XVII DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS
II clase, verde
Gloria, Credo y prefacio de la Santísima Trinidad
"Amarás al Señor tu Dios, y al prójimo como a ti mismo". He ahí el precepto del amor de Dios y del prójimo, del amor práctico que la Epíslola y el Evangelio nos inculcan. En amar a Dios y a los hermanos consiste toda la ley y los profetas.
La fe en Dios, que se comunica a los hombres y los consagra a un mismos destino sobrenatural, fundamente la caridad fraterna.
Practicándola podremos exclamar algún día con Tobías, a1 recobrar la vista del cuerpo y atisbar con los ojos sobrenaturales del alma la dicha del reino mesiánico: "Oh Jerusalén! Con luz espléndida brillarás, y todos los confines de la tierra te adorarán. Naciones de muy lejos vendrán ti y, trayendo presentes adorarán en ti al Señor... Todas las plazas serán pavimentadas con piedras blancas y puras, y se cantará en tus calles: ¡Aleluya!...".
Tal es la Jerusalén celestial, y aun el reino de Dios en la tierra, la Iglesia santa, católica, apostólica y romana. "Quien la bendice será bendito." Todos sin excepción son llamados a ella para "formar un solo cuerpo" el cual va animado de "un solo Espíritu " que es el mismo Espíritu Santo, infundido el día de Pentecostés: "Todos tenemos una misma esperanza, una fe, un bautismo". (Ep.).
Cristo Jesús, su divino fundador y cabeza, que el día de su Ascensión puso a sus enemigos por peana de sus pies, a modo de los antiguos vencedores, "sea bendito en los siglos de los siglos". (Ep.)
...
Los juicios de Dios son siempre justos: ya sea que confunda a los orgullosos, ya que exalte a los humildes (Introito) por eso le pedimos que haga resplandecer sobre nosotros su infinita misericordia. Pero el obstáculo más grande que se opone a que lo experimentemos es la envidia del maligno espíritu. Unámonos a las oraciones a las de la Iglesia (colecta), que implora esta asistencia sobrenatural que tanto necesitamos para evitar el contagio impuro del diablo. San Pablo nos exhorta (Epístola) a que obremos dignamente según la vocación a que hemos sido llamados, es decir, que procuremos la caridad y unión con nuestros hermanos. Para que reine esta unión y amor, nos recuerda la necesidad de tres virtudes: la humildad, la mansedumbre y la paciencia.
La humildad, haciéndonos conocer nuestros propios defectos, hará que nos pospongamos a todos; la mansedumbre y la paciencia nos darán más fuerzas para sobrellevar benignamente las imperfecciones de nuestros próximos, y así siempre viviremos en paz y unión con ellos, cumpliendo el precepto del amor al prójimo, que nos recuerda hoy el santo Evangelio.
TEXTOS DE LA SANTA MISA
INTROITO Salmo 143, 137. 124. 1
JUSTUS ES, Dómine, et rectum judícium tuum: fac cum servo tuo secúndum misericórdiam tuam. V/. Beáti immaculáti in via: qui ámbulant in lege Dómini. V/. Glória Patri. | JUSTO SOIS, Señor, y rectos vuestros juicios: mostrad con vuestro siervo vuestra gran misericordia. V/. Dichosos los que viven sin pecado; los que observan la ley del Señor. V/. Gloria al Padre. |
COLECTA
DA, QUǼSUMUS, Dómine, pópulo tuo diabólica vitáre contágia: et te solum Deum pura mente sectári. Per Dominum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia saecula saeculorum. Amen. | DA, SEÑOR, a tu pueblo, evitar las asechanzas del demonio, y seguirte a ti, único Dios, con puro corazón. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén. |
EPISTOLA Efesios 4, 1-6.
Fundamento de la caridad fraterna son los lazos que nos unen a Dios en Cristo. El creador de esta unión y la fuente viva de la caridad es el Espíritu Santo.
LÉCTIO EPÍSTOLÆ BEÁTI PAULI APÓSTOLI AD EPHÉSIOS. Fratres: Obsecro vos ego vinctus in Dómino, ut digne ambulétis vocatióne qua vocáti estis, cum omni humilitáte, et mansuetúdine, cum patiéntia subportántes ínvicem in caritáte, sollíciti serváre unitátem spíritus in vínculo pacis. Unum corpus, et unus spíritus, sicut vocáti estis in una spe vocatiónis vestræ. Unus Dóminus, una fides, unum baptisma. Unus Deus, et Pater ómnium, qui est super omnes, et per ómnia, et in ómnibus nobis. Qui est benedíctus in sǽcula sæculórum. Amen. R/. Deo gratias. | Lección de la carta del Apóstol San Pablo a los Efesios |
GRADUAL Salmo 32, 12. 6.
BEÁTA GENS, cujus est Dóminus Deus eórum: pópulus, quem elégit Dóminus in hereditátem sibi. V/.Verbo Dómini cæli firmáti sunt: et spíritu oris ejus omnis virtus eórum. | DICHOSA LA NACIÓN cuyo Dios es el Señor, el pueblo que él escogió por heredad. V/.La palabra del Señor hizo los cielos, el aliento de su boca, sus ejércitos. |
ALELUYA Salmo 101, 2
ALLELÚIA, ALLELUIA. V/. Dómine exáudi oratiónem meam, et clamor meus ad te véniat. Allelúja. | ALELUYA. ALELUYA. V/. Señor, escucha mi oración, que mi grito llegue hasta ti. Aleluya. |
EVANGELIO Mateo 22, 34-46
A la pregunta sobre el gran mandamiento sigue una solemne afirmación de la divinidad de Cristo. Descendiente de David por su naturaleza humana, le es muy superior por su carácter divino, como presintió el mismo David.
SEQUENTIA SANCTI EVANGELII SECUNDUM MATTHǼUM. In illo témpore: Accessérunt ad Jesum pharisǽi: et interrogávit eum unus ex eis legis doctor, temptans eum: "Magíster quod est mandatum magnum in lege?" Ait illi Jesus: "Díliges Dóminum Deum tuum ex toto corde tuo, et in tota ánima tua, et in tota mente tua. Hoc est máximum et primum mandátum. Secúndum autem símile est huic: díliges próximum tuum sicut te ipsum. In his duóbus mandátis univérsa lex pendet, et prophétæ." Congregátis autem pharisǽis, interrogávit eos Jesus, dicens: "Quid vobis vidétur de Christo? cujus fílius est?" Dicunt ei: "David." Ait illis: "Quomodo ergo David in spíritu vocat eum Dóminum, dicens: 'Dixit Dóminus Dómino meo, sede a dextris meis, donec ponam inimícos tuos scabéllum pedum tuórum'? Si ergo David vocat eum Dóminum, quómodo fílius ejus est?" Et nemo póterat respondére ei verbum: neque ausus fuit quisquam ex illa die eum ámplius interrogáre. R/. Laus tibi, Christe. | CONTINUACIÓN DEL SANTO EVANGE-LIO SEGÚN SAN MATEO. En aquel tiempo: Se acercaron los fariseos a Jesús y uno de ellos, un doctor de la ley, le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la ley?». Él le dijo: «“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente”. Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. En estos dos mandamientos se sostienen toda la Ley y los Profetas». Estando reunidos los fariseos, les propuso Jesús una cuestión: «¿Qué pensáis acerca del Mesías? ¿De quién es hijo?». Le respondieron: «De David». Él les dijo: «¿Cómo entonces David, movido por el Espíritu, lo llama Señor diciendo: “Dijo el Señor a mi Señor: siéntate a mi derecha y haré de tus enemigos estrado de tus pies”? Si David lo llama Señor, ¿cómo puede ser hijo suyo?». Y ninguno pudo responderle nada ni se atrevió nadie en adelante a plantearle más cuestiones. |
Se dice Credo.
OFERTORIO Daniel 9, 17- 19
ORÁVI DEUM meum ego Dániel, dicens: "Exáudi, Dómine, preces servi tui: illúmina fáciem tuam super sanctuárium tuum: et propítius inténde pópulum istum, super quem invocátum est nomen tuum, Deus." | YO, DANIEL, rogué a mi Dios, diciendo: Escuchad, Señor, las oraciones de vuestro siervo; ilustrad con el resplandor de vuestro rostro el santuario; y atended propicio a vuestro pueblo, sobre el cual, Dios mío, ha sido invocado vuestro Nombre. |
SECRETA
MAJESTÁTEM TUAM, Dómine, supplíciter deprecámur: ut hæc sancta, quæ gérimus, et a prætéritis nos delíctis éxuant, et futúris. Per Dominum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus, | HUMILDEMENTE ROGAMOS, Señor, a vuestra Majestad, que estos santos Misterios que celebramos nos libren de los pecados pasados y futuros. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios. |
PREFACIO DE SANTÍSIMA TRINIDAD
VERE DIGNUM et iustum est, æquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens ætérne Deus: Qui cum unigénito Fílio tuo, et Spíritu Sancto, unus es Deus, unus es Dóminus: non in uníus singularitáte persónæ, sed in uníus Trinitáte substántiæ. Quod enim de tua gloria, revelánte te, crédimus, hoc de Fílio tuo, hoc de Spíritu Sancto, sine differéntia discretiónis sentimus. Ut in confessióne veræ sempiternáeque Deitátis, et in persónis propríetas, et in esséntia únitas, et in majestáte adorétur æquálitas. Quam laudant Angeli atque Archángeli, Chérubim quoque ac Séraphim: qui non cessant clamáre quotídie, una voce dicéntes: | EN VERDAD es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias en todo tiempo y lugar, Señor, santo Padre, omnipotente y eterno Dios, que con tu unigénito Hijo y con el Espíritu Santo eres un solo Dios, un solo Señor, no en la individualidad de una sola persona, sino en la trinidad de una sola sustancia. Por lo cual, cuanto nos has revelado de tu gloria, lo creemos también de tu Hijo y del Espíritu Santo, sin diferencia ni distinción. De suerte, que confesando una verdadera y eterna Divinidad, adoramos la propiedad en las personas, la unidad en la esencia, y la igualdad en la majestad, la cual alaban los Ángeles y los Arcángeles, los Querubines, que no cesan de cantar a diario, diciendo a una voz. |
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Salmo 75, 12-13
VOVÉTE, ET RÉDDITE Dómino Deo vestro omnes, qui in circúitu ejus affértis múnera: terríbili, et ei qui aufert spíritum príncipum: terríbili apud omnes reges terræ. | CUMPLID VUESTROS VOTOS y presentad los al Señor Dios vuestro, que todos en torno de Él traigan ofrendas al Dios terrible, que quita el aliento a los príncipes; al Dios terrible sobre todo rey terrenal. |
ORACIÓN POSTCOMUNIÓN
SANCTIFICATIÓNIBUS TUIS, omnípotens Deus, et vítia nostra curéntur, et remédia nobis ætérna provéniant. Per Dominum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia saecula saeculorum. Amen. | CON ESTOS MEDIOS de santificación, oh Dios omnipotente, queden curados nuestros vicios y nos procuren los celestiales remedios. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén. |
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