lunes, 20 de diciembre de 2021

20 de diciembre SAN MODESTO, PATRIARCA DE JERUSALÉN

 


Martín Bernat y Bartolomé Bermejo, Fernando I de Castilla
acoge a Sto. Domingo de Silos. Siglo XV, Museo del Prado

(1073 p. c.) Domingo nació a principios del siglo XI, en Cañas de Navarra, en los Pirineos españoles. Sus padres eran campesinos. El futuro santo vivió algún tiempo como ellos, cuidando el ganado de su padre en los valles. El pastoreo desarrolló en él el gusto por la soledad y la quietud, de suerte que pronto ingresó Domingo en el monasterio de San Millán de la Cogolla, en el que hizo grandes progresos; en efecto, se le confiaron varias obras de reforma y fue elegido superior. En el ejercicio de su cargo, entró en conflicto con su soberano, García III de Navarra, por haberse negado a entregarle ciertas posesiones del monasterio, que él reclamaba. Finalmente García expulsó a Domingo y a otros dos monjes. Fernando I de Castilla los acogió con los brazos abiertos y los envió al monasterio de San Sebastián de Silos, del que Domingo fue elegido abad. Dicho monasterio se hallaba situado en una región remota y estéril de la diócesis de Burgos y estaba en decadencia material y espiritual. Santo Domingo consiguió controlar la decadencia; poco a poco, empezó a progresar el monasterio y llegó a ser uno de los más famosos de España. Santo Domingo obró muchos milagros durante su vida; según se dice, no había enfermedad que sus oraciones no pudiesen curar. El Martirologio Romano repite la historia según la cual 300 cristianos esclavizados por los moros consiguieron la libertad invocando a Santo Domingo. Este murió el 20 de diciembre de 1073.

Los dominicos celebran particularmente a Santo Domingo de Silos, porque, según la tradición, noventa y seis años después de su muerte, se apareció a la Beata Juana de Aza, quien había hecho una peregrinación de Calaruega a su santuario, y le prometió que tendría otro hijo, quien fue nada menos que el fundador de la Orden de Predicadores. El niño recibió el nombre de Domingo, en honor del santo abad de Silos. Hasta la guerra civil de 1931, el abad de Silos solía llevar al palacio real el báculo de Santo Domingo cuando la reina iba a dar a luz, y lo dejaba junto al lecho de la soberana hasta después del parto.

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