El título de esta conmemoración, proviene del verbo latino invenio, que se traduce como hallar o encontrar.
En el sexto año de su reinado, el Emperador Constantino se enfrenta contra los bárbaros a orillas del Danubio. Se considera imposible la victoria a causa de la magnitud del ejército enemigo.
Una noche Constantino tiene una visión: en el cielo se apareció brillante la Cruz de Cristo y encima de ella unas palabras, "In hoc signo vinces" ("Con esta señal vencerás"). El emperador hizo construir una Cruz y la puso al frente de su ejército, que entonces venció sin dificultad a la multitud enemiga. De vuelta a la ciudad, averiguado el significado de la Cruz, Constantino se hizo bautizar en la religión cristiana y mandó edificar iglesias en Roma y Trier.
INTROITO
Debemos gloriarnos en la Cruz de Nuestro Señor Jesucristo, en quien está nuestra salvación, vida y resurrección; y por el cual hemos sido salvados y liberados, aleluya, aleluya. Dios se apiade de nosotros y nos bendiga, haga que su rostro brille sobre nosotros y use la misericordia para con nosotros. Gloria al Padre…
COLECTA
Oh Dios, que en el glorioso hallazgo de la Cruz, portadora de la salvación, renovaste los misterios de tu Pasión, concédenos que, por el precio del leño de la vida, alcancemos los sufragios de la vida eterna.
Conmemoración del III Domingo de Pascua
Oh Dios, que muestras a los que yerran, la luz de tu verdad, para que puedan retornar al camino de la justicia; da, a todos los que hacen profesión de cristianos, la gracia, de rechazar lo que se opone a ese nombre, y de seguir lo que concuerda con Él.
EPÍSTOLA.
De la Carta de San Pablo a los filipenses, II: 5-11: Tened en vuestros corazones los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús; el cual, siendo su naturaleza la de Dios, no miró como botín el ser igual a Dios, sino que se despojó a sí mismo, tomando la forma de siervo, hecho semejante a los hombres. Y hallándose en la condición de hombre se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de Cruz. Por eso Dios le ensalzó y le dio el nombre que es sobre todo nombre, para que toda rodilla en el cielo, en la tierra y debajo de la tierra se doble en el nombre de Jesús, y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
ALELUYA:
Aleluya, Aleluya. Decid a todos los pueblos que el Señor reinó desde la Cruz. Aleluya. Dulces clavos, dulce leño, que llevan un peso tan suave. Oh Cruz, sólo Tú fuiste digna de sostener al Señor y Rey del cielo. Aleluya.
EVANGELIO
Del Evangelio según San Juan, 3: 1-15: Había un hombre de los fariseos, llamado Nicodemo, principal entre los judíos. Vino de noche a encontrarle y le dijo: “Rabí, sabemos que has venido de parte de Dios, como maestro, porque nadie puede hacer los milagros que Tú haces, si Dios no está con él.” Jesús le respondió: “En verdad, en verdad te digo, si uno no nace de lo alto, no puede ver el reino de Dios.” Nicodemo le dijo: “¿Cómo puede nacer un hombre, siendo viejo? ¿Puede acaso entrar en el seno de su madre y nacer de nuevo?” Jesús le respondió: “En verdad, en verdad te digo, si uno no nace del agua y del espíritu, no puede entrar en el reino de los cielos. Lo nacido de la carne, es carne; y lo nacido del espíritu, es espíritu. No te admires de que te haya dicho: “Os es necesario nacer de lo alto.” El viento sopla donde quiere; ni oyes su sonido, pero no sabes de donde viene, ni adónde va. Así acontece con todo aquel que ha nacido del espíritu.” A lo cual Nicodemo le dijo: “¿Cómo puede hacerse esto?” Jesús le respondió; “¿Tú eres el doctor de Israel, y no entiendes esto? En verdad, en verdad te digo: nosotros hablamos lo que sabemos, y atestiguamos lo que hemos visto, y vosotros no recibís nuestro testimonio. Si cuando os digo las cosas de la tierra, no creéis, ¿cómo creeréis si os digo las cosas del cielo? Nadie ha subido al cielo, sino Aquel que descendió del cielo, el Hijo del hombre. Y como Moisés, en el desierto, levantó la serpiente, así es necesario que el Hijo del hombre sea levantado. Para que todo el que cree tenga en Él vida eterna.”
OFERTORIO
La diestra del Señor ha manifestado su poder; la diestra del Señor me ha exaltado: no moriré, porque vivo para narrar las obras de Dios, aleluya.
SECRETA.
Acepta aplacado, Señor, el sacrificio que te inmolamos, para que nos libre de todas las calamidades de las guerras y por el estandarte de la Santa Cruz de tu Hijo, nos fortalezca en la seguridad de tu protección para erradicar las insidias del poder del enemigo.
Conmemoración del III Domingo de Pascua
Haz, Señor, que nos sea dado en estos Misterios aquello con que, mitigando los deseos terrenos, aprendamos a amar los celestes.
Prefacio de la Pasión y la Santa Cruz
Latín:
Vere dignum et justum est, æquum et salutare, nos tibi semper, et ubique gratias agere: Domine sancte, Pater omnipotens, æteme Deus. Qui salutem humani generis in ligno Crucis cunstituisti: ut unde mors oriebatur, inde vita resurgeret: et qui in ligno vincebat, in ligno quoque vinceretur: per Christum Dominum nostrum. Per quem majestatem tuam laudant Angeli, adorant Dominationes, tremunt Potestates. Cæli, cælorumque Virtutes, ac beata Seraphim, socia exsultatione concelebrant. Cum quibus et nostras voces, ut admitti jubeas, deprecamur, supplici confessione dicentes:
Sanctus, Sanctus, Sanctus
Castellano:
En verdad es digno y justo, equitativo y saludable, que en todo tiempo y lugar te demos gracias, Señor santo, Padre todopoderoso, Dios eterno. Que pusiste la salvación del género humano en el árbol de la Cruz, para que de donde salió la muerte, de allí renaciese la vida, y para que, el que venció en un árbol, en un árbol fuese también vencido, por Cristo Nuestro Señor. Por Quien los Ángeles alaban a tu Majestad, las Dominaciones la adoran, tiemblan las Potestades; los Cielos y la Virtudes de los cielos, y los bienaventurados Serafines la celebran con recíproca alegría. Te rogamos que, con sus alabanzas, recibas también las nuestras, cuando te decimos con humilde confesión:
Santo, Santo, Santo
COMUNIÓN.
Por la señal de la santa Cruz, líbranos, Dios, de nuestros enemigos, aleluya.
POSCOMUNIÓN.
Restaurados con el manjar celestial y fortalecidos con la bebida espiritual, te rogamos, Dios Todopoderoso, que nos defiendas del maligno enemigo, a los que hiciste triunfar por el madero de la Santa Cruz de tu Hijo, armadura de justicia para la salvación del mundo.
Conmemoración del Domingo III de Pascua
Te suplicamos, Señor, hagas que, los Sacramentos que hemos recibido, nos restauren con alimentos espirituales, y nos protejan con corporales auxilios.
Ultimo evangelio
(San Juan, XVI, 16-22)
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Un poco de tiempo y ya no me veréis: y de nuevo un poco, y me volveréis a ver, porque me voy al Padre. Entonces algunos de sus discípulos se dijeron unos a otros: ¿Qué es esto que nos dice: Un poco, y ya no me veréis; y de nuevo un poco, y me volveréis a ver y: Me voy al Padre? Y decían: ¿Qué es este poco de que habla? No sabemos lo que quiere decir. Mas Jesús conoció que tenían deseo de interrogarlo, y les dijo: Os preguntáis entre vosotros qué significa lo que acabo de decir: Un poco, y ya no me veréis, y de nuevo un poco, y me volveréis a ver. En verdad, en verdad os digo, vosotros vais a llorar y gemir, mientras que el mundo se va a regocijar. Estaréis contristados, pero vuestra tristeza se convertirá en gozo. La mujer, en el momento de dar a luz, tiene tristeza, porque su hora ha llegado; pero cuando su hijo ha nacido, no se acuerda más de su dolor, por el gozo de que ha nacido un hombre al mundo. Así también vosotros tenéis ahora tristeza, pero Yo volveré a veros, y entonces vuestro corazón se alegrará y nadie os podrá quitar vuestro gozo.
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