SAN FÉLIX
DE VALOIS
Confesor
n. abril de 1127 en Valois, Francia;
† 4 de noviembre de 1212 en Picardía, Francia
Aquellos a quienes Dios tiene previstos, también los predestinó para ser conformes a la imagen de su Hijo. (Romanos 8, 29)
+ San Félix de Valois, Presbítero y Confesor, que fue Fundador de la Orden de la santísima Trinidad, Redención de cautivos, y el 4 de Noviembre durmió en el Señor.
+ En Persia, el martirio de los santos Nersas, Obispo, y sus Compañeros.
+ En Mesina de Sicilia, los santos Mártires Ámpelo y Cayo.
+ En Turín, los santos Mártires Octavio, Solutor y Adventor, soldados de la legión Tebea; los cuales, peleando por Cristo egregiamente, fueron coronados del martirio siendo Emperador Maximiano.
+ En Cesarea de Palestina, san Agapio, Mártir, el cual, de orden del Emperador Galerio Maximiano, condenado a las fieras y no siendo herido de ellas, le colgaron de los pies unas piedras y le sumergieron en el mar.
+ En Doróstoro de la Misia inferior, san Dasio, Mártir, el cual, en las fiestas Saturnales, no queriendo consentir en sus deshonestidades, fue muerto de orden del Presidente Basso.
+ En Nicea de Bitinia, los santos Mártires Eustaquio, Tespesio y Anatolio, en la persecución de Maximiano.
+ En Heraclea de Tracia, los santos Mártires Basso, Dionisio, Agapito y otros cuarenta.
+ En Inglaterra, san Edmundo, Rey y Mártir.
+ En Constantinopla, san Gregorio de Decápolis, que padeció muchos trabajos por el culto de las sagradas Imágenes.
+ En Milán, san Benigno, Obispo, el cual, durante una gran irrupción de los bárbaros, gobernó con suma constancia y religión la Iglesia a él confiada.
+ En Chalons de Francia, san Silvestre, Obispo, que el año cuarenta y dos de su sacerdocio, lleno de días y de virtudes, pasó al Señor.
+ En Verona, san Simplicio, Obispo y Confesor.
+ En Hiloesheim de Sajonia, san Bernardo, Obispo y Confesor, que fue puesto por el Papa Celestino III en el catálogo de los Santos.
+ Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.
SAN FÉLIX DE VALOIS
Confesor
Según las tradiciones de la Orden de la Merced, San Félix de Valois, nacido en 1127 y educado por San Bernardo, dio muestras desde su más tierna infancia de una gran caridad para con los pobres, hasta el extremo de despojarse de sus vestiduras para vestirlos con ellas. Ordenose de sacerdote y, después de su primera misa, se retiró a la soledad. Allí fue donde San Juan de Mata fue a buscarlo por inspiración divina, para trabajar con él en la fundación de la Orden de la Redención de los cautivos. La Santísima Virgen lo honró a menudo con sus visitas; un ángel le advirtió sobre la hora de su muerte, que acaeció el año 1212, a edad muy avanzada.
MEDITACIÓN
SOBRE LA IMITACIÓN DE JESUCRISTO
I. Jesús llevó una vida humilde y escondida en la casa de San José. La obediencia, la humildad y el amor a la soledad, tales fueron las virtudes con las cuales se preparó para la predicación del Evangelio; tales son también las virtudes que debemos practicar siguiendo su ejemplo. Oh mi divino Maestro, ¿cómo amaría yo el retiro, la humildad y la obediencia? ¡Quisiera aparecer siempre con brillo, mandar siempre y nunca obedecer! ¿Es esto imitaros?
II. Jesús salió de esta vida oculta para trabajar en la salvación de los hombres; pero los hombres le devolvieron mal por bien y lo cargaron de oprobios. Si quieres caminar por las huellas de Jesús, prepárate a recibir ultrajes de aquellos mismos por cuya salvación trabajes. No te quejes; no eres mejor que Jesucristo; ¡Él fue llevado a la muerte por aquéllos a quienes quería conducir al cielo! Cuando sufras, di con San Ignacio, mártir, cuando se vio encadenado: Ahora comienzo a convertirme en discípulo de Jesucristo.
III. Mira, en fin, a Jesús en el Calvario: allí nos ha dado el último y más útil ejemplo de paciencia. Yo quiero contemplarte todo el resto de mi vida, oh Amor mío crucificado; ¿de qué habría de afligirme viéndote en la cruz? ¿qué habría de temer considerando que has muerto por mí? Si rehúsas los sufrimientos, ¿por qué desear el cielo? Dios castiga a todo hijo que destina a su reino; ¡ni siquiera ha perdonado a su Unigénito! (San Agustín).
La meditación de la Pasión
Orad por la conversión de los infieles.
ORACIÓN
Oh Dios, que os habéis dignado llamar milagrosamente a San Félix, vuestro confesor, en su soledad para el santo empleo del rescate de los cautivos, haced benignamente que, libres por vuestra gracia de la servidumbre de nuestros pecados, lleguemos a la patria celestial. Por J. C. N. S.
Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. – Tomo IV, Patron Saints Index.
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