuos quidem esse peccáto, viventes autem Deo, in Christo Jesu, Dómino nostro.
LECTURA DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS ROMANOS.
Hermanos: Todos los que hemos sido bautizados en Jesucristo, lo hemos sido en su muerte. Hemos quedado sepultados con él, por el bautismo que nos sumerge en su muerte, a fin de que como Cristo resucitó de entre los muertos por el poder del Padre, también nosotros vivamos vida nueva. Porque si fuimos injertados en él por medio de la semejanza de su muerte, lo seremos también por la de su resurrección. Sabemos bien que nuestro hombre viejo ha sido crucificado con él, para que sea destruido el cuerpo de pecado, y no sirvamos ya más al pecado. Pues el que muere, se libera del pecado, Y si estamos muertos con Cristo, creemos que viviremos también con Cristo. Sabemos que Cristo, resucitado de entre los muertos, ya no muere, ya no tiene la muerte dominio sobre él. Su muerte fue muerte al pecado, una vez para siempre; su vida es una vida para Dios. Así, vosotros, consideraos muertos al pecado, más vivos ya para Dios, en Jesucristo nuestro Señor,

GRADUAL Salmo 89, 13. 1
CONVÉRTERE, Dómine aliquántulum, et deprecáre super servos tuos. V/. Dómine refúgiam factus est nobis, a generatióne et progénie.
VUÉLVETE, Señor, un poco, y atiende a los ruegos de tus siervos. V/. Tú has sido, Señor, nuestro refugio de generación en generación,

ALELUYA Salmo 30, 2-3
ALLELÚJA, ALLELÚJA. V/. In te, Dómine, sperávi, non confúndar in ætérnum: in justítia tua libera me, et éripe me: inclína ad me aurem tuam, accélera, ut erípias me. Allelúja.
ALELUYA, ALELUYA. V/. En ti, Señor, busco amparo, no sea confundido para siempre. Líbrame por tu justicia, y sálvame; inclina a mí tu oído, corre a librarme. Aleluya.

EVANGELIO Marcos 8, 1-9
“Sostenido Elías por el alimento que le dio un ángel, caminó durante cuarenta días: más vosotros, si os alimenta Jesús, marcharéis hasta llegar a la patria que habitan los santos” San Ambrosio
SEQUÉNTIA SANCTI EVANGÉLII SECÚNDUM MARCUM.
In illo témpore: Cum turba multa esset cum Jesu, nec habérent quod manducárent, convocátis discípulis, ait illis: "Miséreor super turbam: quia ecce iam tríduo sústinent me, nec habent quod mandúcent: et si dimísero eos jeiúnos in domum suam, defícient in via: quidam enim ex eis de longe venérunt." Et respondérunt ei discípuli sui: "Unde illos póterit hic saturáre pánibus in solitúdine?" Et interrogávit eos: "Quot panes habétis?" Qui dixérunt: "Septem." Et præcépit turbæ discúmbere supra terram. Et accípiens septem panes, grátias agens fregit et dabat discípulis suis, ut appónerent, et apposuérunt turbæ. Et habébant piscículos paucos: et ipsos benedíxit, et jussit appóni. Et manducavérunt, et saturáti sunt, et sustulérunt quod superáverat de fragméntis, septem sportas. Erant autem qui manducáverunt, quasi quáttuor míllia: et dimisit eos.
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS.
En aquel tiempo: Hallándose una inmensa turba en torno a Jesús y no teniendo qué comer, llamó a sus discípulos, y les dijo: Lástima me da esta multitud, porque tres días hace que me siguen, y no tienen qué comer, y si los envío a sus casas en ayunas, desfallecerán en el camino, pues algunos han venido de lejos. Respondiéronle sus discípulos: ¿Quién será capaz de procurarles pan abundante en esta soledad? Y les preguntó: ¿Cuántos panes tenéis? Respondieron: Siete. Mandó entonces a la gente sentarse en el suelo, Y tomando los siete panes, dio gracias y los partió, y dio a sus discípulos para que los distribuyesen entre las gentes; y se los repartieron. Como tenían algunos pececillos, bendíjolos también, y mandó distribuírselos. Comieron hasta saciarse, y de las sobras se recogieron siete cestos, siendo los que habían comido como cuatro mil; y los despidió

Se dice Credo

OFERTORIOSalm. 16.5-7
PÉRFICE GRESSUS meos in sémitas tuis, ut non moveántur vestígia mea: inclína aurem tuam, et exáudi verba mea: mirífica misericórdias tuas, qui salvos facis sperántes in te, Dómine.
AFIANZA MIS PASOS en tus sendas, para que no vacilen mis pies. Préstame atención y oye mis palabras; haz que brillen en mí tus misericordias, pues salvas a los que esperan en ti, Señor.

SECRETA
PROPITIÁRE, Dómine, supplicatiónibus nostris, et has pópuli tui oblatiónes benignus assúme: et ut nullíus sit írritum votum, nullíus vacua postulátio, præsta; ut, quod fidéliter pétimus, efficáciter consequámur. Per Dóminum.
MUÉSTRATE, Señor, propicio a nuestros ruegos, y acepta benigno estas ofrendas de tu pueblo; y para que ningún anhelo sea fallido y ninguna oración desatendida, haz que consigamos eficazmente lo que con fe pedimos. Por nuestro Señor.

PREFACIO
VERE DIGNUM et iustum est, æquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens ætérne Deus: Qui cum unigénito Fílio tuo, et Spíritu Sancto, unus es Deus, unus es Dóminus: non in uníus singularitáte persónæ, sed in uníus Trinitáte substántiæ. Quod enim de tua gloria, revelánte te, crédimus, hoc de Fílio tuo, hoc de Spíritu Sancto, sine differéntia discretiónis sentimus. Ut in confessióne veræ sempiternáeque Deitátis, et in persónis propríetas, et in esséntia únitas, et in majestáte adorétur æquálitas. Quam laudant Angeli atque Archángeli, Chérubim quoque ac Séraphim: qui non cessant clamáre quotídie, una voce dicéntes:

 
EN VERDAD es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias en todo tiempo y lugar, Señor, santo Padre, omnipotente y eterno Dios, que con tu unigénito Hijo y con el Espíritu Santo eres un solo Dios, un solo Señor, no en la individualidad de una sola persona, sino en la trinidad de una sola sustancia. Por lo cual, cuanto nos has revelado de tu gloria, lo creemos también de tu Hijo y del Espíritu Santo, sin diferencia ni distinción, De suerte, que confe­sando una verdadera y eterna Divinidad, adoramos la propiedad en las personas, la unidad en la esencia, y la igualdad en la majestad, la cual alaban los Ángeles y los Arcángeles, los Querubines y  los Serafines, que no cesan de cantar a diario, diciendo a una voz.

COMUNIÓN Salmo 26.6
CIRCUÍBO, et immolábo in tabernáculo ejus hóstiam jubilatiónis: cantábo, et psalmum dicam Dómino.
RODEARÉ tu altar e inmolaré en tu santo templo víctimas de júbilo; cantaré y, entonaré un salmo al Señor.

POSCOMUNIÓN
REPLÉTI SUMUS, Dómine, munéribus tuis: tríbue, quǽsumus; ut eórum et mundémur efféctu, et muniámur auxílio. Per Dominum.
YA QUE hemos sido colmados de tus dones, haz, Señor, que quedemos limpios mediante su virtud y fortalecidos con su auxilio. Por nuestro Señor.

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